Barrio de Vitoria

La desesperación de una vecina de Vitoria: «No puedo vender mi local porque me lo han okupado»

La llamada de una vecina fue la que le alertó de todo. «Me preguntó si había alquilado o vendido ya el bar. Al decirle que no, me avisó de que llevaba días escuchado ruidos y gente hablando. Entonces llamé a la Ertzaintza y acudimos al local». Los agentes confirmaron los peores presagios. «Había cuatro chavales dentro. Estaban viviendo porque tenían varias bolsas de basura, ropa tendida, sofás, camas... Ya no podían sacarles», se lamenta, tras interponer «dos denuncias» confiando en poder desalojarles.

Lo siguiente que hizo fue retirar el anuncio que habían publicado ese mismo mes en internet. «Mi hermano se encargó de moverlo para alquilarlo o venderlo. Ese verano lo habíamos limpiado de arriba a abajo para mostrar fotos que pudiesen atraer a más interesados». Y surtió efecto. «Nos llamaron cinco personas que lo querían ya. Les tuvimos que rechazar porque no podíamos entregársela. Y suerte que habíamos cortado antes la luz y el agua, aunque cuando hemos pasado por ahí hemos visto que había luz, no sabemos cómo».

«La Policía viene a diario»

El bar es ahora tema de debate en el barrio. El pasado martes la asociación vecinal Aranako celebró una asamblea para tratar de buscar una solución al «problema de convivencia» que los okupas están provocando. Los residentes relataron episodios sufridos: desde robos en camarotes, hasta hurtos en comercios, pasando por la desaparición de bicis aparcadas en la calle o el «miedo» que la gente tiene al volver de noche a casa. «La Policía tiene que acudir día sí, día también», denunciaron los residentes.

Dori tomó entonces la palabra de forma espontánea para explicar que está luchando para sacarles de ahí y que siente el daño que están generado en el barrio. Porque pese a haber hecho todo lo que está en sus manos, el hecho de que el foco sea su bar «me hace sentir culpable». No obstante, los Servicios Sociales y vecinos del barrio mantienen el trabajo de calle que vienen desarrollando, hablando directamente con los okupas para tratar de encontrar una salida a su situación, tanto de ellos como del barrio.

Ahora, Dori teme también por lo que le pueda pasar a ella. No quiere dar más datos personales para evitar que «la puedan tomarla conmigo». Porque tiene otro local en otro barrio de Vitoria y le «inquieta» que puedan hacer algo parecido. Se refiere a que se lo okupen, pero también a que le puedan entrar a robar, como ya le ha ocurrido en cuatro ocasiones. Pero no hace falta cambiar de escenario. «También temo porque en cualquier momento empiecen a hacer hogueras dentro del bar y provoquen daños al vecindario».