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Llevan pantalón corto y bolsas de deporte al hombro. Parece evidente que hoy les toca 'entreno', pero, de momento, sólo ha sudado su bolsillo. «Le voy a meter un euro al CSKA», anuncia el uno, jovencísimo, con la frente cubierta de acné. El otro asiente, ... concentrado, mientras echa un vistazo en la pantalla a equipos con nombre escalifragilístico de la Copa de Eslovenia. La escena ocurre a media tarde en un salón de juego de Aranzábal, a la vuelta de la esquina de Marianistas. Pero se repite, a diario y con levísimos matices, en buena parte de los 37 negocios relacionados con el juego que abren la persiana en Vitoria. La mayoría están estratégicamente situados, al alcance de los más jóvenes: casi una treintena de colegios vitorianos tienen un local de este tipo a tiro de piedra.
Como sí ocurre en comunidades como Castilla y León, Asturias y Cataluña, a día de hoy, no existe en Euskadi una norma específica que impida abrir un salón de juegos o un local de apuestas deportivas cerca de un colegio o un instituto. Aunque eso podría estar a punto de cambiar. Elkarrekin Podemos abrió el melón el martes al presentar en el Parlamento vasco una proposición que busca allanar el camino a una profunda reforma en la ley vasca del juego. El texto, que también se llevará a debate en el próximo pleno municipal, incluye una batería de medidas pergeñadas para atajar la incipiente ludopatía juvenil. Entre las propuestas de la formación morada, destaca la prohibición expresa de abrir un nuevo negocio de este tipo a menos de 300 metros de un centro educativo. Según ha podido comprobar EL CORREO, en Vitoria, 29 colegios ya tienen a menos de esa distancia un local donde, en el fondo, sólo se puede apostar a perder.
Tienen el acceso prohibido, pero cientos de menores, de alumnos de colegios e institutos pasan cada mañana por delante de salones de juego y casas de apuestas deportivas. Es el caso de los centros Ibaiondo, Tokieder, San Prudencio, Paula Montal, Abendaño, Unamuno, Presentación de María, Luis Elejalde, Divino Maestro, Koldo Mitxelena, Odón de Apraiz, Egibide Molinuevo, Errekabarri, Jesús Obrero, Samaniego, Los Herrán, López de Guereñu, Salburua, Niño Jesús, Santa María, Landázuri, Ramón Bajo, Marianistas, Carmelitas, Corazonistas, Ekialdea (I y II), Federico Baraibar y Adurza.
En estas mismas páginas, la asociación de madres y padres de la ikastola Abendaño denunciaba ayer que las tragaperras funcionan a toda mecha en un local de la calle México, justo delante del colegio. No es el único caso. Hay centros como el colegio Presentación de María de la calle Cruz Blanca, que están literalmente asediados por locales de juegos. Allí, en pleno barrio de Coronación, en un radio de apenas 200 metros se concentran tres de las cinco casas de apuestas deportivas que funcionan en la ciudad.
Tal y como se puede comprobar en el mapa que acompaña estas líneas, repleto de puntitos que representan a negocios relacionados con la suerte, estos locales se extienden por toda la capital alavesa como un raro 'sarampión del azar'. Pero su ubicación no es en absoluto caprichosa. En Madrid, donde desde ciertos sectores ya hablan de «pandemia de adicciones al juego», la Federación Regional de Asociaciones Vecinales demostró en un informe que estos negocios habían proliferado en los barrios más deprimidos. Allí, para los empresarios del sector la apuesta es segura.
Con matices, el patrón se repite en Vitoria. Son las zonas de tránsito como la Avenida y el Ensanche y los llamados 'barrios de oro' (Coronación, Arana, El Pilar, Zaramaga...) los que concentran la mayoría de estos locales. Mientras tanto, en Armentia, Mendizorroza y San Martín -los barrios más acaudalados de la ciudad-, no abre la persiana ni uno de estos establecimientos.
Se blanquean con nombres como 'sports bar' y se cubren sus cristaleras con grandes fotografías de deportistas de élite, la mayoría futbolistas de los principales equipos de las ciudades donde las casas de juego prueban fortuna. En Vitoria, el '1-X-2' de las apuestas deportivas le ha ganado la partida a la vieja combinación de 'trébol-cerezas-limón' de las viejas tragaperras con cinco locales donde es habitual el ir y venir de usuarios, la mayoría muy jóvenes. Las firmas Retabet y Kirolbet se reparten el negocio de las casas de apuestas en la ciudad. Ambas marcas comerciales están controladas por dos sociedades de capital vasco. La primera es propiedad de la firma Euskal Kirol Apostuak, con sede en Zamudio, mientras que detrás de la segunda se encuentra la eibarresa TeleApostuak Promotora de Juegos y Apuestas. Según los últimos datos, entre las dos ingresaron el pasado año 656 millones de euros.
37 negocios abren juego en Vitoria, según los últimos datos del Ayuntamiento. La mayoría, hasta 28, son salones de juego y cuentan con licencia de hostelería. También hay cinco casas de apuestas, concentradas en el barrio de Coronación y con presencia en la calle Francia y en Florida, a las que hay que sumar la que abrirá próximamente en el número 66 de la Avenida. Siguen funcionando tres bingos.
Adicciones Según los últimos informes del Observatorio Vasco de Adicciones, 43.000 vascos tienen un problema grave con el juego. De todos los adictos, se calcula que el 30% tienen menos de 30 años y 2% son menores de edad. Los colectivos que luchan contra la ludopatía alertan que muchos de ellos acceden al juego a través de sus propios teléfonos móviles.
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