El campo alavés, atenazado por las exigencias burocráticas de la UE, la competencia de los productos extracomunitarios o el baile mortal de precios, afronta una transformación profunda, de vida o muerte, en la que un centenar de jóvenes incorporados en los últimos cinco años están ... destinados a jugar un papel fundamental. Con formación reglada, tecnología y apoyo institucional, la renovación de cultivos y de las explotaciones ganaderas ha llegado para intentar ser competitivos con proyectos viables.
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En Álava, el número de explotaciones ha caído prácticamente a la mitad en la última década -de 3.742 a 1.979- mientras la cantidad de superficie agraria apenas se ha reducido un 3%, al pasar de 101.671 a 98.958 hectáreas, y el tamaño medio de la parcela ha aumentado de 27 a 50 hectáreas.
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José Manuel Navarro
En esta transformación del primer sector, que afecta también a la ganadería, varios productores han decidido incorporar nuevas alternativas de cultivo, especies o manejos para sustituir los métodos más tradicionales. Según el Departamento de Sostenibilidad, Medio Natural y Agricultura, que dirige Amaia Barredo (PNV), en los últimos años se comprueba un ligero aumento en el número de explotaciones forestales (35 más), núcleos zoológicos (17), hortifrutícolas (8), equino de carne, uso de pasto, cebadero, cría de caracol, ganadera-forestal o granjas de especies cinegéticas.
Esta tendencia hacia la diversificación de cultivos y actividades va a servir para «mejorar la rentabilidad de las explotaciones». Así lo cree la Administración foral, que apuesta por al aumento de superficies de patata, remolacha, olivo, frutales, frutos rojos u hortícolas extensivos en el futuro más cercano. Eso sí, incidiendo en aquellos sectores en los que se tiene una categoría excelente con la recuperación de variedades tradicionales, fomentando la calidad de los vinos y la protección de las cepas más antiguas.
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En la ganadería el cambio es aún más notable. El número de vacas lecheras se ha reducido un 19,3% -cae desde las 10.548 cabezas de 2014 a las 8.481 en la actualidad - y prácticamente esa diferencia la absorbe el cebadero para carne, que pasa de 2.686 a 5.649. En cuanto a los ovinos existe la misma tendencia, aunque no tan potente.
Cambios que en su mayoría tienen mucho que ver con la rentabilidad. Eso es muy claro en el caso concreto de las cabras. Se han triplicado el número de cabezas para uso lácteo -hace una década sólo había 354- y supone una tendencia que podría continuar en los próximos ejercicios. La leche de cabra se demanda cada vez más.
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Pero es indudable que el primer sector peina canas y eso tiene sus efectos. «La edad media de nuestras explotaciones responde a una realidad en la que muchas personas, conforme se acercan a la edad ordinaria de jubilación, prefieren continuar con la actividad redirigiendo sus producciones casi en exclusiva al cultivo de cereal, que no demanda gran cantidad de horas de trabajo y está totalmente mecanizado, siendo frecuente que personas con más de 65 años mantengan la actividad hasta bien entrados los 70 años», apunta la Diputación en una respuesta al grupo de EH Bildu en las Juntas Generales.
De ahí que se esté incentivando el relevo generacional a través de distintos programas. Esto ha servido para la incorporación de 82 personas en el último lustro a través del uso del plan de ayudas a la incorporación de jóvenes, de los cuales 22 no tenían ninguna clase de relación previa con el sector y 20 tienen títulos académicos. «Cada vez más solicitantes presentan una formación reglada previa relacionada con materias agrarias, bien con formación profesional a través de las escuelas o bien con formación universitaria en este ámbito», explican los responsables forales.
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Esa sangre nueva también trae una forma distinta de abordar la agricultura. «Los jóvenes de hoy están más y mejor preparados en el ámbito tecnológico, tienen una forma diferente de concebir la agricultura, tienen un mayor acceso a información técnica del que existía hace unas décadas», apuntan portavoces de la Diputación. «Estamos ante una transformación del sector agrario en mano de los jóvenes que se incorporan y que, sin duda, van a garantizar el mantenimiento y la competitividad de este sector a futuro», consideran .
«Nuestro objetivo es favorecer el relevo generacional y el empoderamiento de la mujer agricultora promoviendo el desarrollo humano y la mejora de las condiciones de vida de las explotaciones agrarias mediante la implementación de nuevas tecnologías, servicios mancomunados y nuevos procesos».
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