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46 años ha perdurado el misterio sobre el paradero de la escultura romana del dios Baco de Arkaia. Como adelantó ayer la web de EL CORREO, Jon Buesa la entregó el mediodía del martes al Juzgado de Instrucción número 3 de Vitoria, donde prestó declaración ... como principal sospechoso de tener en su poder esta pequeña talla desde 1976, cuando afloró en unas obras de saneamiento.
Apenas una hora después de admitir su posesión a la jueza María Elena Rodríguez, el que fuera director de Aguas de la Diputación y del Gobierno vasco, aparte de juntero y alto cargo del PNV, presentó la pieza en la tercera planta del Palacio de Justicia. Puso así el broche a una investigación iniciada por este periódico en noviembre de 2019 y que publicó el 23 de enero de este año, lo que generó un clamor en el sector arqueológico vasco y nacional, forzando a la Ertzaintza a emprender una investigación policial.
La tarde del martes, técnicos forales escoltados por ertzainas trasladaron la preciada escultura, de unos 12 centímetros de alto y 8 de ancho, al Museo de Arqueología (Bibat), donde deberán acreditar su autenticidad, como apuntan todos los indicios conocidos. El propio Buesa así lo aseguró en sede judicial. Fue un cambio de versión crucial en el caso, ya que en repetidas ocasiones había negado la mayor. Tanto a preguntas de este medio, como de la junta administrativa de Arkaia y de la Diputación alavesa había reiterado que tan sólo poseía una «copia de yeso» carente de valor.
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Sergio Carracedo
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Sin embargo, el martes en Instrucción número 3 y ayer a preguntas de este periódico, Buesa cambió diametralmente su versión. «Siempre ha estado en mi casa. Si al que la tiene no se lo preguntan, difícilmente se puede saber nada. A mí nadie me ha preguntado hasta el final», apostilló. Sin embargo, en enero, cinco meses antes de estas declaraciones, manifestó telefónicamente a EL CORREO que «yo no la tengo. Yo tengo una copia que creo que viene de una sepultura romana. No tengo más. No tengo ni idea de quién tiene la original, pero me extraña que no la tenga el museo». En este sentido, el actual presidente de la junta administrativa de Arkaia, el peneuvista Álvaro Iturritxa, incidió ayer que cuando él le reclamó la talla romana, «éste me respondía que la tenía su exmujer».
Prescrito legalmente
La auténtica cabeza de Baco dataría del siglo II y pertenecería a la ciudad romana de Suestatium, ubicación actual de Arkaia, pequeña localidad abrochada al Este de Vitoria. Su valor está por acreditarse, aunque se intuye «alto», tanto en lo arqueológico como en lo económico.
Pese a que la causa continúa bajo secreto de sumario, todo indica que la próxima verificación de la talla, de la que existen al menos dos réplicas, significaría el carpetazo legal a este enigma. «Al tratarse de un asunto de 1976, cualquier posible delito habría prescrito», coinciden varios abogados penalistas. Además, la legislación varió en 1990, sin ofrecer ningún margen legal para afrontar un asunto de esta antigüedad.
La pequeña talla de mármol apareció en 1976 en una zanja abierta para unos trabajos de saneamiento de aguas residuales de Arkaia. Buesa, ahora jubilado, era el ingeniero de obras públicas de la administración foral. Se supone que un operario la encontró y se la entregó.
A partir de este punto las versiones han diferido. «A mí esto me lo da la Diputación, la sección de Arqueología. Ha estado en mi casa y nunca nadie me ha llamado ni me lo ha pedido, hasta que vamos donde la jueza. Nunca ha estado desaparecida», insistió ayer obviando que hasta el Gobierno vasco dio por «desaparecida» la pieza. En este sentido, el consejero de Cultura, Bingen Zupiria, declaró «en paradero desconocido» la cabeza de mármol hace apenas dos meses.
Próximo destino, el Bibat
Lo único claro es que la talla desapareció del radar institucional durante más de cuatro décadas. Según ha podido saber este periódico, Buesa sí habría admitido a la jueza que él o una familiar directa la guardaron todo este tiempo en sus domicilios. Y que al poco del hallazgo dejó que la Diputación fotografiara la pieza de mármol y elaborara una réplica de yeso, que estuvo expuesta hasta 2009 con una placa referente a su familia. De ahí que fuera el principal sospechoso cuando en enero se reactivó el caso. Conocido el final feliz de este misterio, la oposición foral en pleno -PP, EH Bildu y Elkarrekin Podemos- reclamó ayer «explicaciones» al PNV por la «vergonzosa» actitud de Buesa.
A la pieza le falta el busto y parte de la cara. «Cuando nos digan que hagamos el informe comprobatorio, el tipo de material puede indicar mucho sobre la cronología», estimó Javier Fernández Bordegarai, actual jefe del servicio foral de Arqueología. Solventado ese trámite y una vez se reciba el plácet judicial, el Baco de Arkaia pasaría a engrosar el inventario del Bibat.
Porque su próxima ubicación parece cantada. La propia diputada foral de Cultura, la socialista Ana del Val, reconoció ayer que «es un bien patrimonial y su lugar no son unas manos particulares, sino el Museo de Arqueología».
6 de noviembre de 2019. Inicio de la investigación. EL CORREO comienza a indagar acerca del paradero de la escultura de Baco hallada en Arkaia en 1976. El día 18 se realiza una consulta a la Diputación, que solicita un informe jurídico.
2 de noviembre de 2021. «Asunto prescrito». Este diario pregunta a la Administración foral acerca del resultado del informe jurídico de 2019. La respuesta fue que «el asunto estaba ya prescrito» y que «no había mucho que hacer».
23 enero 2022. Publicación del caso. Bajo el título 'El extraño misterio de la cabeza de Baco hallada en Álava y ahora perdida' EL CORREO publicó la información tras haber conversado con Jon Buesa, que negó tener la pieza original.
24 enero 2022. Reacciones. El Instituto Alavés de Arqueología y la Plataforma Estatal de Arqueólogos piden que la obra sea Bien de Interés Cultural y vuelva al museo. Ramiro González y Ana del Val se comprometen a trabajar para recuperarla.
10 de febrero de 2022. Judicialización. La Diputación denuncia ante el juzgado la desaparición de la escultura. La Fiscalía abre el litigio y faculta a la Ertzaintza a investigar los hechos para su esclarecimiento. La jueza decreta el secreto de sumario.
Confirmar autenticidad. Estudio a conciencia. Una vez se reciba el mandato del Juzgado de Instrucción número 3, técnicos especializados del Bibat deberán acreditar si se trata de una pieza única o de una réplica.
¿Cuándo se expondrá en el Bibat? Ya se expuso una copia hasta 2009, cuando se retiraron de la exposición todas las réplicas. Si se autentifica, se colocará en una vitrina del Bibat como una de las piezas de mayor relevancia.
Inexistentes consecuencias legales. El ilícito cometido por Buesa tuvo lugar hace 46 años, por lo que las consecuencias legales «habrían prescrito», según coinciden varios abogados penalistas de la capital alavesa.
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