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La ciudad romana de Suestatium, que se alzó en el actual pueblo de Arkaia y donde se halló la hasta ahora desaparecida escultura de Baco, sigue emergiendo para aportar información acerca de la historia de esta parte del municipio de Vitoria. Ajenos a la ... investigación iniciada por la Fiscalía y la Ertzaintza para tratar de localizar la pieza del patrimonio alavés más buscada de los últimos tiempos, los arqueólogos han proseguido los trabajos de investigación y puesta en valor del yacimiento. Así, y gracias a la última intervención, se han producido avances en el conocimiento de la importante urbe romana que floreció en el Este de la actual capital alavesa. El último y más significativo hallazgo es «una calle porticada, un espacio abierto construido delante de una manzana en la que estaban las termas públicas y otras construcciones de gran entidad, quizá con funciones administrativas. Todo ello podría constituir el centro urbano y público de la ciudad», explican los arqueólogos Miguel Loza y Javier Niso, de la empresa Iterbide.
La «sorpresa» ha sido que ese espacio abierto «es más amplio que una calle». Los expertos sospechan que correspondería a «una gran plaza que vertebraría esa zona pública y que serviría de comunicación con las principales construcciones de la ciudad», entre las que están las termas. La plaza contaría con «un pórtico monumental», del que han hallado «gran cantidad de materiales arquitectónicos nobles, entre ellos restos de columnas, pedestales y hasta cuatro fragmentos de esculturas de gran tamaño» que pudieron presidir la zona.
A esa suntuosidad se suman otros elementos hallados como «mármoles para revestir paredes y suelos, molduras, cornisas decoradas o capiteles corintios». «Las construcciones tenían que ser de gran porte a tenor del gran tamaño que tienen los fustes de columnas y capiteles encontrados», destacan. Sin embargo, todo ello «se encuentra muy arrasado», ya que el actual pueblo de Arkaia se levanta sobre el viejo núcleo romano. «Lo mejor conservado son las termas, porque su sistema de funcionamiento es subterráneo y la piscina. Del pórtico sólo quedan en su sitio los apoyos de las columnas. El resto de elementos, fustes y capiteles, se hallan desechados y tirados en los rellenos de destrucción», explican.
La «sorpresa» ha sido que ese espacio abierto «es más amplio que una calle». Los expertos sospechan que correspondería a «una gran plaza que vertebraría esa zona pública y que serviría de comunicación con las principales construcciones de la ciudad», entre las que están las termas. La plaza contaría con «un pórtico monumental», del que han hallado «gran cantidad de materiales arquitectónicos nobles, entre ellos restos de columnas, pedestales y hasta cuatro fragmentos de esculturas de gran tamaño» que pudieron presidir la zona.
A esa suntuosidad se suman otros elementos hallados como «mármoles para revestir pare des y suelos, molduras, cornisas decoradas o capiteles corintios». «Las construcciones tenían que ser de gran porte a tenor del gran tamaño que tienen los fustes de columnas y capiteles encontrados», destacan. Sin embargo, todo ello «se encuentra muy arrasado», ya que el actual pueblo de Arkaia se levanta sobre el viejo núcleo romano. «Lo mejor conservado son las termas, porque su sistema de funcionamiento es subterráneo y la piscina. Del pórtico sólo quedan en su sitio los apoyos de las columnas. El resto de elementos, fustes y capiteles, se hallan desechados y tirados en los rellenos de destrucción», explican.
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Estos descubrimientos sirven para «tomar conciencia del tamaño y entidad» de la vieja urbe. Sin embargo, su subsuelo también alberga restos prerromanos, ya que antes de que floreciera la ciudad romana el lugar lo habitaban los caristios, de los que han encontrado estructuras de viviendas en las que no aparecen materiales romanos sino de tipo celtibérico. «Era una población no romanizada que tuvo sus primeros contactos con Roma hacia el cambio de era», concretan.
Los caristios de Arkaia fueron testigos de la llegada de los romanos y de cómo las legiones llevaron hasta las cercanías de su poblado una confortable vía que facilitaba las comunicaciones entre Asturica Augusta (Astorga) y Burdigala (Burdeos). Junto a la calzada, denominada Iter XXXIV en las guías romanas, se construyó una 'mansio», que era una estación de parada oficial por la que circulaba el correo imperial y viajeros de toda clase y condición, oficiales del Imperio e incluso el emperador. La aldea caristia acabó transformándose en la romana Suestatium, conocida así en el Itinerario Antonino que detallaba las principales rutas y lugares de parada de la época. «No era una gran aglomeración, pero era una 'civitas' romana secundaria, como cualquier otra de Hispania», explica Loza.
Venida a menos, en el medieval siglo XI, se denominó 'Arcahia'. Y ahora, 18 centurias después de su máximo esplendor, la junta administrativa apuesta por seguir explorando sus 18 hectáreas arqueológicas «porque es un punto de interés cultural e histórico enorme», argumenta su presidente, Álvaro Iturritxa. Y con ello, obtener la mayor información posible de su extensa historia para mostrarla a sus vecinos y visitantes.
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