César Piérola atiende las indicaciones del instructor Iker García durante una clase práctica. Es la primera vez que este agricultor de Treviño se pone al mando de un dron. Rafa Gutiérrez

Agricultores alaveses innovan con drones para mejorar la productividad de sus cultivos

Las academias de formación centradas en la obtención de la licencia de piloto han registrado un 'boom' de matrículas

Lunes, 16 de enero 2023, 00:28

La revolución tecnológica llega al campo. Y lo hace desde el cielo. Agricultores alaveses quieren transformar su tradicional forma de cultivar, relacionada durante décadas sobre todo al uso del tractor, para introducir los drones en las labores habituales de sus explotaciones. La apuesta por esta ... innovadora técnica es ya una realidad. Las academias de preparación para obtener la licencia de piloto de estos aparatos registran un 'boom' de campesinos matriculándose. Se abonan a esta herramienta digital porque además de permitir controlar de manera más precisa la producción a través de las cámaras multiespectrales, se convertirá en todo un aliado a la hora de realizar tareas como la de aplicar material fitosanitario, una vez se modifique la norma para permitir hacerlo desde el aire.

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César Piérola, que cuenta con una parcela en Treviño de 160 hectáreas, lo tiene claro. «Es el futuro. Va a facilitar mucho las labores, sobre todo en días de lluvia que te obligan a tener que esperar a que se seque para entrar con el tractor», comparte en mitad de la enorme parcela que acompaña esta información y en la que cultiva trigo, avena, girasol o guisantes, entre otros. En breve proyectará un cambio radical para pasar a hacer todo a vista de dron. «Descubrí esta posibilidad a través de vídeos en Internet. Pero cada vez se oye hablar más de ello en el territorio. Además del importante ahorro económico, creo que produciremos más y mejor».

En su contexto

  • 20% Es el beneficio que se calcula que al menos podría reportar el uso de drones en la producción agrícola.

  • Boom de matrículas Las academias centradas en la formación para la obtención del título de pilotos de drones han registrado un incremento de alumnos que quieren emplear la herramienta en las labores del campo. También se extiende a los ganaderos.

  • 120 metros. Es la altura máxima a la que se pueden volar estos aparatos, según la normativa de AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea). En cuanto a la distancia, el dispositivo no se podría alejar a más de un kilómetro del piloto. Para drones a partir de 250 gramos, es obligatorio obtener un título (A2, hasta 4 kilos, o STS, hasta 25 kilos) y no se puede volar a menos de 8 kilómetros de un aeropuerto sin autorización.

  • Fitosanitarios El uso de estos dispositivos ha despertado un especial interés entre los agricultores por la posibilidad de hacer un seguimiento más cercano y momentaneo del cultivo. Pero también la posibilidad de aplicar fitosanitarios. No obstante, la normativa local aún no lo permite, están a la espera de que se abra la mano.

Los profesionales del sector animan a explorar este mercado muy extendido entre arquitectos o empresas audiovisuales. Aunque, advierten: «No es sacarte el título y ya. Hay que respetar las normas. El dron no puede volar a más de 120 metros de altura ni puede alejarse a más de un kilómetro del piloto, según AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea). Pero es suficiente para el fin que se busca en las fincas», apunta José Miguel Cortés, instructor de drones en la autoescuela La Blanca.

Con drones se puede hacer un seguimiento del cultivo casi milimétrico, con las cámaras espectrales (que registran diferentes rangos de luz), pero sobre todo dan la opción de filtrar productos desde arriba. «La posibilidad de poder aplicar el material fitosanitario desde el aire es lo que más interés está despertando», apunta García. Todos aguardan que se abra la mano con la modificación de la norma. «Cuando se apruebe, las matrículas aumentarán en cascada», augura Cortés.

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Y a los títulos A2 y STS -cuenta con parte teórica y práctica- que necesitarían para tomar el control, deberían sumar los pertinentes permisos. «Deben pedir una autorización en la que detallen la tarea a realizar. En el entorno del aeropuerto deberán además mantener una comunicación fluida con la torre de control. Parece complejo, pero luego es realmente sencillo echar a volar el dron para el fin que se busca. La agricultura y ganadería podrían sacarle mucho partido», abunda Iker García, de Instituto Europa.

Y es algo que precisamente está explorando la UAGA (Unión Agroganadera de Álava). La organización ya ha movido ficha para estudiar si la utilización de esta tecnología puede reportar beneficios al sector. Para ello, en primavera se pondrá en marcha un proyecto piloto en el que se implantará la utilización del dron en las tareas del día a día de un reducido grupo, según ha podido saber EL CORREO.

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Hoja de ruta

Desde ese momento, se irán recabando datos para calibrar su impacto en la producción. Y de confirmarse lo que se augura, lo siguiente será detallar la hoja de ruta para implantarlo en el resto del sector. Y extenderlo también a otros gremios, como la ganadería. No obstante, todo depende ahora de que este novedoso plan reciba el visto bueno para acceder a la línea de ayudas de cooperación e innovación del Gobierno vasco. La organización es optimista al respecto.

Son conscientes de los múltiples beneficios que reportaría esta tecnología. «Además de dar una fotografía instantánea que permite acelerar la detección de cualquier plaga o carencia de agua por algún problema en el riego, también te facilitaría acceder a zonas espinosas. Por lo que se garantiza un control uniforme del terreno para mejorar la calidad y productividad», destaca Unai Campo, vicepresidente de UAGA. Creen que esos beneficios podrían rondar un 20% más.

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Pero además del trabajo preventivo, también subrayan el vital rol que desempeñaría en las tareas cotidianas. «Ya no haría falta el uso del tractor para aplicar el material fitosanitario al suelo. Todo ello se haría desde el aire a través del dron. Esto mejorará sustancialmente la calidad de la tierra, que no se compactaría, y la seguridad del agricultor por evitar accidentes», remarca Campo, quien con ello alude también a la economía y la comodidad del campesino.

Relevo generacional

Que la maquinaria pesada se mantuviese aparcada supondría, de manera directa, «un ahorro importante de carburante». Y de esfuerzo, porque los particulares podrían programar un circuito en sus explotaciones que después el dron completaría de forma autónoma, lo que permitiría centrarse en otras labores. La prueba piloto tratará ahora de corroborar todas estas hipótesis para así poner en marcha su implantación. El fondo de este proyecto busca presentar fórmulas que faciliten las tareas en el sector y que eso fomente el relevo generacional.

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No obstante, no es la primera vez que estos aparatos sobrevuelan el campo alavés. Hace tres años, Neiker (el instituto vasco de investigación y desarrollo agrario) empleó estos dispositivos de forma experimental para tratar pinos que arrastraban enfermedades en la zona de Murga, Luiando y Aramaio. Más recientemente, la Policía Nacional echó a volar los drones sobre los viñedos para luchar contra la explotación laboral y detectar trabajadores «ilegales». La primera operación se saldó con seis temporeros detenidos.

Las claves

  • César Piérola, agricultor «Es el futuro. Facilitará las labores, produciremos más y mejor y supondrá un importante ahorro»

  • Academias de drones «La posibilidad de aplicar fitosanitarios desde el aire es lo que más interés está despertando»

  • Uaga, unión agroganadera En primavera pondrán en marcha un proyecto piloto que recabará datos para calibrar sus beneficios

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