La capital alavesa ha recibido a lo largo de la historia muchas visitas ilustres, varias de monarcas y sólo a un par de emperadores. Mucho se ha hablado de las cinco noches que el emperador Napoleón Bonaparte pasó en Álava, pero más desconocida e ... importante fue la estancia de más de dos meses del emperador Carlos V, de la que en este 2024 se cumplen 500 años.
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Se trata de un hecho bastante ignorado, del que tuvo conocimiento el historiador y periodista vitoriano Ramón Jiménez Fraile al investigar los detalles relacionados con la primera vuelta al mundo plasmados en su último libro, 'La Vitoria de Magallanes: El lado insólito de la primera vuelta al mundo'.
«Elcano llegó con especias a Sevilla en septiembre de 1522 y en octubre se reunió con Carlos V en Valladolid. De las explicaciones del marino guipuzcoano se traza un mapa que viene a ser la primera foto de la cara oculta del mundo». Ese mapa, que desde entonces llevó consigo el joven emperador, situaba las Islas de las Especias, o sea las Molucas, en la mitad castellana del Globo, tal como había sido repartido con Portugal. Las dos potencias ibéricas mantuvieron, durante años, una pugna militar y diplomática por la propiedad de este archipiélago rico en especias, como pimienta, clavo, canela o nuez moscada, muy apreciadas y caras en esa época. «Este era el verdadero propósito de la primera circunnavegación a la Tierra, no fue una competición deportiva, sino que se trató de la Carrera de Indias en la que lo único que buscaban era el camino más corto para llegar a la llamada Especiería», aclara Jiménez Fraile.
En el proceso de investigación de su libro halló las pruebas de la presencia de Carlos V en Vitoria. «Nadie más lo había investigado en profundidad, pero duró más de dos meses, un tiempo en el que la corte imperial se instaló en una capital alavesa de unos 5.000 habitantes». Con la transcripción de las actas de esa época, realizada por la 'Asociación Histórica Vitoria 2013' «disponemos por primera vez de documentos relativos a su estancia en Vitoria, y si abres algo que ha estado cerrado 500 años está claro que salen cosas interesantes», explica.
En enero de 1524, «Vitoria se convirtió en un gran centro de poder de Europa, ya que Carlos V no sólo fue monarca de los reinos hispánicos, con sus territorios de ultramar, sino que era emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. No se nos antoja visita a la actual Vitoria que la de este emperador nacido en Gante, en la actual Bélgica», sentencia Jiménez Fraile. «Además, probablemente, nunca hubo tantos alaveses en la órbita del poder, tal y como ha podido documentar Paco Góngora».
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Los vestigios de Carlos V en Álava
Escudo imperial en la Iglesia de Santa María de Salvatierra. Fue construido en conmemoración de la estancia del emperador en Salvatierra del 3 al 5 de enero de 1524.
Escudo de armas de Carlos V en la Iglesia de San Vicente de Vitoria
Palacio de Montehermoso. Todo parece indicar que el emperador se alojó, durante su estancia en Vitoria, en el Palacio de Montehermoso, acabado de construir en 1524. Los tres blasones de la Capilla de la Milagrosa en San Vicente vendrían a corroborar esta hipótesis.
Convento de la Santa Cruz. La fachada del convento de la Santa Cruz, en la calle Pintorería, presenta el escudo de armas de Carlos V.
Estatua de Carlos V en el Salón de Plenos de las Juntas Generales de Álava, en el Palacio de la Provincia. El diputado general y los diputados forales juran o prometen sus cargos sobre el documento que contiene las Ordenanzas y Leyes con que se gobierna la provincia de Álava, confirmadas por el emperador Carlos mediante documento fechado en Valladolid en 1537..
El motivo de la estancia se debe a que Carlos V quería seguir desde Vitoria, que era uno de los principales bastiones en la frontera de Castilla, la liberación de Fuenterrabía, tomada por los franceses. Mientras estaba en Vitoria, el emperador cumplió 24 años el 29 de febrero, y durante los más de dos meses que permaneció en la capital alavesa, del 5 de enero al 7 de marzo-, recibió diversas embajadas y tomó grandes decisiones geopolíticas como concertar matrimonios estratégicos o el reparto del nuevo mundo conocido entre las dos potencias ibéricas.
Treinta años antes, con el fin de acabar con los conflictos de intereses, Castilla y Portugal habían firmado el Tratado de Tordesillas (1494) por el que se repartían de manera teórica el mundo tras el descubrimiento de América. Para ello dividieron las zonas de navegación y conquista mediante una línea trazada a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. Los castellanos se reservaban la exploración y conquista en el hemisferio Oeste, los portugueses en el Este. Todo había ido bien hasta que los intereses comunes se encontraron en Indonesia, los portugueses viniendo por India y los castellanos atravesando el Pacífico en la expedición que dio lugar a la primera vuelta al mundo.
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«Como los portugueses no habían circunnavegado el Globo, no podían rebatir la pretensión castellana de que las Molucas estuviera en el hemisferio castellano, aunque en realidad el límite estaba en Papúa Nueva Guinea», a unos 1.600 kilómetros hacia el Pacífico».
Tras una serie de episodios bélicos y encarcelamientos, Carlos V recibió en Vitoria a una embajada portuguesa para abordar la posesión de las islas. Tras arduas negociaciones, en febrero de 1524, se firmó y ratificó el Tratado de Vitoria, «a mi entender el acto más importante a nivel internacional que se ha tomado en toda la historia de esta ciudad».
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Este acuerdo estableció que cada parte designaría tres astrólogos, tres pilotos y tres navegantes para que se reunieran en la línea fronteriza de Castilla y Portugal, entre las ciudades de Badajoz y Elvas, para determinar la propiedad de las preciadas islas en base a criterios científicos. «Los dos meses que duró la Junta de Geógrafos de Badajoz-Elvas, que abordaría las consecuencias de la primera vuelta al mundo, no sirvieron para nada porque no había modo en la época de calcular la longitud terrestre; sólo se sabía calcular la latitud. Dos siglos más tarde, se supo que debían haber pertenecido a Portugal, y también se supo que los 350.000 ducados que los portugueses pagaron por las Molucas nos los debieron haber desembolsado. También eso se negoció en Vitoria, con los mismos emisarios portugueses», añade Jiménez Fraile
Estos diplomáticos lusos también discutieron en Vitoria la boda de Carlos V con Isabel, la hija del rey portugués Manuel, que será la madre de Felipe II, y también la boda de Catalina, hermana de Carlos V, con el rey de Portugal Juan III. Precisamente, «la dote que pagó más adelante España para el casamiento de Catalina con el rey de Portugal se la cobró con lo recibido de las Molucas, que debían haber sido portuguesas desde el principio», añade Jiménez Fraile.
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Del estudio de la correspondencia mantenida desde Vitoria por el diplomático vitoriano Juan de Salinas con el hermano del emperador, el archiduque Fernando de Austria, han podido descubrir que el emperador también recibió a una embajada de la Orden de San Juan de Jerusalén, que acabada ser expulsada de Malta por los turcos, y que es en Vitoria donde Carlos V decide entregar la isla de Malta a los Caballeros de la Orden de Jerusalén.
Carlos V, procedente de Pamplona, llegó a las puertas de la capital alavesa y, antes de entrar, juró los privilegios y libertades de Vitoria en presencia del alcalde, Diego Vélez de Esquíbel, tras atravesar el Portal del Rey, justo después, hizo también juramento del fuero de Álava, en presencia del diputado general, Diego Martinez de Álava. Delante del monarca «marchaba su chambelán con una espada desenvainada denominada mandoble, porque se debía portar con las dos manos». Tras él, a lomos de un pesado percherón de raza holandesa, entró el emperador de sólo 23 años, ya que cumpliría los 24 en Vitoria. El día había sido declarado festivo y el ayuntamiento instó a los vitorianos a que se vistieran con sus mejores galas e hicieran «alegrías». Para la ocasión, la ciudad movilizó entre sus habitantes y entre los de los pueblos de su jurisdicción mil hombres a pie y a caballo que escoltaron al emperador. Se emplearon «dos arrobas de pólvora» para realizar salvas de bienvenida y no se escatimó en gastos ya que en el concejo eran conscientes de la relevancia del momento. Los regidores se habían fijado el objetivo de que los fastos fueran «mucho mejor que se fizo a los Reyes Católicos e al Rey don Felipe, padre de su Majestad», subraya Ismael García-Gómez. Anteriormente, habían jurado los fueros de Álava la Reina Isabel la Católica y Felipe El Hermoso, sobrino de Isabel la Católica y padre de Carlos V. El de Carlos V, en tanto en cuanto emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, es el juramento más importante en la historia de los fueros de Álava.
Ahora, 500 años después, se han producido contactos oficiales entre el Ayuntamiento de Vitoria y el de Badajoz para promover la publicación conjunta de una edición facsímil del Tratado de Vitoria y las actas de la junta de geógrafos de Badajoz-Elvas, documentos presentados y firmados por Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón. También está previsto que viaje a Badajoz la actual exposición con los mapas de la primera vuelta al mundo que acoge la Subdelegación del Gobierno en Álava, en Olaguibel, 1, hasta este viernes y que baraja mantener en enero.
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