Getxo se sumerge en el Ibilaldia y protagoniza una edición «multitudinaria»

El Ibilaldia congregó este domingo a miles de euskaltzales en Getxo, con el objetivo de «reivindicar el proyecto educativo de las ikastolas, la cultura vasca y el sentimiento euskaldun». A pesar de que una ligera lluvia intermitente cubrió los cielos desde primera hora, la 46ª edición de la fiesta de las ikastolas vizcaínas fue «multitudinaria» y «transcurrió sin grandes incidentes» según los organizadores, que al cierre del evento se mostraron «muy contentos» con el resultado, después de haber convencido a muchas cuadrillas de amigos y familias, que no dudaron en acercarse al municipio costero a lo largo de la jornada. «Hemos venido desde Arrigorriaga, es una tradición que repetimos en cada edición. De txiki lo disfrutaba con mis aitas y ahora lo hago con mis niños. Nos gusta porque se crea muy buen ambiente y es un día especial para los euskaldunes», explicaban Olatz e Iñaki mientras empujaban un carrito en la plaza San Nicolás.

A escasos metros, Jorge, que recientemente ha vuelto tras vivir siete años en Asturias, confesaba que está tratando de recuperar el euskera que aprendió en su juventud. A este baracaldés, el plan de este domingo le pareció una «buena oportunidad» para estar con los amigos y mejorar su fluidez en el idioma vasco, mientras disfrutaba de los diferentes puestos del recorrido, los herri kirolak y los conciertos. Actividades que tampoco quisieron perderse los getxotarras Inaxio e Inés, aunque los que elegían el plan eran sus hijos Unai y Asier. «Hemos venido directamente a la campa del Puerto Viejo y a Ereaga por los talleres para niños y el espectáculo de Goazen».

Con el lema 'Txonbo', la jornada buscaba fondos para construir un nuevo edificio de Educación Infantil en la ikastola San Nikolas. Comenzó a las 10.00 en el patio del centro organizador. El presidente del centro, Unai Arzubiaga; la alcaldesa de Getxo, Amaia Agirre; la presidenta de Ibilaldia Elkartea, Josune Bañales; el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, y la diputada general, Elixabete Etxanobe, ofrecieron sendos discursos. Además, en el acto de inauguración, los asistentes pudieron disfrutar de una versión coreografiada de la canción oficial, así como de varios espectáculos protagonizados por los cabezudos y los alumnos de la escuela de música Txaramela. Ese primer espacio también contó con una oferta para todos los públicos: una comida popular, pruebas para concienciar sobre el cambio climático, hinchables, magia, manualidades, bertsolaris, DJs...

La segunda zona, la plaza San Nicolás, fue el otro espacio urbano de Ibilaldia. Y esta fue la ocasión perfecta para adentrarse en la cultura y las tradiciones de Getxo, con euskal dantzak y una variada oferta musical con grupos como Zuriketan Beltz y Bele, que pusieron a bailar a los asistentes, al tiempo que se formaban colas para pedir talos y bocadillos por cinco euros en las barras de los bajos de la biblioteca municipal. A poca distancia de allí, y tras atravesar un puesto de productos de Ibilaldia y otro de dulces vascos, en los que la venta funcionó «realmente bien», la plaza Bihotz Alai ofreció talleres de sensibilización sobre la diversidad funcional de la mano de Haszten y otras actividades para los más pequeños. Además, en el patio del batzoki hubo un mercado de artesanía y exhibiciones de deporte rural, con harrijasotzailes, aizkolaris, etc.

Una vez disfrutado el entorno urbano, tocaba bajar hacia el Puerto Viejo. En ese espacio no faltó la clásica batucada y talleres de circo y ciclismo para los más pequeños. Asimismo, a partir de las 14.00 horas, el escenario y la música en directo ganaron protagonismo, y el grupo Itziarren semeak conquistó a un público variado, con mucha presencia adolescente.

Para terminar, en la playa de Ereaga, la cuarta zona estuvo destinada a las familias, con talleres de ciencia y sostenibilidad, payasos, romería y espuma. Aunque los grandes protagonistas fueron los miembros de Goazen, que ofrecieron un concierto a las 15.30 horas, ante un público entregado que no paró de corear las canciones de sus ídolos.

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