El negociador chino para Ucrania

El Tigre Yang, el arma secreta de Pekín

Este tipo casi desconocido lleva cinco décadas trabajando para China en complejas misiones diplomáticas. Ahora es el hombre de confianza del presidente Xi Jinping en la negociación sobre Ucrania. A los 72 años, tiene el equilibrio mundial en sus manos. Lo llaman Tigre Yang y es el último de su especie.

Martes, 10 de Mayo 2022

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El vídeo del escándalo está grabado con un móvil y dura 12 segundos. Un funcionario chino le pregunta a Yang Jiechi, responsable de Relaciones Internacionales del Partido Comunista y consejero personal del presidente Xi Jinping, si ha comido. Jiechi, que va camino del primer encuentro de una delegación china con la Administración Biden en Anchorage (Alaska) en marzo del año pasado, responde: «Sí, una sopa de fideos instantánea».

El vídeo, colgado en Weibo por El Diario del Pueblo –el periódico del Partido Comunista–, tuvo 270 millones de reproducciones en horas. Y ya se conoce como el NoodleGate. ¿Cuál era el escándalo? En China, no agasajar a los invitados se considera una ofensa. Y a su máximo diplomático los americanos le habían dado ¡noodles de lata! «La falta de hospitalidad que delata el incidente encaja con la narrativa de que Estados Unidos no respeta a China», explica un experto.

Las relaciones entre Estados Unidos y China, claramente, no están en su mejor momento. Y, sin embargo, son determinantes para resolver la guerra en Ucrania, que se libra materialmente en Europa, pero geopolíticamente tiene otros dos escenarios: América y Asia.

El hombre que siempre estuvo ahí.La visita de Nixon a China en 1972, capital en el restablecimiento de las relaciones entre ambas potencias, también fue clave para Yang Jiechi. Parte del grupo de 130 jóvenes seleccionados para revitalizar la diplomacia china, marcó el inicio de su carrera diplomática. Le fue tan bien con Nixon que, en 1976, lo acompañó en un viaje privado por el país.getty images

El conflicto es un pulso entre Estados Unidos y China por la supremacía mundial, advierten los expertos. Pero también es una ventana a la lucha por apropiarse del discurso (y el poder) en el seno del Partido Comunista chino. Una batalla cada vez más enconada entre la vieja guardia y los 'lobos guerreros', la nueva generación de diplomáticos chinos que alborota las redes sociales con una retórica nacionalista y agresiva.

En mitad de este vendaval ha emergido un personaje desconocido para el gran público, a pesar de que lleva casi cincuenta años asumiendo misiones en Exteriores: es Yang Jiechi, el hombre de confianza del presidente Xi Jinping en las negociaciones sobre Ucrania.

En 2021 sorprendió al pronunciar un duro discurso contra Estados Unidos. Lo calificó de "campeón mundial de los ataques cibernéticos" y de país donde "muchos han perdido la fe en la democracia"

Tradicionalmente se considera que la diplomacia china es blanda comparada con su temible Ejército y su Seguridad del Estado implacable. Hay que ser tan ducho en el arte de nadar y guardar la ropa que Xi Jinping confía las tareas delicadas a un funcionario que lleva toda la vida haciéndolo, desde los tiempos de Richard Nixon, en los años setenta: Yang Jiechi, más conocido como Tiger Yang.

El apodo se lo puso un expresidente norteamericano, George Bush (padre). Y ahora Jiechi ha asumido el protagonismo en las conversaciones a cara de perro sobre Ucrania, por encima del ministro de Exteriores, Wang Yi. Enfrente tiene a un interlocutor igualmente duro, Jake Sullivan –el consejero de Seguridad Nacional de EE. UU–, acostumbrado a asumir el trabajo sucio para que no se manche las manos el secretario de Estado, Antony Blinken.

Un apodo presidencial. Con George Bush padre entró en contacto cuando todavía era director de la CIA y, ya como candidato a la Casa Blanca, lo acompañó como traductor en un viaje de 16 días por el río Yangtsé y el Tíbet. Siendo ya presidente ejerció como intérprete en sus conversaciones con Deng Xiaoping. Fue Bush, de hecho, quién le puso el apodo de 'El Tigre'.

Yang Jiechi nació en Shanghái en 1950. Tiene 72 años, pero parece incombustible. Ha servido a tres presidentes: Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Xi Jinping. Fue ministro de Asuntos Exteriores (2007-2013) y sigue siendo el hombre fuerte de la diplomacia china. Es un superviviente (quizá el último) de la vieja escuela. Buenos modales, un lenguaje envolvente. No se compromete nunca...

Cuenta Jiechi, de lo muy poco que cuenta de sí mismo, que aprendió la disciplina de su abuelo, que lo obligó de niño a practicar la caligrafía muchas horas al día. «No me rindo fácilmente», concluye. Estudió inglés en el instituto, pero la Revolución Cultural interrumpió su formación. Fue enviado a una fábrica de piezas eléctricas. Era 1966 y tenía 16 años. Trabajaba todo el día, pero seguía estudiando por las noches mientras sus compañeros jugaban a las cartas.

Acceso directo a la Casa Blanca.En 2001, durante la presidencia de George W. Bush,  Jiechi fue nombrado embajador en Washington. Su esposa, Le Aimei, culta y buena conversadora, sorprendió a la alta sociedad y ambas familias pasaron mucho tiempo juntos.getty images

La visita del presidente norteamericano Richard Nixon en 1972 fue decisiva para que ambos países restableciesen las relaciones pero también para Jiechi, que fue uno de los 130 jóvenes seleccionados en aquel momento para revitalizar la diplomacia. Se graduó en la Escuela de Idiomas de Shanghái y fue enviado a la Universidad de Bath (Reino Unido) y a la London School of Economics. Cuatro años más tarde acompañaría a Nixon, ya retirado, a la Gran Muralla y la Ciudad Prohibida.

También sirvió como traductor a George Bush (padre), que acababa de dejar la dirección de la CIA con vistas a emprender una carrera hacia la Casa Blanca, en un viaje de 16 días al río Yangtsé y al Tíbet. Bush quedó tan complacido con aquel enérgico traductor que lo apodó Tigre. El mote hizo fortuna.

Choque de trenes. El diplomático chino y el presidente Joe Biden han coincidido numerosas veces en su larga carrera, pero los encuentros con la actual Administración han sido conflictivos. En marzo de 2021 lanzó un agresivo discurso de 16 minutos que se volvió viral.

Jiechi se labró su reputación como negociador tras la masacre de la plaza de Tiananmen, en 1989. Fue el encargado de hacer ver a los gobiernos occidentales que aquella decisión que dejó miles de muertos tenía un sentido pragmático: evitar el caos. No le fue mal. En 2001 fue nombrado embajador de China en Washington, donde su mujer, Le Aimei, culta y buena conversadora, sorprendió a la alta sociedad. Tienen una hija, Alice, graduada en Yale.

«Si te reúnes con él en lugar privado, sin gente del Partido cerca, puedes entenderte, hacer negocios», dijo de él al Washington Post un exfuncionario de la Embajada norteamericana en Pekín. Por eso sorprendió cuando en marzo de 2021, encabezando la delegación china en el encuentro con la Administración Biden en Anchorage, se marcó un agresivo discurso de 16 minutos no previsto.

Llamó a EE. UU «campeón mundial de los ataques cibernéticos» y dijo que «muchos estadounidenses habían perdido la fe en la democracia». El discurso se hizo viral en las redes sociales chinas, aunque no tanto como su comentario de los fideos.

Sintonía con el Kremlin.En los 22 años que Putin lleva en el poder, Jiechi es uno de los diplomáticos con quien más veces se ha reunido. No es extraño que sea ahora el hombre de confianza del presidente chino Xi Jinping en las negociaciones sobre Ucrania.getty images

Después de aquella bronca, Biden y Xi Jinping estuvieron siete meses de morros, sin un canal de comunicación. Pero la guerra de Ucrania obligó a que Sullivan y Jiechi volviesen a verse las caras en Roma. Sobre la mesa, la petición de ayuda militar de Vladímir Putin. Estados Unidos asegura que Rusia solicitó a China misiles, drones y blindados.

Jiechi lo niega. «La parte china se opone a cualquier palabra y acción que desacredite la posición de China sobre Ucrania», señala. ¿Pero cuál es esa posición? «China siempre defiende el respeto de la soberanía y la integridad territorial de todos los países y el cumplimiento de los principios de la Carta de la ONU», matiza Jiechi, sin aclarar gran cosa. China no ha condenado la invasión.

La mano derecha del líder supremo. Responsable de Relaciones Internacionales del Partido Comunista y consejero personal del presidente, Jiechi responde directamente ante Xi Jinping, con quien, sin embargo, apenas hay fotos.getty images

Parag Khanna, fundador de la consultora FutureMap, ofrece su interpretación en la revista Foreign Policy: Ucrania acabará dividida, como sucedió con Alemania y Corea. «Podemos imaginar un acuerdo en el que Putin se asegura el este y un pasillo a Crimea; y el Gobierno ucraniano, el resto del país. Los refugiados regresarán para reconstruir lo que queda de su nación rota», pronostica.

Pero lo más importante está aún por decidir, advierte Khanna: «Si Putin sobrevive, también lo hace la tradición de hombres fuertes y autoritarios que resuelven sus disputas violentamente y según sus caprichos. Aunque esto es una afrenta aborrecible para el orden europeo de posguerra, no carece de precedentes en Asia, donde Putin busca cada vez más inspiración y apoyo, incluso antes de la invasión». Y es ese nuevo eje chino-ruso el que, si se consolida, desafía a Estados Unidos y a sus aliados occidentales.

Pese a la persistente influencia de diplomáticos como 'El Tigre' Yang, algo está cambiando en la diplomacia china. Y nadie como Zhao Lijian para personificar esta transformación. Lijian era un oscuro agregado de la Embajada en Pakistán que, en 2020, saltó a la fama con un tuit que propagaba una teoría conspiranoica sobre el coronavirus. «¿Cuándo empezó el paciente cero en Estados Unidos? Podría ser el Ejército estadounidense el que llevó la epidemia a Wuhan», escribió. El Departamento de Estado americano manifestó su disgusto. Pero no hubo reprimenda y su ejemplo cundió. Poco a poco se fueron sumando otros funcionarios. Nacía la diplomacia de los 'lobos guerreros', que debe su nombre a una serie de películas que vienen a ser la versión china de Rambo.

El Partido Comunista considera que esta tendencia está en sintonía con la nueva «política vigorosa» de Xi Jinping. Y lleva gastados millones de dólares para reforzar su presencia en las plataformas occidentales, al tiempo que las prohíbe en suelo chino. Ahora jalean a Putin para reclamar el espacio de influencia natural de Rusia. «Los 'lobos guerreros' han matado la gran estrategia de China. Y todos lo vamos a lamentar», advierte Sulmaan Wasif Khan, profesor de Historia de la Universidad Tufts.

A su juicio, China practicaba una política exterior que podía ser discutible, pero que era coherente con sus metas a largo plazo. «Los esfuerzos estaban dirigidos a la seguridad nacional. Ahora, el rasgo dominante es el nacionalismo beligerante».

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