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Con Lady Di ocurre como con Marilyn Monroe: nunca te cansas de mirar sus fotos y nunca acaban de aparecer imágenes inéditas. Este es un retrato de Diana Spencer que no se había publicado hasta ahora porque se trata de un descarte de la National
Portrait Gallery; es decir, parte de una sesión realizada en 1988 por el fotógrafo David Bailey, pero de la que se eligió como retrato oficial otra en la que estaba más sonriente y mirando a cámara. La foto es una de las que integran la exposición Life Through a Royal Lens, un relato fascinante sobre la relación de la familia real británica con la fotografía y cómo se ha utilizado para dar forma a su imagen pública.
La muestra, que se podrá visitar hasta el mes de octubre en el Palacio de Kensington, recorre doscientos años de historia de los Windsor a través de la lente de prestigiosos fotógrafos como Cecil Beaton, Rankin, Annie Leibovitz o Norman Parkinson. Además, el público podrá descubrir imágenes inéditas pertenecientes al archivo privado de la realeza, con fotografías tomadas por los propios miembros de la familia real e instantáneas realizadas por el público durante las visitas oficiales.
Según la comisaria encargada de la exposición, Claudia Acott Williams, la familia real ha sabido siempre que la fotografía era un canal muy apropiado para definir su imagen pública: «Desde que la reina Victoria y el príncipe Alberto adoptaron por primera vez la nueva y revolucionaria tecnología de la fotografía, el medio ha dado forma a la manera en la que el mundo ve a la monarquía británica». Y continúa: «Ha permitido a la familia real ofrecer información muy interesante sobre su vida, transformando la imagen real y creando una relación sin precedentes entre la corona y el público».
La imagen más antigua de la exposición es una reproducción de un daguerrotipo del príncipe Alberto realizado en marzo de 1842 por el artista William Constable, un regalo del príncipe consorte a su esposa, la reina Victoria. «Alberto estaba muy interesado en el progreso tecnológico y era muy consciente de que la familia real necesitaba alinearse con las fuerzas del progreso», explica la comisaria Acott Williams. Aunque, según confiesa, la que realmente se convirtió en una creadora de imágenes maestra fue la reina Victoria: «En el contexto político más amplio del siglo XIX, con la caída de las monarquías en toda Europa, tenía que serlo. Así que tuvo que adaptar su imagen para ser más moderna. Fue realmente inteligente en el sentido de que creó una imagen estandarizada de la monarquía, reconocible al instante como tal. Ella creó la primera foto viral: la imagen publicada para su Jubileo de Diamante en 1897. No tenía restricciones de derechos de autor, por lo que cualquier persona podía usarla en cualquier lugar».
El deseo de mostrar a la realeza británica como una familia normal ha continuado hasta hoy en día y una pantalla colgada en la pared de la exposición muestra su cuenta oficial en redes sociales: «Se dieron cuenta rápidamente de que Instagram iba a ser una herramienta realmente importante para su comunicación», señala Acott Williams. «Eso les permitió compartir imágenes muy rápidamente y con una gran audiencia sin ningún tipo de mediador, la prensa».
Aunque la exposición recoge álbumes del archivo personal de la familia real desde el siglo XIX hasta fotos inéditas de Isabel II o las realizadas por el público que asistió a la boda entre el príncipe Guillermo y Kate Middleton, la protagonista involuntaria vuelve a ser Lady Di. «Para mí, es la imagen más poderosa de la sesión», explica Acott Williams.
El retrato en blanco y negro de Diana de Gales de 1988 fue un encargo al fotógrafo David Bailey por parte de la National Portrait Gallery, pero no pasó el corte final. Una princesa mucho más sonriente y mirando al frente ocupó su lugar en el museo londinense. La imagen, olvidada hasta ahora, ha sido rescatada por los conservadores de la exposición Life Through a Royal Lens para convertirse en el verdadero reclamo mediático. Y es que ese perfil de una Diana melancólica sitúa al público en una realidad mucho más honesta dadas las circunstancias de la época ya que, a pesar de que la familia real trataba de ofrecer una imagen de unidad, a partir de 1986 la prensa sensacionalista británica ya publicaba indicios de crisis matrimonial entre los príncipes de Gales. Los viajes en solitario de Lady Di cada vez se hacían más frecuentes hasta que en 1992, el primer ministro John Major anunciaba en la Cámara de los Comunes la separación oficial de los Príncipes de Gales.
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