Desayuno de domingo con... Juan Mayorga: «Desde que saqué un 9 en una redacción escolar, me siento un escritor sobrevalorado»

XL. Es difícil mantenerse indiferente frente a sus textos.

J.M. Quiero que mi teatro interpele al espectador, que haga que se pregunte qué responsabilidad tiene sobre el exterminio de los judíos, por ejemplo. ¿Por qué Europa no los defendió? Que se cuestione su responsabilidad sobre los tipos de violencia que se ejercen sobre los niños. No quiero que el espectador se sienta inocente frente a lo que sucede en el escenario. Lo contrario es fuga, renuncia a la propia racionalidad y a la propia libertad.

XL. Así que su público no va al teatro a desconectar y pasar un buen rato.

J.M. Bueno, mi teatro también celebra la vida y la alegría y tiene zonas de luz. Respeto a toda la gente que hace teatro y yo mismo soy muy promiscuo como espectador. Lo que pasa es que la filosofía se hace una y otra vez las mismas preguntas, las que no se pueden resolver mediante un cálculo y que son las importantes.

XL. ¡Las viejas preguntas de los clásicos nunca resueltas del todo!

J.M. Exacto, las que se hacía Sócrates cuando salía a la calle: ¿qué es lo justo? ¿Qué es el bien? ¿Qué es la belleza?... Son actuales porque son inagotables.

XL. Oiga, el mismo día que usted entró en la RAE fueron incorporadas tres nuevas palabras al diccionario: 'buenismo', 'mariposear' y 'postureo'. ¡Muy ad hoc!

J.M. ¡Fíjate! Te agradezco que no las vincules conmigo [ríe]. Las tres designan tentaciones. El buenismo quiere estar en el lado de los inocentes sin responsabilidad sobre las contradicciones que pueda haber; 'mariposeo' designa algo muy feo y peyorativo; y el postureo... ¡qué te voy a decir! Otra gran tentación de nuestro tiempo.