La ex primera dama de Filipinas reparte billetes a los niños de los barrios pobres de Manila desde la ventanilla de su coche. Se considera, dice muy seria, «la madre de Filipinas». Y eso implica ciertas obligaciones. «Como primera dama, mi deber era vestirme
bien y estar guapa. Los pobres siempre buscan una estrella que contemplar en la oscuridad de la noche». Cada vez que abre la boca da escalofríos. En su mansión de Manila vive rodeada de sirvientes y obras de arte, convertida en una figura tan grotesca y extravagante como aterradora.
Es el retrato que la cineasta Lauren Greenfield hace de ella en The kingmaker, un documental tan revelador de Imelda como de Filipinas. Greenfield se interesó por ella tras conocer la historia de Calauit Island, una isla de la que los Marcos echaron a 254 familias indígenas en 1976 para montar un safari. Un avión trajo desde Kenia 104 animales que son hoy el decrépito símbolo de la dictadura conyugal más famosa del siglo XX.
Ferdinand Marcos fue un héroe de guerra y un político emergente cuando conoció a esta ex Miss Manila, una chica de 28 años y buena familia que quería casarse. Le pidió matrimonio «en treinta minutos» y la boda se celebró once días después. Con la llegada de Marcos al poder, en 1965, la pareja se dedicó a viajar por el mundo, codeándose con la flor y la nata del establishment de la época –desde Reagan y Castro hasta Gadafi, Sadam o Mao Zedong– y haciendo negocios hasta acumular una fortuna de entre 5000 y 10.000 millones de dólares, según Transparencia Internacional.
Mientras tanto, Marcos impuso una ley marcial durante nueve años en los que más 3000 personas fueron asesinadas; 35.000, torturadas; y 70.000, encarceladas; un tiempo que su viuda recuerda ahora como de «paz y libertad». Su suerte cambió cuando el opositor Benigno Aquino, exiliado en Estados Unidos, regresó a Filipinas en 1983 y fue asesinado al descender del avión. «No tenía nada contra él, solo que hablaba demasiado», dice la ex primera dama.
Aquel crimen dio lugar a las protestas que culminaron con el asalto al palacio presidencial, en 1986, y la huida de la familia a Hawái. «No encontraron esqueletos en los armarios, solo preciosos zapatos», comenta Marcos, en referencia a los tres mil pares hallados en su residencia.
El dictador murió en el exilio tres años más tarde y ella y sus hijos regresaron a Filipinas en 1992, donde han formado parte de la vida política y siguen contando a sus seguidores por miles. Su hija mayor, Imee, es senadora y la propia Imelda lo fue hasta hace solo unos meses, pero su gran esperanza es Ferdinand Junior, BongBong, también senador. Su estrecha relación con el presidente Rodrigo Duterte podría dar sus frutos en 2022 si este convierte a BongBong en su sucesor. «Ha querido que fuera presidente desde que tenía tres años», confesó el senador en 2015.
Los Marcos amasaron una fortuna calculada entre 5000 y 10.000 millones de dólares. «Cuando veo Manila, me siento tan deprimida y triste... En mi época, no había mendigos. Tenía un sitio para ellos», dice Imelda
Al huir, los Marcos usaron dos aviones militares C-141. En ellos cargaron 23 cajas de embalaje y 12 maletas con ropa, 413 joyas, una estatua de marfil del niño Jesús con manto plateado y collar de diamantes, 24 ladrillos de oro y más de 27 millones en pesos filipinos, sumando un valor de 13,5 millones de euros.
Nacida en una familia de clase alta de origen español y japonés, Imelda Remedios Visitación Romuáldez fue proclamada Miss Manila en 1950. Cuatro años más tarde conoció a Ferdinand Marcos. Se casaron once días después.
Cuando en 1986 los opositores de Marcos asaltaron el palacio presidencial, encontraron tres mil pares de zapatos pertenecientes a Imelda. También hallaron 15 abrigos de visón, 508 vestidos, 888 bolsos... «No encontraron esqueletos en los armarios, solo preciosos zapatos», cuenta la ex primera dama de Filipinas.
Ferdinand Marcos murió en su exilio hawaiano en 1989. Fue embalsamado y, cuatro años después, trasladado entre honores militares a un mausoleo en su provincia natal de Ilocos Norte. Allí se expone todavía en una urna climatizada de cristal, que su viuda –y miles de personas más–, visita con frecuencia.
Ferdinand Jr., su hijo pequeño, es el actual presidente de Filipinas. Sucedió el pasado mes de junio al polémico Rodrigo Duterte. El nuevo mandatario inició su mandato con un gran apoyo popular pese al legado de la dictadura de su padre.
Los Marcos invirtieron todo lo saqueado durante su mandato en joyas, propiedas de lujo y obras de arte que Imelda ocultó a la comisión que rastreaba su fortuna. Cuando la visitaron, en las paredes de su casa solo había fotos familiares. En el documental 'The Kingmaker', sin embargo, la ex primera dama exhibe con arrogancia picassos, fragonards, monets...
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