40 años de Hombres G Nuevo álbum de celebración «Vivimos años salvajes. Nos podía haber pasado cualquier cosa, pero teníamos un ángel de la guarda»

Llevan cuarenta años juntos y viven su mejor momento. A los cuatro integrantes del gran fenómeno musical de los ochenta (con más de veinte millones de discos vendidos) ya no les tiran sujetadores, pero siguen sumando fans de todas las edades. Ahora lanzan un álbum para celebrar su aniversario y rememoran sus momentos antológicos para XLSemanal.

Viernes, 24 de Noviembre 2023

Tiempo de lectura: 7 min

Se conocen tanto que tienen clarísimo quién va a llegar tarde: Javi Molina, el batería. «Nunca te decepciona». Él y David Summers amigos desde los 7 años, formaron el grupo punk Los Residuos. En el 82, con algo más de pop, se unieron a

otro colega, Dani Mezquita, y se cambiaron el nombre a Hombres G. El último en llegar fue Rafa Gutiérrez, a quien conocieron en una actuación de los hijos de Rocío Dúrcal en TVE. Lo que sucedió a continuación nadie se lo esperaba. Ellos, los que menos. Millones de discos vendidos, dos películas, fans enfervorecidas ('chicas cocodrilo') escalando la fachada de un hotel para entrar en su habitación… Cuarenta años después, son el único grupo español de los 80 que sigue llenando estadios y, lo que es más difícil: siguen siendo amigos y pasándoselo bien. Y se les nota. Lo celebran con Del rosa al amarillo, un grandes éxitos con el que presumen de currículo y rinden tributo a Manuel Summers (director de la película homónima que, en 1963, ganó la Concha de Plata), padre de David y padrino de esta banda que disfruta hoy de una segunda juventud.



XLSemanal. ¿Se cuidan?

David Summers. Qué remedio. Yo soy intolerante a la lactosa.

Rafa Muñoz. Y yo, celiaco, pero me tomo la cerveza sin gluten y ya está. Mientras siga teniendo alcohol… El más hecho polvo es Javi, porque tocar la batería es muy físico y tiene fatal las articulaciones.

David Summers. Tampoco se ha cuidado en su puta vida…

XL. Titulan este disco de sus cuarenta años Del rosa al amarillo, como la película de Manolo Summers. ¿Fue idea suya homenajear a su padre?

David Summers. No, fue una idea muy bonita de Javi. Porque si la peli cuenta un amor de niños y otro de viejecitos, estos discos resumen nuestra historia: la de los chavalines y sus discos color de rosa y amarillo de nuestra segunda etapa.

Al matrimonio no le sientan bien las giras. «Aquí estamos en la primera boda de Rafa», dice David. «De las pocas veces en mi vida que me verás con traje, porque los odio –añade el novio–. Me casé y nos pasamos casi un año fuera de casa de concierto en concierto. No nos veíamos nunca y, al final, nos separamos, pero seguimos siendo amigos. Oye, ¿y quién es ese tío de atrás? Está en mi boda y no me suena de nada».

XL. ¿De qué forma ayudó su padre al grupo?

David Summers. Él me dio la caña de pescar: me enseñó a ser creativo y se lo agradeceré toda mi vida. Cuando yo era pequeño, siempre estaba trabajando, pero nos decía que si al volver le habíamos hecho una creación original nos daría cinco duros. Así que mi hermano y yo pasábamos las tardes intentando escribir un cuento o hacer un dibujo y por la mañana aparecía el dinero en plan Ratoncito Pérez. Era un tío muy listo. Cuando montamos el grupo, nos compró los primeros amplificadores con la condición de devolverle el dinero en cuanto ganáramos algo de pasta. Le costaron 150.000 pesetas y cumplimos.

Rafa Muñoz. Manolo tenía una energía especial con nosotros, ¿sabes? Éramos como sus hijos.

XL. ¿Qué canción le gustaba?

David Summers. Sufre, mamón. Aunque escuchaba, sobre todo, música clásica y flamenco. El pop de los ochenta no le interesaba, pero estaba muy orgulloso. Cuando le pedían un autógrafo, firmaba: Papá G.

«Mi padre nos compró los primeros amplificadores por 150.000 pesetas y, cuando le pedían un autógrafo, firmaba: Papá G»

David Summers

XL. En su primera etapa había mucho humor y hasta surrealismo en las canciones...

David Summers. Éramos muy punkis y la canción de amor estaba muy mal vista. Éramos fans de Siniestro Total, Glutamato Ye-Yé... Hasta que no llevábamos un año o así, no me atreví a escribir canciones como No te puedo besar porque pensaba que había que tener dos caras: ser Jekyll y ser Hyde.

XL. La cara del amor y la cara del humor. ¿De dónde nació Venecia, su primer sencillo?

David Summers. En aquella época, solo había dos tipos de éxitos del verano: Georgie Dann o el italiano de turno, ya fuera Umberto Tozzi, Claudio Baglioni… Y pensé: «Si hacemos un hit del verano tiene que ser en italiano, pero parodiándolo». Entonces tenía una novia italiana y me ayudó con la letra.

Claridad entre el desorden.«Esta era mi habitación cuando vivía con mi padre. Igual tenía que haberlo recogido un poquito… Lo más fuerte es que casi todo lo que ves lo tengo todavía. Todas esas guitarras y el violín están en el estudio de casa. La bandera me la trajo mi padre porque estuvo en Estados Unidos haciendo la película Ángeles gordos en el año 81 y vivía en un apartamento que no tenía cortinas, así que compró una bandera de España y otra de Estados Unidos y las puso en las ventanas. La tengo en casa también».

XL. ¿Y Marta tiene un marcapasos?

David Summers. Es una locura. Mi padre estaba haciendo chistes sobre la Pasionaria porque le habían puesto un marcapasos y a la vez también se estrenó Alien con el bicho aquel que salía del pecho. Empecé a mezclar conceptos absurdos y de ahí salió Marta... Debía de estar drogado.

XL. ¿Es verdad que nunca se ponen nerviosos antes de salir al escenario?

Rafa Muñoz. Más que nervioso, en el camerino yo estoy aburrido. Odio esperar.

Dani Mezquita. Hemos hecho miles de conciertos y sabemos lo que va a pasar. El otro día en Azogues (Ecuador) no encontraban al señor que debía apagar las luces del estadio. ¿Y qué vas a hacer si no depende de ti? Salimos a divertirnos.

Entrevistas de sol a sol y ríos de tequila.«El sombrero de Indiana Jones que lleva David es el mismo que ha traído hoy –dice Rafa Gutiérrez, que lo lleva en la foto que abre esta entrevista–. Las promociones en México eran la hostia. Nos pasábamos haciendo entrevistas de sol a sol y luego nos llevaban a las cantinas a beber tequila».

XL. Pero en los ochenta, al menos en Latinoamérica, las cosas no eran tan previsibles ni ordenadas y más de una vez estuvieron en peligro...

David Summers. Éramos unos inconscientes. Íbamos a Colombia en plena guerra de Pablo Escobar. La gente venía a los conciertos borracha, hacían hogueras, rompían las puertas del recinto, había peleas, navajazos… Nada que ver con lo que es ahora, que vas a un concierto en cualquier parte del mundo y la gente ni fuma... Es la hostia. En aquella época eran años salvajes. Y nos podía haber pasado cualquier cosa porque los promotores a veces eran narcotraficantes. Siempre tuvimos un ángel de la guarda.

Dani Mezquita. Tampoco había infraestructuras para macroconciertos. En Perú, nosotros mismos estábamos soldando diez minutos antes de salir al escenario subidos a unos altavoces gigantes.

«Cuando empezamos, éramos muy punkis y la canción de amor estaba mal vista. Hasta que no llevábamos un año, no me atreví a escribir temas como 'No te puedo besar'»

David Summers

Javi Molina. La seguridad la ponía el Ejército. Estabas tocando y de repente la gente se te subía al escenario por todos lados. La Policía lanzaba gases lacrimógenos, como en Ferraz. Pasó en Maracaibo. Era muy heavy.

David Summers. Y todo por cariño y por amor.

Javi Molina. En Ecuador hasta tuvimos muertos. En México, en el Auditorio Nacional, a mitad del concierto salió la Policía dando disparos para sentar a la gente.

Dani Mezquita. En plan Tejero. Como para ponernos nerviosos ahora.

Rafa Muñoz. Solo os diré una cosa, una cita de Blade Runner: «Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia» [risas].

Bronca con los vecinos. David: «Esto es el rodaje del clip de Voy a pasármelo bien. Todo fue más divertido de lo que parece en el vídeo». Rafa: «Qué asco de agua. Le echamos champán». David: «Era en mi comunidad. No veas la que me liaron los vecinos». Rafa: «Al final el director, Antón Reixa, dijo: 'Ahora todos al agua'. Yo llevaba unos calcetines que apestaban». Javi: «La idea era hacer algo en plan Despedida de soltero, con Tom Hanks, o El guateque, pero quedó un poco más cutre».

XL. En Latinoamérica, los consideraban un grupo de rock y aquí los perseguía el sambenito de 'pijos'.

David Summers. Allí éramos los chicos malos porque decíamos 'mamón' y 'marica'. Era como si fuéramos los Doors.

Javi Molina. En el 87 salió el obispo de Quito en la televisión para decirle a la gente que no fuesen a nuestro concierto porque era una herejía. Estábamos en la habitación del hotel y, cuando lo oímos, nos levantamos y dijimos: «Esto va a ser la hostia».

XL. Estaba la violencia y estaban las chicas. ¿Cómo llevaban el acoso de las fans?

David Summers. De maravilla.

Javi Molina. Aprovechando al máximo [risas].

David Summers. Con sentido del humor. Porque como dice la canción: «Nunca hemos sido los guapos del barrio» y, de repente, toda esa lluvia de sujetadores…

Rafa Muñoz. Además, no había móviles, lo cual era cojonudo.

David Summers. Nunca nos lo llegamos a creer porque no fuimos un grupo fabricado en una compañía para gustar a las niñas. Fue algo espontáneo y lo disfrutamos.

Una fuerte unión. «Somos cuatro gilipollas, pero nos queremos mucho», dice el mítico grupo sobre la relación entre los miembros de Hombres G.

XL. ¿Y las novias qué decían?

Rafa Muñoz. No teníamos…

XL. Eso no es verdad.

David Summers. Yo tenía una vida normal y una vida de Hombres G. Mi novia… lo soportaba.

Rafa Muñoz. Con las novias se vivía a base de promesas [risas].

XL. ¿Quiere decir 'de mentiras'?

David Summers. Te diré una cosa: esas fans eran niñas de unos 14 años, así que no era un rollo sexual. Al menos, no con ellas…


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