XLSemanal. ¿Por qué se siente raro?
Juan Manuel de Prada. Porque, por defender mi vocación, estoy dispuesto a pelearme con todo el mundo menos con Dios, como Leonardo Castellani, uno de los escritores que retrato en este libro.
XL. Que, por cierto, dedica a su suegra, de la que dice «es rara como ella sola».
J.M.P. Sí [ríe], los raros nos buscamos. Lo mismo que la gente convencional se apiña en torno a entretenimientos de masas, los raros –como no nos gustan los grandes fastos– terminamos también juntándonos. Las personas próximas a mí tienen ese componente de rareza: te casas con una mujer rara; su madre, inevitablemente, lo es.
XL. ¿Los raros son también malditos?
J.M.P. Lo somos para la sociedad, pero benditos de Dios, que es lo que cuenta.
XL. En su nuevo libro reúne a genios expulsados del sistema, a escritores malditos en vida… y en muerte.
J.M.P. Sí, porque muchos de los llamados 'escritores malditos' son domesticados y absorbidos por el sistema. Aún hoy nos tropezamos con gente que posa de maldita y está hipersubvencionada y paseada por todo el mundo por el Ministerio de Cultura, el Instituto Cervantes... Eso no es serio.
XL. Dice que el maldito rechaza los cánones de su época y que usted es «antisistema de verdad, no como los de Podemos».
J.M.P. Sí. En el siglo XVI se la jugaba un blasfemo; hoy, quien reza y proclama su fe. No me parece serio quien, para hacerse el maldito, utiliza paradigmas de otra época y se arrima al poder y disfruta de sus prebendas. El maldito está a la intemperie y no se apunta a ninguna ideología sabiendo que recibirá la mamandurria correspondiente.
XL. ¿Usted se siente rechazado con la legión de seguidores que tiene?
J.M.P. Yo me siento rechazado por quienes conviene sentirse rechazado. Cernuda decía que los insultos son formas amargas del elogio. Que me rechace cierta gente lo considero un honor, un timbre de gloria.
XL. Lo mismo le llega una palmada desde donde no hubiera imaginado por aplaudir la intervención de Pedro Sánchez en Europa contra el ataque israelí en Gaza.
J.M.P. No, porque siempre digo lo que pienso y al 'doctor' Sánchez –su título lo obtuvo de forma artera– lo he vituperado en mis artículos por razones de justicia mil veces. Eso no impide que crea que la respuesta de Israel a un ataque terrorista monstruoso es desproporcionada: nunca se debe responder con miles de bombas sobre una zona hiperpoblada de inocentes.
«Cuando escribo, desayuno muy frugal: solamente tomo un té con leche para que la teína me active un poco las neuronas».