Las mujeres del líder bolchevique El trío amoroso de Vladimir Lenin: poliamor y poder en tiempos de la revolución rusa
Nadia era su esposa y la madre de sus hijos; Inessa era una mujer muy atractiva, cosmopolita, arrojada y guapa. Lenin, que murió en enero de 1924, hace cien años, las quiso a las dos, a la vez. Y ellas lo asumieron. Formaron un trío amoroso unido también por su fe en la revolución bolchevique.
En 1894, Vladímir Lenin asistió a una reunión clandestina en San Petersburgo, donde conoció a Nadezhda Krúpskaya, conocida como Nadia, una joven maestra de una escuela nocturna para obreros de un barrio miserable. Ella ya era una activista marxista entonces y por ello fue condenada en 1898 a tres años de exilio en Siberia. También cumplió allí condena Lenin por la misma razón. Y ese mismo año, se casaron.
Desde el primer momento, él prestó mucha atención a las opiniones de su mujer sobre los padecimientos de la clase trabajadora: ella había adquirido muchos más datos que él en ese campo específico, asegura Victor Sebestyen, autor de una completa biografía sobre Lenin.
Aunque el papel de Nadia en la Revolución está ligado a la figura del primer líder de la URSS, sus logros trascendieron el rol de compañera sentimental. Mientras vivieron juntos en varias ciudades europeas, ella ejerció como su secretaria personal, pero en realidad se ocupaba de toda la correspondencia de Lenin, hasta 300 cartas a la semana, muchas de ellas escritas en clave, de sus finanzas y de gran parte de su argumentario público.
En diciembre de 1908, el matrimonio fue a París, donde el revolucionario conoció a Inessa Armand, una exiliada rusa, madre de cinco hijos, que había abandonado a su marido. El líder bolchevique cayó rendido ante esa sofisticada mujer que dominaba cuatro idiomas y era capaz de conversar con la misma facilidad sobre alta costura parisina que sobre teoría marxista.
Lenin quedó hipnotizado por ella. La nombró directora de una escuela para jóvenes trabajadores rusos que puso en marcha en las afueras de París. El objetivo era educarlos en el marxismo y en prácticas conspirativas y enviarlos de regreso a casa para que formaran la vanguardia del movimiento revolucionario. Lenin e Inessa se hicieron amantes.
Es posible que Nadia sintiera celos, pero debió de pensar que su principal tarea era ser la fiel compañera y ayudante de Lenin. Si eso significaba tratar a Inessa con amabilidad, lo haría para que su marido completase su labor revolucionaria. Con el paso del tiempo, las dos se hicieron grandes amigas. Lenin mantuvo un largo ménage à trois con su amante y su esposa.
Cuando cayó el zar en 1917, Lenin regresó a San Petersburgo para hacerse con las riendas de la Revolución y dirigir el partido bolchevique. Sus dos mujeres le acompañaron en la labor. Nadia como un apoyo intelectual imprescindible. Inessa, convertida para muchos en la mujer más poderosa de Moscú, como brazo ejecutor. Fue la presidenta del Consejo Económico de Moscú y miembro del Comité Ejecutivo Central de los Soviets.
Tras diez años de lealtad a Lenin, Inessa murió de cólera en el Cáucaso el 24 de septiembre de 1920.
Días después, miles de personas acudieron a presentar sus respetos cuando la enterraron en la plaza Roja de Moscú, cerca del Muro Este del Kremlin. En primera fila del funeral de Estado estaba Lenin, quien mostró su profundo dolor por la pérdida de su amada. El líder soviético y su mujer adoptaron a los hijos de Inessa de forma extraoficial y se comportaron con ellos como unos segundos padres.
Nadia siguió ocupando un rol fundamental en la URSS. Ferviente defensora de la necesidad de alfabetizar a la clase obrera, se encargó de crear la red de bibliotecas del nuevo Estado. Pronto tuvo que ocuparse de los cuidados de Lenin, tras sufrir su primer derrame cerebral en 1922.
Tras su muerte del dirigente bolchevique, en enero 1924, Krupskaia logró sobrevivir a las purgas estalinistas, a pesar su enfrentamiento con Stalin. Siguió publicando libros y artículos hasta su muerte en 1939. Sus restos están enterrados en el muro del Kremlin, cerca del mausoleo de Lenin.
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