La imparable electrificación del mundo del motor ya se extiende al mundo militar. Bicicletas y motos veloces y silenciosas son la punta de lanza de una tendencia que aspira a hacer de los ejércitos estamentos más sostenibles y, por supuesto, más eficaces.
Jueves, 04 de Noviembre 2021
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Difícil elegir nombre más ampuloso. B-52, como el célebre bombardero; así se llaman las primeras bicicletas eléctricas de uso militar. Los soldados australianos que ya las han probado, sin embargo, usan otro nombre: ‘flacuchas de combate’. Más apropiado para su estructura de 50 kilos.
Difícil elegir nombre más ampuloso. B-52, como el célebre bombardero; así se llaman las primeras bicicletas eléctricas de uso militar. Los soldados australianos que ya las han probado, sin embargo, usan otro nombre: ‘flacuchas de combate’. Más apropiado para su estructura de 50 kilos. Engañosa, ya que estas enclenques alcanzan los 90 kilómetros por hora y, con cada carga, recorren 100 kilómetros de forma silenciosa y sin apenas levantar polvo. Es decir, una máquina perfecta para misiones de vigilancia y reconocimiento. No extraña que Stealth (‘sigilo’ en inglés), marca de Melbourne que se precia de producir los modelos más rápidos y de menor consumo del mercado, las venda como «la artillería pesada de las bicicletas eléctricas».
El mercado de los vehículos militares electrificados duplicará su facturación para el año 2023
Las bicicletas son, en realidad, apenas una parte del emergente mercado de los vehículos militares electrificados. Un negocio que en 2020 ya movía más de 4800 millones de dólares y que, para 2023, duplicará su facturación, según el informe Mercado de electrificación de vehículos militares: pronóstico hasta 2030, de la firma holandesa ASD Reports. Todas las grandes empresas del sector, de hecho, se han lanzado a por su parte del pastel.
Al fin y al cabo, los grandes ejércitos del mundo ya tienen planes en marcha para electrificar sus vehículos militares terrestres. Las Fuerzas Armadas españolas, sin ir más lejos, ya cuentan con motocicletas eléctricas Bultaco Brinco R para misiones de reconocimiento, y la empresa UROVESA y la Universidad Politécnica de Madrid ya desarrollan un todoterreno eléctrico con el respaldo del Ministerio de Defensa.
El ejército de Estados Unidos, por su parte, presentó hace unos meses un vehículo militar fabricado por General Motors que anuncia toda una revolución en su campo. El Chevrolet Colorado ZH2 es un 4x4 de tres toneladas impulsado por un motor eléctrico de 170 caballos alimentado por celdas de combustible de hidrógeno y tan silencioso que, cuando se mueve, apenas se escucha el crujido de la tierra bajo sus neumáticos. Su reducida emisión térmica lo hace, además, prácticamente invisible a las cámaras infrarrojas.
Una división blindada con todos sus vehículos en movimiento puede consumir cerca de dos millones de litros de combustible cada día
El próximo paso será electrificar blindados pesados como el JLTV, sustituto del mítico Humvee en los próximos años, o, incluso carros de combate. Tarea compleja teniendo en cuenta que hablamos de vehículos que, para ser operativos, precisan motores capaces de generar hasta 1500 caballos de potencia. En este sentido, el desarrollo del Tesla Semi 2022, el camión de transporte que la empresa de Elon Musk –tras sucesivos retrasos– ha anunciado que estará en el mercado el año que viene, podría marcar el camino. Se trata de un ingenio de gran tonelaje cuya potencia se sitúa por encima de los 1300 caballos y con casi 1000 kilómetros de autonomía. Detalles que, para Eric Wesley, subcomandante del Comando de Futuro del Ejército de EE.UU., prueban que los propulsores eléctricos pueden funcionar en vehículos del tamaño del JLTV y más grandes.
El camión Tesla Semi 2022 podría marcar el camino a la industria militar en materia de motores eléctricos capaces de impulsar vehículos de gran tonelaje.
El cambio militar a sistemas eléctricos o híbridos aparece lleno de ventajas tácticas, económicas y, por supuesto medioambientales. Al fin y al cabo, un ejército en acción es un ciclópeo consumidor de combustibles fósiles. Por ejemplo, una división blindada con todos sus vehículos en movimiento puede consumir cerca de dos millones de litros de combustible cada día. Al margen del gasto, reabastecer a semejante flota en combate implica serios problemas de logística, más allá, además, de que unos funcionan con diésel y otros con gasolina.
El uso de motores eléctricos podría, por último, salvar vidas. Las de los soldados que conducen los camiones cisterna que entregan combustible en el frente y las de los propios tripulantes de los blindados. Al fin y al cabo, no es lo mismo que te disparen con un depósito de combustible altamente inflamable bajo el culo (dicho en jerga cuartelera) que lo hagan sobre una pila eléctrica, aunque sea de grandes dimensiones.
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