Crecer a la sombra de tus hermanos El inesperado poder del hijo del medio: cómo superar el síndrome del 'niño sándwich'
Madonna, Mandela, Darwin, Hemingway, Kennedy... Como hijos intermedios, todos vieron que la atención y las expectativas de sus padres se centraban en el mayor y el menor de sus hermanos. ¿Desventaja? Al contrario, ellos son la prueba de cómo este menosprecio puede ser toda una oportunidad.
Jueves, 07 de Diciembre 2023, 10:32h
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En la infancia, todo parece más oscuro cuando te alejan de los focos que iluminan al primogénito o al benjamín. Dicen los expertos que los padres presionan menos a los hijos del medio, que les prestan menos atención. Suelen por ello sentirse a la deriva, desprotegidos, demandantes de cariño, ocupados en discernir cuál es su papel en la familia.
Para muchos niños esto puede suponer un trauma, arrastrado durante toda la vida. La Psicología, incluso, le pone nombre: síndrome del hijo sándwich. Esto es: cuando sientes que tus padres no te prestan atención y generas un fuerte sentimiento de frustración con graves consecuencias en tu desarrollo conductual. Y hasta aquí el lado oscuro del asunto.
Porque de la oscuridad a la luz, ya se sabe, apenas nos separa un interruptor. Ese que activan muchos otros niños que, por distintas razones, se las apañan para convertir ese obstáculo aparentemente insalvable en toda una ventaja. Porque en esa penumbra goza uno de más libertad para desarrollar su potencial, aquello en lo que eres realmente bueno y, por lo tanto, aumentar las probabilidades de acabar sobresaliendo en algo.
Son más abiertos a las experiencias sexuales y, según las investigadoras, gozan por ello de matrimonios más felices
Así lo demuestran los estudios e informes de psicólogos clínicos citados por la psicóloga Catherine Salmon y la periodista Katrin Schumann, coautoras del libro The secret power of middle children (El poder secreto de los hijos de en medio).
La obra destruye los estereotipos habituales poco halagadores que han rodeado a los hijos nacidos en posiciones intermedias. A saber: amargados y negativos, confusos y con bajo rendimiento académico, eclipsados por sus hermanos mayores y menores, desatendidos por sus padres y con la autoestima por los suelos...
Según Salmon, sin embargo, muchos de los nacidos 'en medio' poseen fortalezas ocultas y suelen ser agentes disruptivos en campos como los negocios, la política o la ciencia. La menor autoestima con respecto a sus hermanos, por ejemplo, se compensa con un carácter más rebelde y aventurero que el de ellos.
«Mucha gente piensa que la mayoría de los presidentes de Estados Unidos han sido, en realidad, primogénitos –reflexiona Schumann–. Pero no es verdad, simplemente no se las consideraba como hermanos mayores a las primogénitas que eran niñas. Ahora sabemos que, en realidad, más de la mitad de los inquilinos de la Casa Blanca han sido hermanos intermedios».
John F. Kennedy o Abraham Lincoln, sin ir más lejos, fueron candidatos a sufrir lo que en psicología se ha dado en llamar ‘síndrome del hijo sándwich’. Y la lista de hermanos intermedios exitosos no acaba ahí: Madonna, el Dalai Lama, Nelson Mandela, Charles Darwin, Ernest Hemingway, Warren Buffett, Bill Gates o el mismísimo Donald Trump sacaron partido de los 'beneficios ocultos' de no haber sido el favorito de sus progenitores.
Más de la mitad de los inquilinos de la Casa Blanca han sido hermanos intermedios
«Muchos padres generan grandes expectativas para sus hijos primogénitos, cosas muy específicas que quieren o no que hagan en el futuro –añade Salmon–. Y eso implica mucha presión. El hijo de en medio, sin embargo, suele librarse de este aspecto negativo. Gozan, más bien, de una mayor libertad y tiempo para descubrir en qué son realmente buenos y sobresalir en ello».
No es la única tendencia a su favor. Los hijos sandwich son también quienes gozan de matrimonios más felices e, incluso, según una encuesta realizada por la propia Salmon son más abiertos a las experiencias sexuales: «Quizá, por eso, sus matrimonios funcionan mejor», aventura esta profesora de Psicóloga en la Universidad de Redlands, en California.
La menor autoestima con respecto a sus hermanos se compensa con un carácter más rebelde y aventurero que el de ellos
«En una familia donde el primogénito goza de cierta autoridad promovida por los padres, éste suele estar acostumbrado a salirse con la suya –añade Salmon–. Los hermanos pequeños, por su parte, suelen ser los más mimados, sirviéndose de la queja o el enfado para alcanzar sus objetivos». Estrategias ambas que acaban por determinar el modo de resolver sus respectivas dificultades en el futuro.
Los hijos del medio, mientras tanto, se ven forzados a desarrollar habilidades para la negociación y el estudio de las circunstancias que les permitan averiguar cómo alcanzar sus objetivos. «Rasgos que –explica la psicóloga– les serán muy útiles cuando formen sus propias familias y alcancen el mercado laboral».
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