La 'app', contra las cuerdas
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La 'app', contra las cuerdas
Viernes, 21 de Junio 2024, 11:07h
Tiempo de lectura: 9 min
Al principio es divertido. Ves a gente cantando, bailando, gatos y cerditos en equilibrio sobre una pelota. Un universo increíble de historias. Quizá el mayor logro creativo colectivo de la humanidad. Y posiblemente un peligro para la democracia.
El gigantesco circo global que es TikTok tiene 1.600 millones de espectadores, que a menudo son también actores en algunas de sus pistas. Pero lo que empieza como diversión terminó fatalmente para el niño norteamericano Matthew Minor, de 12 años. Sus padres le dejaban el móvil no más de cuatro horas a la semana, y solo si sacaba buenas notas. «Pero no teníamos ni idea de que estaba en TikTok –dice el padre–. Fuimos muy ingenuos». La noche del 7 de marzo de 2019 encontraron a su hijo en su cuarto con un cable alrededor del cuello.
Durante su funeral, los padres descubrieron qué había pasado: casi todos los chicos de la clase habían visto en TikTok los llamados 'desafíos del apagón'. Los niños les dijeron que fueron «bombardeados» con vídeos en los que otros chicos contenían la respiración hasta desmayarse. Un éxito viral. En este caso, fatal. Los padres de Matthew han estado peleando desde entonces. Quieren proteger a otros niños, educar y presionar para una mayor regulación y establecer un límite de edad más bajo para entrar en estas aplicaciones.
La sede estadounidense de TikTok hasta ahora ha dado la callada por respuesta. Solo dijo en su momento que los desafíos del apagón existían «mucho antes que nuestra plataforma» y que «nunca habían sido tendencia en TikTok».
Han pasado cuatro años desde que Matthew murió. Hace solo unos meses, en Alemania, falleció Annabell, de 13 años. Al igual que Matthew, ella también participó en un desafío del apagón. Se estranguló, se filmó y perdió, primero, el conocimiento y, luego, la vida. «Cuida a tus hijos, las redes sociales destruyen», escribió su madre en Facebook.
Los padres de todo el mundo comparten esa preocupación. Se preguntan qué pasa en la plataforma en la que sus hijos pasan horas. ¿Es TikTok responsable de que los niños se suiciden? Es cierto que estos desafíos también se pueden encontrar en otras plataformas. Pero el riesgo –y la responsabilidad– es mayor cuando hay mayor audiencia. Y TikTok encabeza la lista, sobre todo entre los menores de 30 años.
Pero TikTok no solo crece más rápido que las otras redes sociales, también despierta más desconfianza. Y no solo la miran con desconfianza padres y activistas; también los gobiernos, que la ven como la aplicación más peligrosa del mundo, sobre todo porque forma parte de una empresa china. Acusan a la dictadura de Pekín de usar la aplicación como una herramienta de propaganda y de espionaje, y la ven como una amenaza a las elecciones libres y la seguridad nacional.
Esos «temores no se basan en hechos», afirman desde TikTok. ByteDance es una «empresa global no controlada por ningún gobierno». En Estados Unidos, por ejemplo, el algoritmo está sujeto a la supervisión de terceros, y en Europa están invirtiendo 12.000 millones de euros para proteger los datos de los usuarios.
El secreto del gran éxito global de TikTok es su algoritmo. Mientras Facebook, Instagram o YouTube reproducen el contenido que le gusta a tus amigos, en TikTok predominan tus propios deseos. Si amas a los gatos, verás montones de vídeos de felinos. Este principio básico ya estaba en una de las primeras aplicaciones que desarrolló el fundador de ByteDance, Zhang Yiming.
Zhang tenía solo 29 años cuando creó ByteDance en 2012, en Tianjín. Había estudiado Microelectrónica e Ingeniería Informática, y se abrió camino primero en una agencia de viajes on-line y luego en Microsoft. Toutiao es el nombre de esa primera legendaria aplicación que creó. Su algoritmo selecciona los textos según las preferencias de los lectores. El éxito fue rotundo. Hoy, millones de chinos ya no están suscritos a periódicos en línea; leen lo que Toutiao les sugiere.
Los investigadores que se han dedicado a analizar TikTok han descubierto un 'efecto madriguera' en su algoritmo; lo llaman así por la guarida en la que se cuela el conejo de Alicia en el país de las maravillas: cuanto más activa es una cuenta en un área temática determinada, más contenido le sirve el algoritmo –y más extremo–.
Sin embargo, estos estudios presentan deficiencias metodológicas, asegura TikTok. La compañía sostiene que las personas reales no se comportan de forma tan unilateral como se simula en los estudios y que, además, ellos filtran los contenidos peligrosos. El 'efecto madriguera' es dinamita porque TikTok es un importante canal de noticias, sobre todo para los jóvenes. Un tercio de los estadounidenses menores de 30 años se informa por esa red.
En Europa, el 59 por ciento de los jóvenes de 12 a 19 años la usa regularmente, y casi un tercio de ellos se entera de la actualidad mundial por esta plataforma. Una cifra que solo es superada por YouTube. Pero ¿saben dónde se meten? Parece que no son del todo ingenuos. En una reciente encuesta realizada por la agencia Pollytix a más de 900 jóvenes usuarios de TikTok de entre 18 y 25 años, el 62 por ciento afirmó que, en su opinión, los límites entre entretenimiento y publicidad en la aplicación eran difusos. El 41 por ciento aseguró que le habían mostrado banners que consideraba «peligrosos».
A finales de enero, los responsables de las principales redes sociales del mundo fueron llamados a una audiencia en el Senado norteamericano. Oficialmente se iba a tratar la seguridad de los niños en Internet, pero lo que de verdad interesaba era cómo defender la democracia en el mundo digital. Justo detrás de los abogados del jefe de Meta, Mark Zuckerberg, y del de TikTok, Shou Zi Chew, se sentaron los padres de Matthew, que observaron durante casi cuatro horas cómo los senadores interrogaban a los directores generales. En particular, se dirigieron al jefe de TikTok.
El senador republicano Tom Cotton, de Arkansas, quiso saber: «¿Está TikTok bajo la influencia del Partido Comunista Chino?». El 'no' de Chew apenas es audible. «¿No es cierto que hay un comité del partido en ByteDance, la matriz de TikTok?», insistieron varios senadores. Los demócratas no fueron más misericordiosos. Acabada la audiencia, entró en vigor la ley anti-TikTok.
La empresa china se defiende de las acusaciones. Afirma que todos los datos estadounidenses protegidos se almacenan exclusivamente en Estados Unidos y que están bajo el control del equipo de seguridad liderado también por Estados Unidos. Pero estos argumentos tampoco convencen. Para los republicanos, la compañía representa a la malvada China. Muchos sospechan que el gigante asiático quiere infiltrarse e incluso que se prepara para la guerra. Los programas y pódcast populistas de derecha están creando un ambiente adverso contra la creciente afluencia de inmigrantes chinos.
Los votantes les dan la razón. Según una encuesta, el 58 por ciento de los estadounidenses cree que China está intentando influir en la opinión pública a través de TikTok. El 50 por ciento estaba a favor de prohibirla. Este rechazo del electorado es una de las razones por las que Joe Biden está virando cada vez más hacia un rumbo anti-China. Ahora bien. Estas reticencias no impiden que los políticos estadounidenses usen TikTok para sus campañas. Biden está presente en la plataforma, al igual que Trump, que quería prohibir TikTok durante su mandato. ¿Hipocresía o sentido práctico para llegar a los jóvenes?
«TikTok podría decidir una carrera presidencial en Estados Unidos –dice Teddy Goff–. Su influencia sobre los jóvenes es inconmensurable». Este hombre de 39 años es el dueño de la empresa de marketing que se responsabilizará, entre otras cosas, de la convención del Partido Demócrata de agosto, en la que Biden será nominado oficialmente. «TikTok es una criatura nueva», explica: no es una red social como Facebook o X, sino más bien un servicio de streaming como Netflix, solo que con vídeos cortos en formato vertical.
Cada segundo, el mundo hace que TikTok produzca cantidades increíbles de contenido. Y la inteligencia artificial no ha hecho más que aumentar la marea, un flujo interminable de lo divertido, lo inofensivo y lo informativo, pero también de las mentiras. TikTok afirma estar tomando medidas. Solo en el último trimestre de 2023 eliminaron 176 millones de vídeos que violaban sus propias reglas.
Sobre los recientes resultados en las elecciones alemanas, donde avanzó de manera llamativa la extrema derecha, un dato: el principal candidato de Alternativa para Alemania para las elecciones europeas, Maximilian Krah, consiguió 1,5 millones de visitas, casi 96.000 clics y más de 88.000 'me gusta' con su vídeo «Los hombres de verdad son de derechas». Por su parte, el político de su mismo paratido Dennis Hohloch afirmaba en un vídeo que «solo» vienen a Alemania refugiados «que golpean a nuestros profesores». Esta afirmación es, además de una incitación racista, evidentemente una mentira. Ciertamente, TikTok no tiene el monopolio de la incapacidad o la falta de voluntad de mantener a raya las mentiras, el racismo y odio. Facebook y Twitter también tienen una historia larga y desagradable sobre ello. La gran diferencia es que todos ellos son productos de Occidente.
Ante la aprobación de la ley que obligaría a ByteDance a vender TikTok, un portavoz del Gobierno chino ha anunciado que no se puede abusar de la seguridad nacional para atacar a empresas competitivas. Alegan que los inversores de ByteDance son internacionales y que la sede legal de la empresa se encuentra en las islas Caimán. Todo eso es cierto. Pero en realidad este sistema no funciona porque la empresa y el aparato estatal de China están estrechamente entrelazados.
El Wall Street Journal comunicó en enero que los datos de los usuarios estadounidenses de TikTok habían llegado a China varias veces el año pasado y podían haber sido leídos por los empleados de la empresa matriz. Hace un año, el caso de la periodista Cristina Criddle causó revuelo. Esta reportera del Financial Times llevaba informando críticamente sobre TikTok durante años cuando, a finales de 2022, se enteró de que dos empleados de ByteDance habían pirateado su cuenta de TikTok para descubrir las fuentes. Todos ellos son casos lamentables y aislados, afirman desde TikTok.
En realidad, cualquiera que conozca a algún empleado de ByteDance se dará cuenta de lo permeable que es el sistema. Los empleados de ByteDance, en Pekín, se llaman entre ellos 'compañeros estudiantes', casi como una secta. '996' es el nombre del ciclo de trabajo en la industria tecnológica china: de nueve de la mañana a nueve de la tarde, seis días a la semana. Chen Ling también suele trabajar así. Nadie debe saber su nombre real, ByteDance no quiere que los 'compañeros' hablen con la prensa, en especial sobre TikTok. La plataforma está oficialmente prohibida en China. Pero en la sede de ByteDance tienen acceso, informa Chen.
En el homólogo chino de TikTok, Douyin, el contenido para los chinos está estrictamente «filtrado», como llaman a la censura en ByteDance. En Douyin no se encuentran vídeos sobre la masacre de la plaza de Tiananmén ni hay comentarios críticos con el Gobierno ni películas sobre estudiantes demasiado rebeldes.
Puede que a Occidente no le guste todo esto, y asusta. Pero, según muchos expertos, hasta ahora Washington no ha podido aportar pruebas de que TikTok sea una amenaza para los usuarios estadounidenses. «El Gobierno aún no ha aportado ninguna prueba sólida de sus preocupaciones», afirma Anupam Chander, experto en derecho constitucional de la Universidad de Georgetown en Washington. Curiosamente, la demanda que han elaborado los abogados de TikTok, de 77 páginas, contra la nueva ley se basa en algo que desconocen en Pekín: el derecho a la libertad de prensa.