
D. VIDAL
Viernes, 31 de enero 2014, 03:02
La historia bien podría servir para uno de los muchos guiones que han encumbrado a Scarlett Johansson hasta los altares del celuloide. Pero es tan real como el atroz conflicto que mantienen israelíes y palestinos desde hace más de seis décadas. Quizá la actriz estadounidense, de 29 años e hija de una judía, no tenía ni idea de la que se iba a montar cuando aceptó la oferta de la compañía israelí SodaStream, con sede en Cisjordania, para anunciar máquinas que elaboran refrescos en casa. Aquel 'spot', que además iba a salir en la próxima Super Bowl, levantó las iras de un grupo palestino proboicot a Israel, que pidió a Oxfam el cese de su relación con Johansson -embajadora de la ONG desde 2007- y advirtió a la organización que, de lo contrario, «quedaría empañada su credibilidad».
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Ante el revuelo generado, Oxfam insinuó su malestar con la campaña publicitaria y dejó claro su rechazo a «todo negocio que opera en los asentamientos, ilegales de acuerdo al derecho internacional y que niegan los derechos de los palestinos». Es más, la organización proponía estudiar «las implicaciones de lo ocurrido» para el papel de Scarlett Johansson como embajadora. No ha dado tiempo.
El siguiente capítulo de este culebrón lo ha escrito Johansson, que ya había alegado que nunca quiso ser «la cara de ningún movimiento social o político» y que ayer decidió romper de raíz con la ONG. La Charlotte de 'Lost in Translation' «pone fin a su papel de embajadora de Oxfam. Ella y Oxfam tienen una diferencia fundamental de opinión» sobre este asunto, anunció su portavoz. Poco después, la ONG aceptaba la renuncia y agradecía «enormemente su contribución». Pero añadía un 'recadito': «Oxfam respeta la independencia de sus embajadores. Sin embargo, que Johansson haya aceptado ser la imagen publicitaria de SodaStream resulta incompatible con su papel de embajadora de Oxfam. Estas empresas agravan la pobreza y las violaciones de los derechos de las comunidades palestinas a las que apoyamos con nuestro trabajo». La relación entre Oxfam y Johansson se acaba. La guerra entre Israel y Palestina continúa.
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