«Vuelvo a sentirme futbolista»

Tres partidos, tres dianas. Es la trayectoria firmada hasta el momento por el delantero del Barakaldo Jon Etxaniz, que este verano recaló en el conjunto de Iñaki Zurimendi en calidad de cedido por el Athletic, y que con la baja de Jon Orbegozo ha presentado sus credenciales para convertirse en una pieza clave en el juego de ataque de los fabriles. Lastrado por una grave lesión que le ha mantenido apartado de los terrenos de juego durante 15 meses, ha firmado, sin duda, un bagaje más que positivo en este arranque liguero. Ante Puerta Bonita y Getafe B entró en la segunda parte y tuvo acierto de cara a portería con dos importantes tantos, y el domingo ante el Leganés su gol sirvió para rascar al menos un punto y mantener a su equipo con la honorable condición de invicto. «Ha sido mucho tiempo sin jugar un partido oficial ni poder entrenar. Es para estar contento y me hace ser muy optimista», aseguró ayer el ariete vizcaíno.

A sus 22 años y tras realizar una gran campaña en el Sestao River, en el verano de 2012 regresó a Lezama con el objetivo de despegar en el filial rojiblanco. Los planes, sin embargo, se torcieron pronto. El futbolista gualdinegro se vio obligado a pasar ese curso en blanco por una dolencia en el cartílago de su rodilla derecha de la que costó acertar con el remedio clínico. «Ya en los últimos partidos de Sestao notaba unas molestias. En Lezama lo miraron y no parecía nada grave», explica el delantero. Él siguió ejercitándose y poniéndose a punto para una exigente temporada, pero la lesión se agravó y tuvo que apartarse del grupo. Desde entonces fue un calvario. Los médicos probaron varios tratamientos, pero el dolor y la hinchazón no pasaban. La rodilla estaba llena de líquido sinovial y no había manera de limpiar la zona. La agonía no tenía fin y en el mes de octubre recurrieron a la intervención quirúrgica. Pero ni por esas.

El año fue duro. «Fue mucha impotencia. Ves que no entras en el equipo, que el dolor no desaparece y no te dan una solución, y te desesperas. Lo pasé fatal», relata el jugador de Elorrio. Tras un año en el dique seco, los médicos dieron con el kit de la cuestión. En junio probaron a inyectarle en la rodilla un tipo específico de ácido para quemar el líquido existente y acabaron con la dolencia.

«Estoy como un niño»

El remedio surtió efecto y Etxaniz empezó a recuperarse y a entrenar con el grupo. «No veía la luz al final del túnel, pero cuando vi que ya podía tocar el balón y correr, fue un gran alivio», afirma.

Así, y sin rastro de la lesión, la cesión al club de Lasesarre fue un halo de esperanza para su trayectoria profesional. El delantero vizcaíno sabía que con los arietes Guillermo y Mario Barco en el filial rojiblanco iba a ser difícil hacerse un hueco y ya se olía la posibilidad de recalar en otro club de la categoría. «Tenía ganas de ir al Barakaldo. Que me hayan ofrecido ir a un club de tanta categoría y después de tanto tiempo sin jugar es para estar contentísimo». La vuelta, por tanto, a la competición oficial ha sido por la puerta grande y Etxaniz reconoce sentirse «como un niño» cuando valora este buen inicio liguero. «Vuelvo a sentirme futbolista. He pasado un año muy malo y sólo tengo ganas de estar al cien por cien», señaló.

Ahora, su intención es pensar en el día a día y no marcarse metas a largo plazo. El trabajo realizado está siendo bueno, pero después de tanto tiempo sin competir el cuerpo lo nota. De hecho, el domingo en su primer encuentro como titular, no pudo aguantar los 90 minutos y pidió el cambio a 20 minutos del final. «No llegaba a presionar bien y el equipo lo notaba. No quiero que pase eso», zanjó.