¿La cuarta hija del rey de los belgas?

Solo hablaron una vez: «No me vuelvas a llamar nunca más. ¡Tú no eres mi hija!». La airada respuesta era del actual rey de Bélgica, Alberto II; y la destinataria, su presunta hija ilegítima, Delphine Boël, nacida en 1968 de una presunta relación extramatrimonial del monarca con la baronesa Sybille de Selys-Longchamps. Delphine, escultora de 45 años, está segura de que es su padre y la opinión pública tampoco tienen dudas. Pero quiere garantías legales y ha pedido someter a pruebas de ADN al soberano y al príncipe heredero, Felipe, a fin de ser reconocida como la cuarta descendiente -el monarca tiene tres hijos, Felipe, Astrid y Lorenzo, nacidos antes que Delphine-. Como la Constitución garantiza la inmunidad total al jefe de Estado, Boël ha pedido al tribunal que comparezcan también los dos hijos mayores del rey, sus supuestos hermanastros. La Casa Real belga ha confirmado la citación, aunque «no se pronuncia sobre una acción relevante a la vida privada» está «en manos de la justicia». Y con fecha, que la audiencia en el tribunal de Bruselas será el 25 de junio. La historia de Boël salió a la luz en una biografía no autorizada sobre la reina Paola publicada en 1999 y el propio Alberto II reconoció que había sufrido una «crisis» con su mujer. Luego, Delphine profundizó en los detalles en un libro que escribió en 2008, 'Cortando el cordón umbilical'. Aseguraba que Alberto II estuvo a punto de divorciarse, que la relación con su madre duró 16 años y aún después, él siguió enviándole regalos. Y que ella se enteró de quién era su padre cuando su madre se lo confesó al cumplir los 18. Él nunca la reconoció como su hija y su otro padre, el oficial, Jacques Boël, tampoco. De hecho, la ha desheredado.