Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
ZIGOR ALDAMA
Domingo, 30 de diciembre 2012, 15:34
Barricadas, calles cortadas, estaciones de metro cerradas, y batallones de las fuerzas especiales en cada esquina. Ayer, la capital india parecía preparada para un asalto militar, pero lo que preocupaba a los gobernantes de Delhi era el posible estallido de ira de su propia población. Y no iban desencaminados. Porque los ánimos están al rojo vivo desde que, en la madrugada de ayer, se anunció el fallecimiento en Singapur de la estudiante de Medicina que fue violada en un minibús por seis hombres -un menor y cinco con edades entre los 20 y los 40 años- que luego la torturaron, introduciéndole una barra de hierro por la vagina, y la tiraron, junto a su compañero, a una cuneta.
Cansados del aumento de la violencia contra las mujeres y de la pasividad de una Policía muchas veces cómplice, esta semana miles de ciudadanos de la capital han protagonizado batallas campales para demandar que los asesinos de Damini, como han bautizado a la joven de 23 años cuyo nombre real se desconoce, reciban un castigo ejemplar. Una de estas protestas incluso se saldó el martes con la muerte de un agente. «Honraremos la memoria de la mujer si somos capaces de canalizar esta emoción y esta energía hacia acciones que promuevan el cambio», dijo el primer ministro indio, Manmohan Singh, en un comunicado con el que pretendía calmar los ánimos.
Pero los manifestantes no perdonan al Gobierno. Lo demostraron ayer cuando la ministra local de Delhi, Sheila Dikshit, se acercó hasta Jantar Mantar para encender una vela en nombre de la mujer muerta. Pero lo que encendió fue la rabia de unas 500 personas que, hacia las dos de la tarde, se habían congregado allí para rendir tributo y rezar por Damini, literalmente 'rayo'. Dikshit, que antes se había confesado «avergonzada como ciudadana de India», les pidió que la dejaran participar, pero tuvo que retirarse ante el aumento de la tensión. «¿Quieres politizar la muerte de una chica? ¿Por qué no viniste cuando comenzamos a manifestarnos?», le espetó una mujer que portaba una pancarta en la que pedía la horca para los responsables.
Un funeral de Estado
Conscientes de que el asunto puede írseles de las manos, y de que el 89% de los crímenes perpetrados el año pasado en India tuvieron a mujeres como víctimas, el ministro de la Unión, Praful Patel, pidió ayer al ayuntamiento de la capital que honre a Damini con un funeral de Estado «que sirva para mostrarle respeto a ella y a las mujeres de India». No en vano, diferentes ONG consideran al país el peor lugar para ser mujer, por la elevada tasa de infanticidios, matrimonios infantiles y esclavitud.
Los indios exigen que la muerte de la estudiante no sea en vano. Que marque un punto de inflexión en la política del Estado, excesivamente tolerante con los abusos que sufren ellas. «Debemos poner en práctica políticas de tolerancia cero hacia los asaltos sexuales. En este caso, los culpables deben ser castigados inmediatamente. De lo contrario, su muerte no tendrá ningún sentido», pidió la parlamentaria Jayanthi Natarajan.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.