CONMOCIÓN por este lamentable suceso

Un pedófilo en libertad condicional abusa sexualmente de al menos tres niños en Bilbao

Captaba a sus víctimas, de entre 9 y 13 años, en el barrio de Uribarri tras ofrecerles formar un equipo de fútbol y luego se los llevaba a su piso

LUIS LÓPEZ

Viernes, 23 de noviembre 2012, 08:29

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Acechaba a sus víctimas, niños de entre 9 y 13 años, en zonas de juegos y en el entorno de centros escolares del barrio bilbaíno de Uribarri. Se presentaba como entrenador de fútbol. Ofrecía a los chavales formar parte de un equipo que planeaba crear y los embaucaba. Luego les invitaba a su casa. Allí se entretenían con videojuegos y bajaban música de Internet. Cuando ya se había ganado su confianza, les ponía películas pornográficas. A continuación les sometía a tocamientos, cuando no les invitaba a mantener relaciones sexuales a cambio de dinero o, directamente, les intimidaba para que accediesen a ello.

Así procedía el hombre de 47 años, vecino y natural de Bilbao, que fue detenido este miércoles por agentes de la Unidad de Investigación Criminal de Guardia de la Ertzaintza. No era nada nuevo. El pedófilo se encontraba en libertad condicional después de haber sido condenado a 19 meses de prisión por hechos similares. Había salido de la cárcel el pasado mes de marzo y, según reveló la investigación, desde julio merodeaba por el barrio de Uribarri en busca de víctimas.

La voz de alarma la dio el padre de uno de los menores, de 13 años, en octubre. Denunció ante la Policía vasca «cómo un varón había sometido a tocamientos de índole sexual a su hijo y a otros dos menores de 9 y 11 años en su domicilio», explicaron ayer fuentes policiales. «En su vivienda también les había mostrado material pornográfico y recompensó a los jóvenes con dinero tras abusar de ellos».

Una foto en Internet

Según el relato de los chavales, el hombre les proponía «explícitamente» mantener relaciones sexuales y uno de ellos era «acosado constantemente». Como vía para intimidarle, el pedófilo le amenazaba con divulgar una fotografía de carácter sexual del menor que había conseguido en una red social.

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Tras su arresto, hace un par de días, los tres chavales implicados le identificaron. El hombre ya ha sido puesto a disposición judicial y la Ertzaintza sigue investigando para determinar el número total de menores de los que pudo haber abusado en los últimos meses. Para ello, también están analizando el material informático que ocuparon en el domicilio del arrestado.

La noticia cayó ayer como una bomba en el barrio de Uribarri, donde nadie sospechaba que algo así estaba ocurriendo. No había ni cotilleos ni sospechas previas. Eso sí, el acusado sabía bien cómo atraer a los menores. «Aquí el fútbol es muy importante y el Moraza (el equipo local) hace un trabajo muy valioso porque en el barrio, para los chavales, no hay mucho más que hacer», señalaba ayer el presidente de la asociación de vecinos, Carlos Ruiz. «Unos 200 niños están en el club, y los entrenamientos son casi como una actividad extraescolar: ellos están entretenidos y a los padres también les gusta».

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En ese entorno, el gancho de formar un equipo estaba claro que resultaría atractivo para los niños. Pero nadie supo de los manejos del detenido hasta ayer. «Ni en la ikastola habían escuchado nada», apunta el dirigente vecinal.

Tampoco en la S.D. Moraza. «En el barrio nos conocemos todos, y esa persona ni era entrenador del Moraza ni de La Merced. A nivel deportivo tampoco se había comentado nada de que hubiese nadie captando niños para un nuevo equipo», explicaba ayer Berna De Pedro, vicepresidente del club. A su juicio, el caso es extraño porque los equipos, a la hora de 'fichar' menores, «lo hacen en el campo, por medio del club y con los padres delante». «La captación no tiene nada que ver con ir pillando a chavales por la calle», añade, por lo que acudir a esta vía debería haber alertado a los progenitores. Pero, ¿no resulta evidente que los padres no sabían nada? «Ahora no es como antes. Los niños, cuando salen de los colegios, están muy arropados, no andan solos por ahí. Y, aunque lo estuviesen, es raro que no dijesen a sus padres que iban a entrar en un equipo». En definitiva, que un individuo haya conseguido llevar a varios niños a su casa y estar con ellos durante horas pese al celo creciente que ponen los padres a la hora de protegerlos dice mucho sobre la habilidad y argucias de quienes perpetran este tipo de delitos.

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