La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ayer con Mariano Rajoy en los jardines del Palacio de la Moncloa./ Efe
POLÍTICA DE REFORMAS CONTRA EL RESCATE

«¿Qué habría pasado si yo no hubiese tomado estas medidas?», presume Rajoy

El presidente del Gobierno da a entender que España estaría intervenida sin los ajustes aprobados en su primer año de mandato

ANTONIO MONTILLA

Martes, 20 de noviembre 2012, 10:52

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Hace hoy justamente un año Mariano Rajoy salió al balcón de Génova para celebrar, tras dos derrotas consecutivas, una contundente victoria en las elecciones generales con miles de seguidores que lo aclamaban desde la calle.

El líder del PP conquistó la Moncloa al grito de «más empleo y menos impuestos». Dos objetivos que, en este primer aniversario del triunfo en las urnas, están lejos de lograrse. El Ejecutivo popular incrementó el IRPF y el IVA, y el desempleo, lejos de decrecer, se asoma al abismo de los seis millones de parados. Y, todo ello, tras acometer los ajustes presupuestarios más severos de la democracia y de meter la tijera en los tres pilares básicos del Estado del bienestar: educación, sanidad y dependencia.

El líder del PP reconoce abiertamente que en estos doce meses incumplió algunas de sus principales promesas electorales. Y confiesa que algunas de estas medidas, sobre todo las referentes al aumento de la presión fiscal, atentan contra su propia filosofía política, pero alega que las ha adoptado por el bien del interés general de los españoles.

Rajoy, pese a decantarse por la austeridad y por acometer -esto sí lo prometió en campaña- el plan de reformas estructurales más ambicioso de la historia reciente del país, apenas si ha mejorado dos de los indicadores más temidos. El 21 de noviembre de 2011 la prima de riesgo era de 463 puntos básicos, mientras que ayer cerró en los 454. El interés de los bonos españoles a diez años apenas si ha menguado: del 6,55% de hace un año al 5,87%.

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«¿Qué habría pasado si no hubiéramos tomado estas medidas?», aseguró ayer Mariano Rajoy en una comparecencia junto a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. Fuentes del Gobierno interpretan este comentario del presidente como una clara alusión a que sin las reformas y los ajustes acometidos, España habría acompañado ya a Grecia, Portugal e Irlanda en la nómina de países intervenidos. Rajoy ha supeditado hasta ahora toda su acción a evitar el rescate y a cumplir con el compromiso suscrito con Bruselas de reducir el déficit del Estado hasta el 3% a finales de 2013.

Encauzados estos hitos, el presidente sitúa ahora el campo de batalla en lograr financiación a precios razonables para las administraciones pero, sobre todo, para empresas y familias. «Hoy nuestro principal problema no es atajar déficit sino obtener financiación a precios razonables», acotó ayer. Rajoy discrepa tajantemente con los que opinan que la austeridad y los incentivos para el crecimiento son antagónicos. Por ello le incomodan ciertas comparaciones, como a la que fue sometido ayer en la Moncloa.

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El discurso de Rousseff estuvo plagado de referencias al grave error que cometió su país potenciando el ajuste fiscal durante dos décadas, lo que paralizó el crecimiento, aunque le echó un capote a su anfitrión al destacar que «la combinación de austeridad y crecimiento es la mejor forma de superar los retos que plantea una crisis».

Justificación

Rajoy se detuvo para incidir en que comprende la agitación social provocada por algunas de sus decisiones. Reconoció que han sido medidas «que hacen daño a la gente y que son difíciles de explicar y de comprender», pero reafirmó que «son absolutamente imprescindibles para lograr la recuperación económica porque si no, créame, no las habría adoptado».

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No quiso mirar al pasado más reciente, pero sí analizó el futuro. Reiteró que España tendrá crecimiento económico en 2014 y se mostró convencido de que a finales de 2012 la economía española caerá menos del 1,7% vaticinado por su propio Ejecutivo. El año que viene será mejor. El crecimiento no llegará hasta 2014, pero el 2013 sin tener que acometer nuevos ajustes -al menos no se los pedirá la UE, según confirmó José Manuel Durao Barroso- será «un poco mejor».

Rajoy evita caer en el «optimismo antropológico» que profesaba su antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, sin abonar el pesimismo crónico que se ha instalado en la población. Por ello, en sus reflexiones siempre da una de cal y otra de arena. «Estamos en una situación difícil, pero es transitoria. Estamos dando pasos en la buena dirección, aunque todavía queden momentos muy difíciles», espetó el presidente en presencia de Rousseff. La rueda de prensa también dejó otro ejemplo de los vaivenes de Rajoy. Antes de llegar a la Moncloa aseveró que no era partidario de crear un 'banco malo'. Ayer, por el contrario, apostilló: «Acabamos de aprobar el llamado 'banco malo'. Eso traerá buenos resultados».

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