Más de un centenar de ertzainas se concentraron ayer en Bilbao para exigir que cese la «criminalización» a la que, dicen, les está sometiendo parte de la sociedad. :: IGNACIO PÉREZ
Una brecha en el cuerpo de policía

Los ertzainas no quieren coger la escopeta

La muerte de Iñigo Cabacas crea «grandes problemas» para elegir qué agentes llevarán los lanzapelotas en el operativo del próximo jueves en Bilbao

LUIS LÓPEZ

Martes, 24 de abril 2012, 20:25

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Una vez demostrado el potencial mortal de las pelotas de goma, los ertzainas que asumían con naturalidad rutinaria la utilización de este material antidisturbios ahora lo rechazan. Es decir, hay un antes y un después de la muerte de Iñigo Cabacas, el joven hincha del Athletic a quien mató un pelotazo de la Ertzaintza hace dos semanas. La Policía vasca se está encontrando con «grandes problemas» para decidir «quien lleva la escopeta» en este tipo de actuaciones, reveló ayer el portavoz del sindicato policial Erne, José Luis Moreno. El dilema adquiere una dimensión especial cuando Interior está preparando el operativo de seguridad para pasado mañana, cuando el equipo rojiblanco se enfrentará en San Mamés al Sporting de Lisboa.

Las pelotas de goma son una herramienta «puesta a nuestra disposición por el Departamento de Interior», y «desconocíamos que podía producir tales consecuencias», explicó ayer Moreno durante una concentración que pretendía limpiar la imagen de la Policía vasca, dinamitada por las críticas que no ha dejado de recibir debido a la supuesta brutalidad demostrada tras el partido del Athletic contra el Schalke 04. Después de constatar que esa munición mata -los jueces están investigando el incidente que provocó la muerte de Iñigo-, a los agentes les quema en las manos. «Hay cierta psicosis», constata Eneko Urkijo, secretario general del sindicato policial Esan. «Nadie quiere tener que asumir la función de ser quien pega el pelotazo».

El jueves será la primera vez después del fallecimiento de Iñigo que la Ertzaintza desplegará un operativo similar al que acabó con la vida del joven vizcaíno, de 28 años. Los agentes volverán a tener entre sus manos esas escopetas que ya miran de otro modo. En caso de altercados, ¿volverán a utilizarlas? «No queda más remedio», asegura Urkijo. El cuerpo a cuerpo con una porra como única arma es inviable porque «se necesitaría una proporción casi de uno contra uno, como hacen en Grecia», y eso se descarta. Los gases lacrimógenos no están permitidos y «las mangueras de agua no se usan». «Sólo nos quedan las pelotas de goma», asegura el secretario general de Esan.

Así que se plantea la siguiente pregunta, ¿quién portará las escopetas? En las unidades especiales -la Brigada Móvil y la de Refuerzo- «ya está determinado quien lleva el arma». Pero en las de Seguridad Ciudadana no. Los policías se agrupan en binomios: uno lleva el escudo y otro la escopeta. Y este último cometido ya no lo quiere nadie, por lo que una orden directa de un superior jerárquico deberá resolver el asunto.

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Apartan a los agentes

Hay que recordar que los agentes implicados en el altercado que terminó con la vida de Iñigo -24 repartidos en tres furgonetas, según la versión oficial- eran de Seguridad Ciudadana y procedían de la comisaría de Bilbao. En una reunión celebrada a última hora de la tarde de ayer los jefes de unidad les comunicaron que, pese a trabajar el jueves, no participarán en el operativo especial y se limitarán a sus labores habituales. De ese modo, se atiende a la petición que los sindicatos hicieron llegar al consejero de Interior, Rodolfo Ares. Las centrales veían descabellado el hecho de someterles a una situación de tensión semejante. No hay que olvidar que algunos han recibido asistencia psicológica y, según confesaron, están «destrozados» tanto por la muerte del joven como por la durísima condena social que han recibido estas semanas.

En cualquier caso, esta decisión de apartar del operativo de pasado mañana a los agentes implicados en el caso de Iñigo llega después de un notable revuelo interno. El motivo es que buena parte de ellos habían sido ya convocados para participar en él, lo que había suscitado encendidas críticas por la «insensibilidad» de unos mandos que no tenían en cuenta el impacto emocional que habían sufrido y aún estaban sufriendo. Mientras, la investigación destinada a revelar lo que pasó en la muerte de Iñigo continúa.

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