
TXEMA IZAGIRRE
Sábado, 18 de febrero 2012, 03:34
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Bolue ya respira. Han terminado los trabajos de recuperación del humedal para regenerar ese espacio natural de Getxo, en cuyas aguas había poco oxígeno por la acumulación de lodos. La intervención permitirá «aumentar su biodiversidad y mejorar sus capacidades didácticas y de educación ambiental». También se ha conseguido incrementar la heterogeneidad del paisaje, del hábitat y la fauna observable. La responsable de Medio Ambiente, Keltse Eiguren, reconoció que era necesario emprender unas tareas que han costado 122.000 euros cofinanciados entre el Gobierno vasco y el Ayuntamiento.
Eiguren aseguró que las obras «posibilitaran el rejuvenecimiento del ecosistema y su conservación como zona húmeda, así como la regeneración de la zona del carrizal». Bolue es «una de las zonas de mayor riqueza natural del municipio». A salvo de la urbanización y del cemento, en la vega de Fadura, su importancia le convierte en un espacio natural protegido por ser un humedal de agua dulce muy cercano a la costa.
Las obras se han realizado en tres fases. En la primera se rehabilitó la urbanización de la antigua caseta de bombas, que está a la entrada del pantano. Las autoridades locales hasta barajan proyectos de futuro para preparar ese espacio como centro de interpretación y de estudios del medio natural. Actualmente, este edificio se usa como centro de acogida y acoge actividades como las jornadas de puertas abiertas de la estación de anillamiento.
Durante la segunda fase, se procedió a limpiar los fondos del arroyo de Larrañazubi. Las zonas de actuación fueron aquellas en las que el depósito de tierras obstaculizaba la vida acuática. Además, «se ha procedido a regenerar la vegetación de las zonas afectadas», según explicó Eiguren, con la plantación de «una gran cantidad de árboles, arbustos y plantas de origen autóctono».
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Tres observatorios
Durante la tercera fase se habilitaron tres observatorios o miradores en las dos principales láminas de agua del humedal. Desde ellos se podrá observar la fauna y satisfacer, de paso, una petición popular que requería puntos con una visión clara. Con los miradores, «se posibilita la observación y contacto con la fauna, desde primera línea y sin causar molestias a los animales», resaltó Eiguren.
Bolue es la joya natural de un Getxo urbano al que solo le resta el enclave rural de Andra Mari. Situado en la confluencia del río Gobela y el arroyo de Larrañazubi, tiene una extensión de 10 hectáreas, colinda conde Berango y tiene una gran variedad de fauna y flora. Keltse Eiguren realizó ayer una visita a las obras realizadas en el humedal junto al director de Biodiversidad y Participación Ambiental del Gobierno Vasco, Germán Alonso.
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