
ISABEL URRUTIA
Lunes, 21 de noviembre 2011, 08:35
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Pasquale ('Pat') Croce es mitad italiano y mitad irlandés, nació en Estados Unidos y se dedica a sus negocios. Se sacó el título de fisioterapeuta y acabó como dueño de la franquicia de los 'Sixers' de Filadelfia de la NBA, donde puso firmes a todos entre 1996 y 2001. Luce la estampa de un pirata, tatuajes incluidos, y presume de no tener pelos en la lengua. Da igual que haya cumplido 57 años hace unas semanas. No ha perdido ni un ápice de chulería y arrojo, que lo mismo le sirven para pescar langostas que tesoros del siglo XVI.
Excéntrico a más no poder, el último proyecto en el que se ha embarcado es localizar la tumba del corsario inglés Sir Francis Drake, un misterioso sepulcro de plomo convertido desde hace años en objeto de deseo de los más ávidos cazatesoros. Croce inauguró el año pasado un museo sobre piratería en la localidad de San Agustín (Florida) y se muere de ganas por ampliar su colección de cofres, espadas y balas de cañón con las riquezas enterradas junto al famoso navegante.
Lo más extravagante de su historia no es que se conforme con financiar el proyecto, a la espera de que los expertos den con los restos. Su vocación aventurera, digna de un Indiana Jones talludito, le ha llevado a sumergirse él mismo en aguas del Caribe y rastrear a más de 200 metros de profundidad varios pecios hundidos muy cerca de la costa panameña de Portobelo. Pero Croce no es un loco. Ni un tonto. Cuenta con la ayuda del prestigioso arqueólogo marino James Sinclair, que «en un 95%» está convencido de que los vestigios hallados en esa zona pertenecen a los dos últimos buques capitaneados por el corsario oriundo de Devon.
Drake era un tipo de nervios de acero y muy mal genio que murió de disentería a los 56 años. Siempre tuvo prisa, como el propio Croce. Bien que aceleró para dar la vuelta al mundo, entre 1577 y 1580, y no dejar solo en ese honor a Elcano, que se le adelantó en casi 60 años.
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Pisar los talones del marino vasco no fue el mayor mérito del navegante de rizos rubios, que se atusaba el bigote con saliva delante de la reina Isabel I. La fama de Drake se debe al empeño (y habitual éxito) de sus campañas contra los barcos y colonias de España. «¡Era un genio! La monarquía le daba dinero y él hacía su trabajo. ¡Era el gran empresario de su época!», razona Croce. No habla por hablar, ya que es autor de varios libros sobre la materia, algunos incluso para niños. Steven Spielberg ya le ha comprado los derechos de su volumen sobre 'Barbanegra' para rodar una película.
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