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Elena Salgado. :: EFE
Consecuencias demoledoras
ECONOMÍA

Consecuencias demoledoras

La elevada prima de riesgo afecta al empleo y al consumo, y extiende sobre España la sombra del rescate

JOSÉ LUIS GALENDE jlgalende@elcorreo.com

Miércoles, 16 de noviembre 2011, 13:36

La prima de riesgo que paga España por su deuda -el indicador que mide la diferencia del bono español y del alemán a diez años- se ha instalado por encima de los 450 puntos, un nivel que castiga la economía nacional y que alienta el fantasma del rescate, que ya ha visitado a otros tres países periféricos: Grecia, Portugal e Irlanda. Los bonos españoles se llegaban a pagar anoche en el mercado secundario al 6,60%, un precio indigerible para un país que quiera crecer de una forma saneada. La problemática que una situación de este tipo genera es amplia y los riesgos, enormes.

Pagar 4,5 puntos de interés más que Alemania tiene consecuencias de todo tipo en la cadena económica, y ninguna de ellas es buena. La primera y más evidente, el encarecimiento del servicio de la deuda pública. Si finalmente el precio del mercado secundario se traslada a las subastas del Tesoro, ello supondría que por cada millón de euros que emita, España pagaría 65.000 euros al año de intereses y Alemania, solo 18.000. Por un periodo de tiempo corto semejante precio resulta asumible, pero si la deuda acumulada con esos tipos de interés llega a ser significativa, los costes para el Tesoro se dispararán, lo que supondrá drenar dinero de otros capítulos de los ya magros presupuestos públicos. España dedica en la actualidad en torno al 2% del PIB al pago del servicio de la deuda.

Alarmantes. Una subida del coste de la deuda se traduce de forma automática en el precio de los préstamos al consumo de bancos y cajas, que también consiguen el dinero más caro. Ello retraerá el consumo, lo cual tendrá efectos directos e inmediatos sobre el empleo en toda la cadena económica. El comercio, el transporte, la fabricación de bienes o la prestación de servicios se ven afectados.

Los tipos de interés elevados son uno de sus mayores temores, porque recurren habitualmente a la financiación en su actividad. En función del nivel de endeudamiento -las grandes compañías, tractoras de la economía, adeudan miles de millones a los bancos- su posición en el mercado puede debilitarse, ya que sus competidores de otros países tendrán unos costes de producción más baratos. Y una firma que pierde competitividad por esta causa tiene que recuperarla por otros medios, lo que siempre repercute en el empleo.

Tipos de interés elevados en la deuda pública producen perjuicios que se retroalimentan en un círculo vicioso del que es muy difícil salir. Una deuda más cara supone, de facto, ajustes en el sector privado y en el público, lo que a su vez se traduce en menos consumo y menor recaudación de impuestos indirectos; menos población asalariada y menores ingresos por IRPF; menores ingresos por el Impuesto de Sociedades, y, además, un mayor gasto para financiar el desempleo.

Es la que se está aplicando en Europa, pero no está exenta de polémica. El ejemplo de Grecia es revelador. Los drásticos ajustes impuestos por la UE para que gane una credibilidad en los mercados que rebaje su prima de riesgo han tenido como consecuencia la caída del consumo, el aumento del paro, el hundimiento de la recaudación y el agravamiento de la recesión. La pregunta que se hacen muchos ahora, y que ha llegado al debate electoral en España, es si una política menos drástica de recortes puede ser un atajo para la normalización de la economía.

En Europa están triunfando las políticas de ajuste, impuestas por Alemania y Francia, cuyos sistemas financieros se juegan mucho en el envite. ¿Cómo se pueden atajar de un día para otro los ataques especulativos como el actual? La opinión más escuchada en los últimos tiempos es dar capacidad al Banco Central Europeo para comprar bonos sin límite de los países afectados por este problema, a lo que se opone Alemania. Además, los cortafuegos de que disponen las autoridades europeas son limitados -el denominado fondo de rescate fue creado con 440.000 millones de euros y ya ha gastado una parte sustancial de su dinero- y están a la espera de conseguir el billón de euros con los que prometieron dotarlo los líderes europeos en la cumbre del pasado 26 de octubre.

Los expertos no lo descartan, en especial Grecia. La salida del euro conllevaría la quiebra de quien lo hiciera. Pero en el caso de Italia o España sería el fin de la moneda única, porque los efectos se extenderían como un tsunami sobre toda la economía mundial. Por ello esa hipótesis está prácticamente descartada. Además, una quiebra de uno de estos dos países se llevaría por delante sistemas bancarios completos, aseguradoras, fondos de inversión, fondos de pensiones... Los expertos aseguran que triplicaría los efectos demoledores de Lehman Brother's hace tres años.

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