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SOCIEDAD LANDÁZURI
Lunes, 13 de junio 2011, 04:31
El pasado fin de año 2010 vimos cómo la ermita de Santa Lucía, del pueblo de Villamaderne, estrenaba tejado gracias a las obras de restauración llevadas en ella por la Junta Administrativa y con subvención de la Diputación.
La actual ermita de Santa Lucía fue construida posiblemente en 1788, en terreno que el vecino de Villamaderne Tomás de Bermeo cedió gratis ese año. Estaba situada más allá del río Omecillo y del término de Barcabao, en el lugar denominado La Paul, linde del pueblo de Villamaderne con el de Espejo, junto a la importante y antigua calzada romana primitiva.
Hasta esas fechas de finales del siglo XVIII fue utilizada como camino para llevar la lana de Castilla a los puertos de Vizcaya. Entraba por el pueblo de Espejo, atravesaba el puente de La Mota y transcurría por lo que hoy conocemos como parcelaria a Villanañe. Y antes de llegar a esta localidad se dirigía hacia Orduña atravesando el Omecillo por el puente de la Venta del Monte, como consta en los planos que hay del tramo 10 de la carretera de Bilbao a Pancorbo, realizado por el director de dichas obras, Joseph Santos Calderón, el 30 de Agosto de 1769 en Bilbao.
La carretera actual que conocemos, y que hoy está al otro lado del Omecillo, se terminó de construir el 28 de enero de 1774, por lo que la ermita se quedó aislada e hizo que los lugareños de Villamaderne se pusiesen manos a la obra para hacer el edificio actual. Eso hace pensar que la ermita sería de mucha devoción por parte de los carreteros porque de lo contrario no tiene sentido su traslado a la nueva carretera para que estuviese más cerca del pueblo.
En aquellos años, y según consta en los documentos del pueblo de Espejo, las romerías que celebraba el pueblo eran a las ermitas de Nuestra Señora de Mellera en Barrio, Nuestra Señora de Angosto en Villanañe y Nuestra Señora de Vallejo en Alcedo, hoy desaparecida, que formaba parte del Ayuntamiento de Valdegovía.
Aquella antigua ermita de Santa Lucía sirvió como punto de encuentro de los vecinos de Espejo y Villamaderne, enredados en líos por el uso de la finca La Paul, junto a la que estaba edificada esa antigua ermita. En la documentación de Espejo aparece una concordia presidida por el escribano real Marcos de Silanes, celebrada en esa ermita de Santa Lucía, en 1631, sobre la roturación de una porción de terreno en 'La Paul', por los vecinos de Villamaderne, y que perjudicó a los de Espejo, ya que tenían derecho de pasto en el terreno. La concordia fue finalmente ganada por Espejo el 29 de octubre de 1634.
Imagen robada
Para la construcción de la ermita debieron de utilizar el material de la antigua. La actual debió de hacerse bastante más pequeña que la anterior ya que según descubrió en su día el sacerdote y profesor numerario de Historia y Geografía Teófilo Aguayo Campo, natural de Villamaderne, en las cuentas del Concejo de 1795 se señala pagar «dos fanegas de trigo al señor Cura por los materiales de la Ermita», que serían utilizados por los vecinos en otras construcciones.
También sabemos que la actual ermita fue construida con materiales reutilizados. El arqueólogo Antzoka Martínez Velasco lo relata en un artículo relativo a esta ermita y, en concreto, a un epígrafe o inscripción grabada en un sillar de arenisca reutilizado como alféizar de la ventana lateral derecha de la ermita, en su parte exterior.
La piedra está colocada al revés, con una escena ordenada de forma simétrica y parece que podría ser un calvario con dos clavos para los brazos, el martillo y dos figuras humanas, masculina y femenina. Si se acepta la teoría de su reconstrucción, la primitiva ermita debería situar su origen a final de la Edad Media, cuando en Álava empiezan a representarse los calvarios.
De la antigua ermita también se trasladó a esta nueva la imagen de la santa que, por desgracia, fue robada en 1967, sin que se cursase denuncia ni se iniciase averiguación al respecto, según ha asegurado un vecino de Espejo, testigo que el día del robo observó cómo un coche con matrícula extranjera salía corriendo de la zona de la ermita.
Pese al tiempo transcurrido quizá no sea tarde para que la Junta Administrativa de Villamaderne tramitase la denuncia y recopilase entre los vecinos descripción de la imagen robada o, mejor aún, apareciese entre los residentes alguna foto de la misma que pudiera llevar al paradero actual.
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