
LUIS LÓPEZ
Viernes, 10 de junio 2011, 09:46
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Las policías de toda Europa buscan a Goidsargi Estibaliz Carranza Zabala, de ascendencia vasca, por su posible implicación en el descuartizamiento de dos personas en el distrito vienés de Meidling. La Fiscalía de la capital austriaca emitió una orden de arresto comunitaria el miércoles, dos días después de que los cuerpos apareciesen de manera casual en el sótano del edificio donde la mujer, de 32 años, regentaba una heladería desde hacía un lustro y tenía su propia vivienda.
El macabro hallazgo se produjo el pasado lunes. Ocurrió durante las obras de reforma de una peluquería vecina. Como el desagüe del edificio se encontraba en el trastero supuestamente propiedad de Goidsargi Estibaliz -con este nombre aparece en los documentos oficiales-, los operarios entraron. Lo hicieron sin saber a quien pertenecía, ya que el responsable de la peluquería no recibió respuesta a sus reiterados llamamientos para que el titular se identificase y diese acceso a la zona para llevar a cabo la obra.
Cuando los obreros accedieron al lugar, lo primero que les llamó la atención fueron dos rifles con mira telescópica, un bolso de mujer con una pistola en su interior y una libreta con anotaciones en español. También había allí dos heladeras llenas de cemento. Cuando removieron la sustancia emergieron unas bolsas de plástico. Al abrirlas, la estancia se llenó del insoportable hedor que desprendían los dos cadáveres descuartizados.
Goidsargi Estibaliz desapareció al día siguiente, tras saber que habían aparecido los cuerpos. Según señaló a la agencia Efe el peluquero que tenía por vecino, Erkan Köksal, la mujer abandonó de manera precipitada su heladería después de que un cliente le contara que se habían encontrado los cadáveres y se había abierto una investigación. «Nunca la había visto con esa expresión en la cara», dijo el empresario al referirse al momento en el que la joven salió de su negocio de manera precipitada. «Estaba temblorosa, no era la chica que había conocido hasta entonces. Habitualmente era una persona muy guapa, agradable y simpática con todo el mundo».
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Uno de los cuerpos podría ser el de un antiguo compañero sentimental de la sospechosa que había desaparecido a finales del año pasado. Su familia se empezó a preocupar cuando no llamó a su madre por su cumpleaños, el pasado mes de noviembre, y desde entonces no tuvieron noticias de él. Desde su entorno aseguran que el hombre habría prestado a Goidsargi Estibaliz 100.000 euros para abrir su negocio de helados.
Algunos medios austriacos -que ya han sentenciado a la joven, a quien llaman la 'princesa de hielo'- especulan con que el otro cadáver también pertenecería a otra pareja de la mujer. En cualquier caso, según determinaron las autopsias, las muertes de ambos se produjeron con bastante distancia en el tiempo.
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Sea como fuere, sigue sin haber noticias de la sospechosa, que según ciertas informaciones habría vaciado todas sus cuentas bancarias y sacado un billete de avión a Barcelona el mismo martes. Las mismas fuentes aseguran que la Policía austriaca la estaba esperando en el aeropuerto vienés, pero no llegó a aparecer.
Sin proceso judicial
Desde la embajada española tampoco han conseguido dar con ella cuando trataron de ponerse en contacto «por si necesitaba asistencia jurídica», explicó a EL CORREO el embajador, Yago Pico de Coaña. «Como es natural, nos hemos movido, ya que se trata de una ciudadana española, con pasaporte español que había sido expedido en la misma embajada de Viena». Su teléfono estaba ayer encendido, pero saltaba el contestador.
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Ni el Ministerio de Asuntos Exteriores ni la embajada española quisieron aclarar si Goidsargi Estibaliz es vasca, aunque sus apellidos y nombre hacen evidente que esa es su ascendencia. Eso sí, llevaba muchos años en el país centroeuropeo. En la embajada también se han puesto en contacto con las autoridades austriacas, aunque la información es suministrada con cuentagotas. «Aún no hay proceso judicial», recuerda Pico de Coaña.
La noticia conmocionó a todo el país y, sobre todo, a quienes conocían a Goidsargi Estibaliz. «Deseo que no sea culpable y que haya escapado solo por miedo», señalaba el peluquero cuya obra de albañilería destapó el caso. Sin embargo, en su relato muestra sus sospechas. Fue el último en verla y le llamó la atención su actitud: «Salió de la heladería, cruzó el paso de patones, se fue a la parada de autobús, telefoneó y se marchó». También asegura que en la época en la que desapareció su exnovio «el hermano vino aquí desde España».
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