Adiós a un mito del surf

El surf está de luto. Se ha ido uno de los grandes. Andy Irons (24 de junio de 1978, Hawai), tricampeón del mundo, falleció el pasado martes en Dallas. Su cuerpo fue encontrado sin vida en el hotel Grand Hyatt cerca del aeropuerto de la ciudad estadounidense donde pernoctaba de camino a su casa en la isla de Kauai, en Hawai. Aunque la autopsia revelará las causas exactas de su muerte, según un comunicado hecho público por su familia, el surfista había contraído el dengue -una enfermedad infecciosa transmitida por un mosquito y predominante en los trópicos-. El pasado fin de semana se había retirado de la competición de Puerto Rico a causa de una indisposición. Estaba siendo tratado por un especialista en Miami, pero prefirió regresar a su domicilio para ser examinado por su médico personal. La muerte le sorprendió en el camino. Al hacer escala en la ciudad texana se sintió peor y prefirió hacer noche allí. Solo. Lejos del mar. Su medio natural.

Se marcha un 'World Class'. El surfista de estilo limpio y elegante. Los que le conocieron le definen como «una persona sincera, directa. Para el que lo blanco era blanco y lo negro, negro. Muy alegre y divertido. Una persona normal». Los que le vieron enfrentarse a las olas y jugar con ellas siempre mantendrán en su retina la pureza de sus maniobras y la fuerza que imprimía a las mismas. Una estética que forjó desde pequeño cuando aprendió a cogerlas con su hermano Bruce en la peligrosa costa del norte de su isla natal, Oahu.

Irons fue el rey de las olas de 2002 a 2004. Sus batallas en el agua contra Kelly Slater hicieron que este deporte adquiriera una repercusión inusitada a la que también ayudó la rivalidad de las marcas que patrocinaban a uno y otro. Todo eran comparaciones. Incluso fue protagonista de distintas películas y documentales como 'Down the Barrel', 'Chasing Dora', 'Island in the Stream' o 'Blue Horizon'. Esta última fue la que causó la mayor controversia. Se trató de mostrar la rivalidad entre los dos súper series del momento, y se mostró la vertiente más competitiva de Irons, algo que le pudo generar más de una enemistad.

Tras varias temporadas sin excesiva suerte, en 2009 decidió tomarse un año sabático. Necesitaba reencontrarse. Centrarse. Poco antes habían arreciado con más fuerza los rumores sobre su vida lejos del mar. De los coqueteos con la noche y lo que ello muchas veces conlleva. Él aguantó, y en contadas ocasiones rompió su silencio para defenderse. «He estado en el circuito durante 12 años. He ganado tres títulos mundiales y he sido subcampeón un montón de veces. ¿Alguno de vosotros ha pensado alguna vez lo agotador que es viajar durante todo el año a exactamente los mismos sitios, cuando las olas casi siempre son una mierda, intentando mantener una actitud ganadora?», llegó a señalar entonces.

Volvió a ganar

Esta temporada volvió a la élite. La ASP le permitió competir con los mejores tras concederle una invitación. Irons no desaprovechó la oportunidad. Volvió a recuperar aquella forma que le hizo un mito. Que le permitió contestar a la mejor versión de Slater. En la quinta cita de la campaña se encaramó a lo más alto. Fue en el Billabong Teahupoo de Tahití. No lograba un triunfo desde 2007. «Realmente me gusta competir porque me gusta ganar. Me encanta esa sensación», describió entonces.

Luego se le pudo ver en Europa. En Francia y en Portugal. «Estaba muy contento y a todo el mundo le decía que iba a ser padre», recuerdan los que estuvieron con él. Su mujer, Lyndie Dupuis, espera un niño para dentro de un mes.

El surf mundial no estaba ayer para muchas olas. Se ha ido un deportista elegante sobre la tabla. Un surfista que contaba con un día propio en su Hawai natal -el gobernador de la isla declaró el 13 de febrero como el 'Día de Andy Irons'-. Uno de los grandes. De los que dejan huella sobre el agua.