Venezuela sugiere que los etarras dijeron bajo torturas haber entrenado en ese país

Venezuela tiene «serias dudas» de que las confesiones de los miembros de ETA Xabier Atristain y Juan Carlos Besance sobre su entrenamiento terrorista en ese país caribeño no hayan sido obtenidas bajo torturas y coacciones. Así lo sugirió ayer el embajador venezolano en Madrid, Isaías Rodríguez. Sus palabras motivaron la reacción del Ministerio de Asuntos Exteriores, que pidió explicaciones al diplomático. La respuesta de Rodríguez consistió en negar que hubiera hablado de torturas, aunque se ratificó en que su Gobierno tiene «dudas» de que las declaraciones fueran «voluntarias».

El embajador había convocado una rueda de prensa para valorar el auto del juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, en el que se asegura que los dos componentes del comando Imanol recibieron adiestramiento en la selva sudamericana por parte de Arturo Cubillas -alto cargo de la Administración de Hugo Chávez- y de José Lorenzo Ayestarán, 'Fanecas'. Rodríguez contestó a la resolución judicial con una declaración oficial: «La supuesta confesión bien pudo ser arrancada irregularmente, y si así fuera no tendría ningún valor probatorio». El diplomático prosiguió: «Aun conscientes de que en estos casos no debe ocurrir la tortura, las amenazas contra seres queridos o bien recompensas para que se pronunciaran en la forma que lo hicieron, Venezuela tiene serias dudas de que estas declaraciones, por falsas y maliciosas de parte de quienes las emitieron, hayan sido totalmente voluntarias».

Luego, en el turno de preguntas, matizó y dijo que sus palabras eran «conjeturas, desde un punto de vista teórico, sobre que no toda confesión puede darse como válida». Horas más tarde, la embajada de Venezuela, tras recibir una llamada del ministerio de Miguel Ángel Moratinos, emitió un comunicado para responsabilizar a los medios de comunicación de haber sacado de contexto las palabras de Rodríguez para «enfrentar a dos gobiernos amigos». Sobre el asunto de los presuntos malos tratos, el diplomático mantuvo que «nunca hemos imputado ni soborno ni tortura al Estado español», pero ratificó que el Gobierno de Caracas tiene «dudas de que esta declaración haya sido voluntaria».

El diplomático tachó, además, de «absurdo» que se dé más credibilidad a «unos criminales» miembros de ETA que a Venezuela, «un Estado cooperante con las causas de la paz», que ha negado, por boca de su presidente, Hugo Chávez, que Atristain y Besance hayan sido entrenados en su territorio.

Las explicaciones de Rodríguez fueron reiteradas más tarde por el ministro de Exteriores venezolano, Nicolás Maduro. El dirigente político acusó a la «derecha» y a la «prensa española» de mantener una «burda» campaña «diaria» contra Chávez y dio su versión de por qué Atristain y Besance han confesado haber sido entrenados en la selva venezolana: «Lo más natural es pensar que personas que van a ser juzgadas por delitos graves traten de buscar algún tipo de tabla de salvación para que se rebajen las acusaciones, las penas que puedan recibir».

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se dio por satisfecho con la «corrección» hecha por el embajador y quitó hierro al asunto. En unas declaraciones en los pasillos del Senado, defendió que las declaraciones de los dos etarras del desarticulado comando Imanol ante la Guardia Civil sobre su entrenamiento en territorio venezolano presentaban gran «verosimilitud». Pero negó que pueda responsabilizarse de nada al Ejecutivo de Chávez: «No hay ninguna declaración que permita inferir, colegir o siquiera sospechar que el Gobierno de Venezuela haya tenido nada que ver».

Lo que el Gabinete de Zapatero ha pedido, en principio, a las autoridades del país caribeño es que investigue si Arturo Cubillas participó o no de alguna manera en las tareas de adiestramiento. Eso y una mayor colaboración. El lenguaje de los miembros del Ejecutivo con la Administración bolivariana es siempre cauto; también el de Rubalcaba. En su afán por rebajar posibles tensiones diplomáticas, el titular de Interior afirmó que «es verdad que la colaboración de Venezuela ha mejorado sustancialmente». Y solo una vez hecha esta precisión, añadió: «Pedimos que se incremente de modo que podamos asegurar que a ETA le es imposible desarrollar actividades» en aquel país.

Críticas del Partido Popular

Por otra parte, f uentes jurídicas indicaron que el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, que en marzo dictó orden de busca y captura contra seis miembros de ETA que residen en Venezuela, entre ellos Cubillas, no piensa dar nuevos pasos de momento pese a las declaraciones del comando Imanol. En este punto también terció el embajador de la república para recordar que Interpol no ha hecho ninguna gestión para detener a Arturo Cubillas. Rodríguez advirtió, no obstante, que la extradición sería imposible porque es un ciudadano venezolano al estar casado con una súbdita de ese país.

La conformidad gubernamental no la compartió el PP, que reclamó de nuevo la comparecencia «urgente» del ministro de Asuntos Exteriores en el Congreso. El partido opositor ya solicitó la presencia de Miguel Ángel Moratinos en la Cámara en marzo, cuando surgieron las primeras informaciones del adiestramiento por parte de las FARC a miembros de ETA en Venezuela.

Más allá fue el portavoz popular de Asuntos Iberoamericanos en el Senado, Dionisio García Carnero, quien ante las insinuaciones de torturas a los dos etarras exigió a Moratinos que retire el plácet al embajador venezolano en Madrid y llame a consultas al homólogo español en Caracas. También el ex presidente José María Aznar terció en la polémica al calificar de «extrema gravedad» la posibilidad de que hubiera terroristas entrenando en el país sudamericano.