España ocupará por primera vez un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU

A partir del 19 de junio un representante español se sentará por primera vez en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU con sede en Ginebra, después de que fuera elegido ayer en la Asamblea General por 177 votos, junto con Suiza, para ser una de las siete naciones que representan a Europa Occidental.

Hace cuatro años, cuando este órgano fue fundado para sustituir a la desprestigiada Comisión de Derecho Humanos, las aspiraciones españolas fracasaron por un voto frente a Reino Unido. Esta vez no había margen de sorpresa: catorce candidatos de todo el mundo aspiraban a otras tantas vacantes, lo que ha sido criticado duramente por las organizaciones de derechos humanos.

«Es una desgracia que los países opten por arreglos silenciosos en vez de hacer campaña en la Asamblea General», protestó Lawrence Moss, representante de Human Rights Watch. Para su compañera Peggy Hicks, el hecho de que los estados hayan «precocinado» el proceso arrebata a este órgano de la credibilidad que se pretendía conferirle con la reforma.

Como consecuencia, países con negros expedientes en temas humanitarios como Libia, Angola, Malasia, Uganda y Tailandia acompañarán a España en su etapa en este organismo, donde también se sienta Cuba desde el año pasado, precisamente porque no tuvo competencia en su grupo. Poco ha faltado para que se les uniese Irán, pero al país persa le quedan pocos amigos en el mundo dispuestos a apoyarle en sus cruzadas.

La embajadora de Estados Unidos, Susan Rice, lamentó la victoria de los países con un expediente «problemático», pero prometió no medir el éxito del consejo por quién se sienta en él, sino por lo que hace. Por su parte el representante español en la ONU, Juan Antonio Yáñez Barnuevo, dijo sentirse «muy satisfecho» con la victoria y prometió aprovechar la oportunidad para contribuir a la promoción de los derechos humanos en el mundo. Aun así admitió que «éste es un cuerpo muy joven en el que hay mucho que mejorar».