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GENTE

Novia con sorpresa

Un árabe anula su boda tras descubrir que tras el 'niqab' se escondía una mujer «barbuda y bizca», hermana de la que le habían prometido

ESTIBALIZ SANTAMARÍA

Jueves, 11 de febrero 2010, 10:56

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A la hora de dar el 'sí quiero', uno promete no dar marcha atrás en las penas, la pobreza y la enfermedad. Nadie ha dicho nada de que haya que apechugar si te dan gato por liebre. Por eso se ha rebelado un embajador árabe que, nada más aceptar en matrimonio a su novia, descubrió que el 'niqab' de la chica escondía una desagradable sorpresa. Por lo visto, el hombre -ministro plenipotenciario de un país árabe que no ha sido precisado- andaba demasiado atareado en las misiones de Estado como para elegir a conciencia a su futura esposa, así que le encargó la tarea a su madre.

Ésta contactó con varias familias, que le presentaron fotografías de múltiples casaderas. Eligió para su hijo a una bella jovencita y citaron a la pareja para ver si cuajaba el asunto; él demostró sus 'posibles' y ella su recato, siempre tapada por el velo de pies a cabeza. Parece que congeniaron, así que organizaron una boda en Dubai con toda su pompa y boato. Nada más firmar el contrato matrimonial, el oficiante dijo aquello de «puede besar a la novia». Pero el romanticismo se esfumó cuando el ministro levantó el velo de su esposa y descubrió que no se parecía en nada a la bella joven que su madre le enseñó en la foto. «¡Tiene barba y es bizca!», exclamó el novio ante el tribunal de la Sharia que ofició la boda, al que solicitó de inmediato la anulación del matrimonio.

Resulta que la madre de la chica mostró a su consuegra el retrato de otra de sus hijas, por lo visto bastante más agraciada que la que llevó al altar. El hombre no dejó que el tribunal abandonara la sala sin encargarle la tramitación urgente del divorcio, alegando que sus suegros le habían timado. Por descontado, anuló la ostentosa fiesta que había organizado para celebrar el enlace. Pero además, afirmó haber sufrido un grave daño emocional y exigió que la familia de la prometida le devolviera los 100.000 euros que se gastó en joyas, ropa y regalos para la muchacha durante el cortejo.

Y no se quedó ahí, porque llegó a reclamar que la mujer fuera examinada por un tribunal médico para determinar si su vello facial se debía a problemas hormonales. Los expertos determinaron que la chica no sufría patología alguna. Simplemente, la genética había sido bastante menos generosa con ella que con su hermana, la de la foto.

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Los jueces islámicos apenas han tardado en conceder el divorcio al embajador. Nada extraño, teniendo en cuenta que, según el Derecho musulmán clásico, con sólo repudiar a su mujer en público tres veces, el esposo puede hacer que su matrimonio quede disuelto definitiva e irrevocablemente. Nada de papeleos. Ahora bien, los jueces han denegado sus reclamaciones materiales al incauto diplomático casadero. Santa Rita ha impuesto su ley y la joven se ha quedado plantada en el altar, pero con un jugoso ajuar que lucir.

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