D. D. M.
Viernes, 6 de abril 2007, 04:22
Uno de los principales peligros de la explotación de Mieres es el incendio que se mantiene en la capa octava desde 1992 y que en mayo de 2005 fue protagonista del último accidente que provocó quemaduras a dos trabajadores. «Las piedras que caían te quemaban la mano», recuerda uno de los últimos mineros que trabajó en esa zona.
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El foco de calor se originó por la oxidación del carbón. El contacto del azufre que contiene el mineral con el oxígeno produce una autocombustión que se mantiene activa por las condiciones de la ventilación de las galerías. Quienes conocen bien el fenómeno aseguran que no es extraño, pero tampoco habitual. En abril de 2006, los mineros más experimentados del 'Nicolasa' ya realizaron labores de enfriamiento en esa capa. Los trabajos consistieron en la instalación de una tubería para distribuir el nitrógeno con el que se pretendía desplazar el oxígeno y evitar así la propagación del fuego. Los brigadistas que participaron en aquellos trabajos dispusieron de equipos de respiración autónomos y trajes especiales para aislar el calor. Además, a finales de mayo del pasado año lograron terminar la extracción de carbón pendiente en un macizo que les impedía seguir avanzando en las galerías.
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