El americano imbatible

Michael Schumacher, Lance Armstrong, Michael Jordan, Mark Spitz... La tropa de periodistas de todo el planeta que el pasado viernes asistió a la final de la prueba del circuito mundial de surf en Mundaka se afanaba en buscar un palmarés deportivo que pudiera compararse al de Kelly Slater. El estadounidense acababa de hacer historia en aguas vizcaínas al alzarse con la octava corona mundial de la especialidad. «Hay varios heptacampeones, pero ahora mismo no se me ocurre nadie que haya dominado de forma tan abrumadora en ninguna modalidad», se desesperaba un reportero de la televisión de Brasil.

Nacido en Cocoa Beach (Florida) hace 34 años, el estadounidense se ha convertido por derecho propio en una leyenda del surf. Un mito vivo, ya que la 'era Slater' no tiene de momento fecha de caducidad. «Me encuentro tan fuerte como siempre. Incluso ahora creo que estoy compitiendo mejor que nunca, con más veteranía e inteligencia. De momento quiero disfrutar el presente, no pienso en el futuro», comentó exultante al término de la prueba de Mundaka.

Aficionado al golf y la pesca, el de Florida atesora innumerables récords en el mundo del surf, como ser el primero en alcanzar la puntuación de 20 en una manga, gracias a dos olas perfectas (10). Su primer campeonato del mundo lo conquistó en 1992, con sólo 20 años. En aquella década prodigiosa vinieron cinco más de forma casi consecutiva. Y su palmarés podría ser mayor si entre 1999 y 2004 se hubiera dedicado en cuerpo y alma a cabalgar marejadas.

Actor y modelo

En aquel lustro, Slater quiso imprimir un inesperado giro a su vida. Un cambio de rumbo casi tan radical como los que ejecuta sobre la cresta de la ola, al límite. Participó en varios capítulos de la serie 'Los vigilantes de la playa', se le relacionó con Pamela Anderson y sirvió de modelo para Versace. También tocó en un grupo de música y entró a formar parte de una asociación para salvar los arrecifes de coral. Además, la conocida revista 'People Magazine' le incluyó en la lista de los cincuenta hombres más bellos del planeta.

Lo cierto es que su 1,75 de altura, su cuerpo musculado, sonrisa marfileña y ojos de intenso verdor le han convertido en objeto de deseo para millones de adolescentes. Se retire ahora o no, Slater siempre tendrá un idilio especial con Mundaka. Una ola que le gusta especialmente. «El pasado 22 de septiembre cogí, en este pequeño pueblo, el mejor tubo de espaldas de mi vida». Y eso, para un surfista, no es nada fácil de olvidar.