TERESA ABAJO
Miércoles, 1 de febrero 2006, 01:00
La 'Supersur' ha empezado a romper moldes en la construcción de carreteras antes de concretarse sobre el terreno. La Diputación se plantea adjudicar la excavación de los túneles -la parte más compleja del trazado- mediante contratos a precio cerrado, una fórmula inédita en las obras públicas en Vizcaya. Con este sistema, las empresas asumen los riesgos del proceso. Se comprometen a respetar el plazo y el presupuesto que se han marcado aunque se produzcan incidentes que compliquen y encarezcan los trabajos.
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La sociedad foral Interbiak ha optado por esta fórmula 'llave en mano' ante la envergadura del proyecto. En la primera fase de la autopista alternativa a la A-8, entre Trapagaran y Larraskitu, más de la mitad del trazado discurrirá bajo tierra. «Son obras complejas y muy especializadas», explica el consejero delegado de la entidad, Carlos Estefanía. Pese a los exhaustivos estudios geológicos, nunca están a salvo de imprevistos que pueden disparar aún más el presupuesto.
Las cifras que se manejan de partida son ya de por sí apabullantes. Los cuatro tramos que incluyen túneles -Trapagaran-Gorostiza, Gorostiza-Cadagua, Cadagua-Peñascal y Peñascal-Larraskitu- costarán más de 391 millones de euros, según las previsiones de la Diputación. Con los contratos a precio cerrado, será muy difícil adjudicar las obras a la baja. «Riesgo es igual a dinero», afirma Estefanía. «Pero esos precios habrá que acotarlos».
La Diputación ofrecerá las dos opciones a los contratistas: la fórmula tradicional, que luego puede estar sujeta a gastos extraordinarios, y la de precio cerrado, bien para la totalidad del tramo o para la parte que discurre en túnel. «Estudiaremos todas las propuestas y creemos que habrádiferencias importantes entre empresas».
Estudios geológicos
Las firmas interesadas pueden acceder a los estudios geológicos realizados por Interbiak o encargar sus propios informes «Es un reto y tendrán que analizarlo». Tienen tiempo para hacer sus cálculos, porque el concurso público se convocará a finales de año. A partir de ese momento, los plazos apremian. Los trabajos deben comenzar en la primavera del próximo año para poder inaugurar la autopista en 2011.
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La obra civil durará tres años, a lo que hay que sumar la instalación de los sistemas de seguridad y control -otro año más- y las pruebas necesarias antes de abrirla al tráfico. Los contratistas que ofrezcan un precio cerrado se enfrentan a penalizaciones económicas por cada día de retraso.
A los profesionales del sector ya se les planteó la posibilidad de recurrir a esta fórmula durante la presentación del proyecto de la 'Supersur'. «Esta obra tiene características muy especiales», destaca el gerente de la asociación de constructores Ascovi, Iñaki Urresti. En su opinión, «al trasladar la incertidumbre a las empresas asumimos un riesgo importante, y eso se reflejará en los precios». En cualquier caso, no cree que este sistema «sea un obstáculo» que limite la presentación de ofertas. «Concurrirán empresas fuertes agrupadas en 'utes'. No es una obra a la que licite cualquiera», concluye.
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