Mario Gil y José Luis Moro.
UN MITO DE LOS 80

"Demasiado pijos para los indies, demasiado indies para los pijos"

Un Pingüino En Mi Ascensor regresan a Bilbao 25 años después de su anterior visita, para cantar sus "letras divertidas, con rima consonante, sobre cosas de las que no suele escribir casi nadie"

CARLOS BENITO

Jueves, 10 de abril 2014, 10:57

A mediados de los 80, irrumpió en la música española un proyecto extraño, muy extraño. Porque, partiendo ya del nombre, pocos rasgos de Un Pingüino En Mi Ascensor se ajustaban a lo convencional: el chocante bautismo encubría a un hombre solo, José Luis Moro, un campeón del minimalismo que se acompañaba de su teclado (y, en directo, de unas bailarinas bautizadas como Las Pingüinettes) para cantar con voz nasal sus letras descacharrantes, que narraban historias situadas en algún punto entre el costumbrismo y el delirio. Pero la década también era rara, se habían abierto caminos que enlazaban el 'underground' con el éxito masivo, y temas como 'Espiando a mi vecina' o 'Atrapados en el ascensor' se erigieron en inesperados himnos de la época. A partir del tercer álbum, Un Pingüino En Mi Ascensor se convirtió en un grupo de verdad gracias a la incorporación de un ilustre de la Movida, Mario Gil, que suma en su currículum grupos cruciales (Paraíso, La Mode, Aviador Dro) y programas de televisión inolvidables ('El precio justo', 'El informal').

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El caso es que Un Pingüino En Mi Ascensor siguen en activo y, de hecho, están a punto de sacar álbum nuevo. El disco se titula 'Sex & Drugs & Nasal Pop' y lo han financiado a través de 'crowdfunding', un procedimiento que ha servido para certificar la devoción de sus fans: solo tardaron 48 horas en reunir los 5.000 euros que necesitaban, y al final la recaudación se disparó más allá de los 13.500 euros. Y, por supuesto, José Luis y Mario siguen actuando en directo junto a su banda de "pequeños electrodomésticos". Este sábado estarán en La Nube, el café-teatro de Santutxu, un marco ideal para un concierto de estas características: en su gran vitrina se exhibe una colección de objetos de los 80, desde un tambor de Colón (el Pingüino dedicó la canción 'C.A.M.P.' a Manuel Luque, el señor del "busque, compare...") hasta un Simón, aquel juego de recordar secuencias de colores que aburría tan rápido. José Luis Moro, pingüino emperador y publicista profesional, nos habla de lo suyo.

¿Dónde encuadrarías a Un Pingüino en la música española de los 80, a qué grupos consideras más afines?

La verdad es que no sé si tenemos grupos afines. Sé cuáles son mis referentes: Los Nikis, Alaska y los Pegamoides, Paraíso, La Mode, Aviador Dro...

Sonabais mucho en Los 40 y llegasteis a girar con Mecano patrocinados por Coca Cola... ¿A ti no te sorprendía que una propuesta como la tuya alcanzase esa repercusión comercial?

Un poco sí. Siempre nos sentimos un poco en medio. No gustábamos demasiado a la crítica, pero tampoco a las emisoras comerciales. Siempre fuimos demasiado pijos para los indies y demasiado indies para los pijos.

¿Cuál es el momento más increíble que viviste como músico en los 80?

Salir de gira en los 80 era algo fascinante. A mí, que era un poco mitómano, me emocionaba eso de compartir camerino con los Hombres G o Mecano. Pero la verdad es que los momentos más increíbles los he vivido hace muy pocos años, cuando gente a la que siempre había idolatrado, como Aviador Dro o Los Nikis, me han invitado a compartir escenario con ellos.

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¿Qué ventajas y qué desventajas tenía la austeridad de tu planteamiento?

Supongo que por un lado era un poco más aburrido, aunque también había menos gente con la que pelearse.

Había que echarle valor para salir al escenario solo con un tecladito. ¿Recuerdas la primera vez?

Sí, claro. Fue en el concurso pop-rock Villa de Madrid, en primavera del año 86. Era en un campo de fútbol de barrio. Recuerdo que estaba de técnico de escenario Ñete, el que fuera batería de Nacha Pop. Salí allí con mi teclado de ritmos a eso de las cuatro de la tarde de un sábado y toqué tres canciones. Supongo que alguien flipó, porque me clasifiqué para semifinales.

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Habéis completado el crowdfunding para el nuevo disco en un pispás. ¿Por qué los fans del Pingüino son tan militantes?

Ja, ja, ja... Pues no lo sé. Supongo que, en parte, porque hacemos un poco lo que nos da la gana.

Tus seguidores están invitados a votar en el mercado bursátil de las canciones del Pingüino. ¿Qué tres temas votarías tú como resumen idóneo del grupo y por qué?

'El sangriento final de Bobby Johnson', 'En la variedad está la diversión' y 'He-Man y Barbie', por elegir tres de discos diferentes. Creo que representan muy bien el espíritu del 'nasal pop': letras divertidas sobre cosas de las que no suele escribir casi nadie, con rima consonante y en clave musical poppy electrónica.

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Los títulos de las nuevas canciones suenan muy sugerentes. ¿Nos puedes explicar, por citar dos muy llamativas, de qué van 'No es el mejor momento para hacerse perroflauta' y 'Me compré una vespa para parecer un mod pero parezco un pijo'?

La primera es una pequeña venganza. Siempre me encuentro en un semáforo cerca de mi casa a unos tíos haciendo cosas raras con bolos, con la cara pintada de payaso y un bombín, y la verdad es que no les soporto. Así que me inventé una letra sobre un asesino en serie de perroflautas. La segunda es bastante autobiográfica. Siempre me encantaron las vespas. Tengo una y, un día, me vi a mí mismo sentado en ella reflejado en un cristal y me di cuenta de que que me parecía mucho más a un hijo de la Duquesa de Alba que a Sting haciendo de mod en Quadrophenia.

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Supongo que ya habrás tocado alguna vez en Bilbao. ¿Algún recuerdo?

Hace siglos. Año 89, creo, en la Semana Grande. ¡Muy buenos recuerdos!

¿Cómo será el concierto del sábado?

Tocamos casi todo repertorio clásico, sobre todo de los tres primeros discos. Y alguna cosita nueva, incluyendo versiones de temas míticos de los 80 con las letras cambiadas. Eso es una cosa que hago casi desde antes de que naciera Un Pingüino En Mi Ascensor.

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