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Manuel Martín Cuenca (director): «La presencia del mal en Europa es muy poderosa»
'Caníbal'

Manuel Martín Cuenca (director): «La presencia del mal en Europa es muy poderosa»

El cineasta examina los crímenes cometidos por una persona «normal» en un thriller sazonado de amor

ROBERTO GONZÁLEZ

Martes, 15 de octubre 2013, 17:55

Manuel Martín Cuenca (Almería, 1964) dirige Caníbal, cinta elogiada en San Sebastián y Toronto en la que Antonio de la Torre interpreta a un sastre que asesina a mujeres y se alimenta de ellas. El realizador de La mitad de Óscar vuelve a mostrar su personal estilo en un thriller poco convencional.

-¿En qué género se mueve la película?

-Es un filme noir, cine negro. Arranca con una estructura de thriller sobre un asesino en serie, pero lo que contiene es una historia de amor con un dilema moral.

-¿Es un reflejo realista o poético del canibalismo?

-Es una metáfora del mal. Muestra a una persona normal, uno de los nuestros, que tiene una doble cara. No hay ninguna intención de entrar en el gore ni de escarbar en todo eso. Es el detonante para arrancar la película.

-Es tu cuarta colaboración con Antonio de la Torre.

-Sí, y mi primera película en la que él es el protagonista. Antonio es un monstruo como actor. Le conozco desde hace muchos años, fue el protagonista de uno de mis primeros cortos y le he visto crecer como actor. En el caso de esta película hace algo muy diferente a todo lo anterior.

-¿Cómo descubriste a Olimpia Melinte?

-Pensamos que el personaje debía ser una mujer del Este. La película habla de una sociedad europea: nosotros inventamos los campos de exterminio, el estalinismo, el capitalismo depredador... La presencia del mal en Europa es muy poderosa y a veces se olvida. No queríamos contar una historia de canibalismo que ocurriera en un país del Tercer Mundo. Una rumana es una europea que pertenece a una cultura un poco diferente a la nuestra, mientras que una francesa o una italiana hubiera sido demasiado cercana. Fui a Bucarest a hacer el casting y decidí que Olimpia era una actriz ideal.

-¿Era vital la ambientación en Granada?

-Sí, porque de alguna forma está el fondo de la Semana Santa. Retrata la España que somos, que nunca se ha ido, llena de tradiciones. Es una película que habla sobre el perdón, el amor, el sacrificio y la sangre, con un trasfondo en cierto sentido religioso.

-Ganó el Premio a la Mejor Fotografía en San Sebastián ¿también importaba la estética?

-Absolutamente. Como cineasta intento explicar la esencia de las cosas y trabajar con los elementos más significativos. No ofrecemos costumbrismo sino una visión pictórica de la realidad.

-¿Te interesa explorar la soledad?

-Me sale de una manera inconsciente. Me interesa mucho el tema del amor y el desamor, incluso en mis documentales hablo de la ilusión y la desilusión, que es de lo que trata también el amor.

-¿Es una película difícil?

-Es una película que puede hacerle reflexionar. Me aburre el cine vacío, el que no intenta mancharse en nada. Caníbal se sigue con facilidad, con una estructura de thriller que engancha, pero aún así no es cine para entretenerse sino para conmover.

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