
CARLOS BENITO
Jueves, 4 de julio 2013, 22:32
La prehistoria de Dengue Fever arranca a finales de los 90, cuando un joven Ethan Holtzman dedicó medio año a recorrer el sudeste asiático junto a un amigo. Hubo un momento crucial: viajaban en una camioneta desvencijada de camino a las ruinas de Angkor Wat, el gigantesco templo camboyano. Su acompañante iba hecho un asco, porque le habían picado los mosquitos y presentaba los síntomas típicos del dengue, esa enfermedad infecciosa que en algunos lugares se conoce como "fiebre rompehuesos". Así que Ethan se concentró en la música que salía del radiocasete del vehículo, y descubrió algo que le fascinó todavía más que las ruinas y que también le transportaba a un mundo perdido: el chófer iba escuchando viejas cintas de pop-rock camboyano de los 60, una mezcla fascinante y juguetona de instrumentos occidentales y voces que cantaban con inflexiones autóctonas, como rizos en la melodía. Aquella escena fue aplastada en los 70 por Pol Pot y sus jemeres rojos, que consideraban esa música una intolerable decadencia burguesa y le aplicaron los mismos criterios brutales que a todo lo demás. Muchos artistas populares perdieron la vida en los siniestros campos de la muerte.
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Ethan regresó a Estados Unidos cargado de cintas que había comprado en Camboya, como quien lleva un tesoro analógico, y se encontró con que su hermano Zac también acababa de descubrir las canciones del país asiático. Él no había tenido necesidad de moverse de California, porque un colega que trabajaba en una tienda de discos le había pasado una recopilación. Los Holtzman cayeron en una especie de obsesión y, como al fin y al cabo eran músicos, acabaron sintiendo la necesidad de tocar esas piezas que les apasionaban. Así nació Dengue Fever en su versión original e incompleta, porque a aquellos cinco muchachotes les faltaba alguien capaz de cantar en idioma jemer, lo que venía a significar que necesitaban a algún camboyano. Encontraron la vocalista soñada en Chhom Nimol, una jovencita que había ganado concursos de talentos en Camboya, había llegado a actuar para los reyes del país y, muy oportunamente, acababa de emigrar a Long Beach. El encuentro de la muchachita que no hablaba inglés con los yanquis majaras que querían tocar música camboyana debió de ser singular. "Al principio, Nimol y su hermana Chorvin desconfiaban mucho. La idea de tocar con nosotros les parecía sospechosa. ¿Qué querríamos en realidad? Mi hermano llevaba por aquel entonces una barba de noventa centímetros y yo lucía un bigote fino y engominado. Visitamos seis o siete veces el Dragon House, donde trabajaba Nimol, antes de que accediera a hacer una prueba con nosotros", ha explicado Ethan a US Asians.
De eso hace ya más de diez años. Al principio, Dengue Fever hacían sobre todo versiones de temas clásicos del repertorio camboyano, pero sus álbumes más recientes incluyen el inglés y están dominados por composiciones propias que se impregnan de aquel espíritu y lo maridan con rock de inspiración psicodélica. Pueden presumir de admiradores ilustres: Ray Davies los describió como "un cruce entre Led Zeppelin y Blondie"; Peter Gabriel ha licenciado algunos de sus discos a través de Real World y los cubre de alabanzas; Kirk Hammett (sí, el guitarrista de Metallica) eligió una canción suya como una de las mejores de la década, y los guionistas de series como True Blood o CSI han incluido sus temas en algunos capítulos. Claro que quizá la opinión más válida sea la de los propios camboyanos: "No he recibido más que opiniones positivas afirma Chhom Nimol. Como algunas de las canciones son clásicos, los oyentes de más edad están familiarizados con ellas y dicen que les recuerdan tiempos más felices, cuando eran adolescentes, mientras que los oyentes más jóvenes disfrutan del toque moderno que les aportamos".
Vídeo: Sni Bong
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