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Unai Martín, en el entorno del teatro Arriaga./ E.C.
«Debemos pensar en los niños como un beneficio y socializar sus costes»
Cada vez menos treintañeros

«Debemos pensar en los niños como un beneficio y socializar sus costes»

Unai Martín, sociólogo de la UPV/EHU, destaca el papel que juega la natalidad y la aportación que realiza a la riqueza de un país

J. MUÑOZ

Domingo, 8 de diciembre 2013, 01:15

Profesor de Sociodemografía en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Unai Martín cree necesario que los ciudadanos se conciencien sobre la aportación de la natalidad a la riqueza de un país. «Me gustaría pensar que alguien está considerando cuestiones a corto plazo, como la incorporación de los jóvenes al mercado laboral, y tomando decisiones. Pero no soy optimista: la política es muy cortoplacista», se lamenta.

Con la crisis, los políticos se han olvidado de la demografía.

En 1995 nacieron poco más de 15.000 niños; es decir, 25.000 menos que en 1976. No están cubriendo el vacío que dejan las generaciones anteriores, las del 'baby-boom'. Esos niños llenaron los colegios, luego las universidades y cuando se emanciparon provocaron un aumento del precio de la vivienda.

Ahora ocurre lo contrario.

El cambio demográfico explica muchos procesos. Es común oír que las zonas de fiesta nocturnas se han quedado vacías. Para entenderlo basta fijarse en que el grupo de jóvenes de 16 a 23 años lo forman hoy alrededor de 150.000 individuos menos que a principios de los noventa.

Los periódicos cuentan historias de emigración. Sin embargo, ¿las estadísticas no sugieren quizá que en determinadas circunstancias puede ser rentable quedarse?

Es una decisión muy relacionada con la coyuntura. La demografía no puede ofrecer una respuesta. Es cierto que desde hace unos años hay menos personas en edad de incorporarse al mercado de trabajo que en edad de abandonarlo. Y esa situación se va acentuar, de modo que es lógico pensar que la demanda de trabajadores irá en aumento. Ello no ayuda a quien está sopesando quedarse o irse, pero debería ser una señal de alarma para las instituciones. Una sociedad en la que los jóvenes tienen que emigrar, y en la que además emigran los más preparados, es una sociedad que se descapitaliza y que no estará en situación de hacer frente a un relevo generacional complicado.

Otros países hicieron reformas para fomentar la natalidad. ¿Se ha hecho lo suficiente en Euskadi?

Se han tomado medidas, a veces no las más acertadas. Las ayudas monetarias directas se han utilizado con frecuencia, pese a la evidencia de su escaso impacto. Si queremos ayudar a que las personas tengan las hijas e hijos que deseen, hay que actuar sobre el coste social de tenerlos; es decir, pensar en los niños como un beneficio social y, por tanto, socializar sus costes.

¿Cómo se lograría ese objetivo?

Con un servicio universal y gratuito de escuelas de 0 a 2 años; permisos de paternidad y maternidad más generosos; actuaciones contra la discriminación laboral de las mujeres; una política de tiempo adecuada... Y concienciando sobre el aporte social de la natalidad. Uno de nuestros problemas es que esta sociedad no sitúa la vida y su sostenibilidad en el centro.

Hay una relevo generacional pendiente en la Administración.

Es un reto de la agenda política desde el punto de vista demográfico. Pero el decreto del Gobierno de Rajoy sobre la tasa de reposición no ayuda, y las consecuencias de no afrontar ese relevo pueden ser más perjudiciales que el temido colapso de las pensiones. Se recurre a la demografía para justificar las reformas y la destrucción del sistema público de pensiones, lo que sólo se explica por intereses económicos.

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