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Los Ultras Sur muestran su repertorio de símbolos durante un partido/ AP
'El Niño' se carga los Ultras Sur
VIOLENCIA EN EL FÚTBOL

'El Niño' se carga los Ultras Sur

El último golpe de estado en la peña más violenta del Madrid lo ha dado un neonazi del Atlético más 'broncas' que futbolero

FERNANDO MIÑANA

Domingo, 8 de diciembre 2013, 11:48

La historia de los Ultras Sur siempre ha estado marcada por las reyertas. Cada giro en la trayectoria de este grupo siempre vino impulsado por un golpe de violencia. Su génesis, de hecho, se produjo después de que los 'hooligans' del West Ham arramblaran con todo en el Bernabéu durante un partido, en 1980, contra el Castilla. Los pipiolos de la peña Las Banderas, muy gallitos, se encendieron. Decían que eso no podían consentirlo, que tenían que marcar su territorio ante las aficiones contrarias.

Durante la final de Copa de 1982 en Valladolid, donde el Real Madrid venció al Sporting, los adolescentes de Las Banderas se entretuvieron montando bulla en las gradas de Zorrilla. Los peñistas se hartaron y los expulsaron. De ese grupúsculo nació Ultras Sur.

Tres décadas después, Florentino Pérez, patrón del Real Madrid, parece decidido a darles puerta. La excusa para hacerlo se la han puesto en bandeja los ultras con una pelea, otra más. El escenario de la última trifulca fue el Drakkar, un bar de los aledaños del estadio donde hace años pisaban fuerte las botas Dr Martens de los cabezas rapadas que hinchaban pecho dentro de sus Bombers. El Drakkar no es otra cosa que un nido de neonazis donde los Ultras Sur calientan el gaznate antes de los partidos. Allí acudieron los nuevos jovenzuelos violentos con ganas de marcha ante la vieja guardia de la peña, a quien los años habían ido domesticando.

Antonio 'El Niño', un veinteañero que no pierde el tiempo en disimular que está allí por estar, porque es del Atleti y, en realidad, el fútbol no es que le importe demasiado, se plantó con su grupo de secuaces en busca de bulla en el bar con nombre de embarcación vikinga que regenta los días de partido Álvaro Cadenas, el último líder histórico de Ultras Sur, a quien la nueva hornada de forofos acusa de permanecer en el meollo para lucrarse con los negocietes que el Real Madrid consentía a la peña: la venta de las 250 entradas que les regalaba el club, comercialización de productos de mercadotecnia, la gestión de los viajes...

Ochaíta, el más violento

Cadenas no entró al trapo. El ultra ya no es el skin que corría detrás de los débiles junto a Ochaíta en los 90. Ahora es un cuarentón con familia y un prestigio que proteger dentro del despacho de abogados en el que trabaja. Ya no puede aparecer con una nueva raja en el cuerpo. Y ha cedido el dominio de Ultras Sur que heredó de su amigo Ochaíta, aquel otro joven violento que, inspirado en los neonazis que causaban pavor en el Madrid de los 80, se hizo famoso haciendo el bárbaro en el fútbol.

José Luis Ochaíta viajó a Oviedo en 1988 para animar al Madrid y allí, en plenas fiestas de San Mateo, decidió liar una gorda junto a Cadenas, El Gordo o Alberto Matesanz. Arrasaron una caseta comunista y regresaron como héroes entre los Ultras Sur. El grupo cogió fuerza con el beneplácito de Ramón Mendoza y algunos jugadores. El mismísimo Roberto Carlos, al acabar un partido, fue corriendo al Fondo Sur para entregarle en mano su camiseta a Ochaíta.

La lista de incidentes fue creciendo y creciendo. Algunos se divertían haciendo daño a otros los fines de semana y el lunes mutaban en brillantes trabajadores trajeados. Hasta que el 1 de abril de 1998 se pasaron de la raya. Los 'ultrassur' a muchos de ellos les gusta juntar las dos eses, del mismo modo que se tatúan el 88 en un hombro (la octava letra del abecedario es la H, y la doble hache simboliza el saludo nazi 'Heil Hitler') se subieron a la valla, que cedió y derribó la portería antes de un partido de la Champions. La gamberrada casi le cuesta la descalificación al equipo y el club, harto, decide desterrarlos al tercer anfiteatro. Luego, siempre esgrimiendo que son los únicos que animan, consiguieron instalarse en la parte baja de la Grada Lateral, y cuando llegó Florentino, los repuso en el Fondo Sur.

Pero su historia puede estar cerca del final si el presidente del Real Madrid se mantiene firme en su decisión de retirarles las entradas que les regalaban, unas 250, para terminar de expulsarles de allí y crear una grada joven como la que impulsó el Valencia hace dos años en uno de los córners de Mestalla.

Atrás quedarían tres décadas de violencia y xenofobia. Porque los Ultras Sur iban infundiendo miedo desde el Drakkar hasta la puerta 28 del Santiago Bernabéu, donde exhibían sin pudor todo tipo de simbología nazi. Después del partido salían de 'cacería' con Ochaíta a la cabeza. Pero 'Ocha', al borde del medio siglo, no está ya para muchos trotes y vive alejado de la tribu.

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