
SOLANGE VÁZQUEZ
Lunes, 25 de noviembre 2013, 10:37
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Lachlan Connors, un joven de Denver de 19 años, se había resignado a no ser un as de la música. No tenía oído. Daba clases de piano, pero no había forma. De hecho, le gustaba mucho más hacer deporte, sobre todo, jugar al lacrosse, una disciplina donde se usa un palo con una red para pasarse una pelota y meter goles. Sin embargo, un día, durante un partido, se truncaron sus sueños de llegar a ser profesional: Lachlan sufrió una mala caída y se golpeó la cabeza. "Recuerdo que cuando me levanté, me sentí mareado. Entonces no me podía imaginar que había pasado algo malo", recuerda el joven. En los siguientes encuentros se golpeó la cabeza varias veces más y el joven comenzó a sufrir convulsiones y alucinaciones, lo que le llevó varias semanas al hospital, según ha recogido la publicación Russia Today.
Los médicos le prohibieron seguir jugando. Todo un mazazo para él. Pero, al menos, la vida le iba a dar un regalo de consolación: un enorme talento musical y una facilidad pasmosa para aprender a tocar instrumentos. De hecho, ha aprendido a tocar la guitarra, el piano, la gaita, la mandolina, el acordeón... y así hasta trece instrumentos.
Su madre está estupefacta y los médicos consideran, tal y como recoge el canal Sky News, que tal vez los traumatismos que sufrió haciendo deporte han afectado a una parte del cerebro que Lachlan tenía infrautilizada. Así, creen que el muchacho tenía su talento oculto en algún lugar de su cabeza... y que ha salido de su escondrijo a base de golpes.
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