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CARTEL MUSICAL DE LAS FIESTAS DE BILBAO

Pero... ¿son tan malos los conciertos de Aste Nagusia?

Los sonidos mestizos, el pop electrónico y el flamenco reinan en un programa que destierra el rock de guitarras

CARLOS BENITO

Lunes, 5 de agosto 2013, 17:39

Las fiestas populares van creando sus propias tradiciones, y los aullidos de escándalo y decepción al anunciarse los conciertos de la Aste Nagusia se han convertido ya en una de esas costumbres arraigadas. Hasta se podría incorporar al programa el chasco generalizado, como un aperitivo amargo que logra una extraña unanimidad entre los bilbaínos: según la encuesta de circunstancias organizada ayer por este periódico, alrededor del 95% de quienes han votado desaprueba la selección de este año. ¡El 95%! ¡A ver con qué otra pregunta lograríamos esos resultados! El Ayuntamiento no debería sorprenderse: en cierto modo, es culpa suya, por defender durante años que una villa de 350.000 habitantes podía y debía tener conciertos enormes, deslumbrantes, atractivos para el nativo y el forastero, capaces de atraer hasta público internacional.

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Con la crisis nos ha llegado el momento de hacernos a la idea del 'menos y peor'. A lo mejor una manera de mentalizarse es consultar los programas de fiestas de ciudades similares en población, como Alicante, donde estos últimos sanjuanes tuvieron a M-Clan, Macaco, Robert Ramírez y un tributo a Queen. Pese a los recortes, lo de Bilbao sigue estando muy lejos en cantidad, con ocho escenarios que exceptuando el nuevo del Parque Europa ofrecen propuestas todas las noches. En cuanto a la calidad, es un criterio que muchas veces se acaba confundiendo con el acierto a la hora de barajar todos los estilos y ofrecer algo a todo el mundo: de hecho, en esa eterna discusión suele dejarse fuera el escenario cosmopolita de la Plaza Nueva, donde la calidad está prácticamente garantizada.

El gran ausente de los tablados principales será este año el rock más o menos ortodoxo: no hay metal, ni punk, ni 'indie rock', ni rock urbano, ni siquiera pop-rock comercial pero guitarrero, y la programación escora claramente hacia el pop sintético y los sonidos mestizos, impregnados de ska, trópico o rumba. El Ayuntamiento ha presentado el Parque Europa como el escenario para "grupos de actualidad". Son cuatro y, en realidad, uno no es un grupo: con un planteamiento marcadamente juvenil, allí reinará el baile electrónico gracias a la fiesta Aste Nagusi Dance y al proyecto madrileño Zombie Kids, a los que se suma el tirón adolescente de Auryn (algo así como los One Direction españoles) y la música festiva de La Pegatina, que para muchos constituyen el gran atractivo de este año. En su trayectoria de una década, el grupo catalán ha conseguido labrarse un público fiel y creciente, gracias a su alegría contagiosa y a esa actitud inteligente que les ha llevado, por ejemplo, a confeccionar camisetas exclusivas para esta Aste Nagusia.

En Abandoibarra, el escenario dedicado a los "conciertos y espectáculos populares", habrá más ska (los vitorianos Betagarri, un islote vasco en el programa), más rollito mestizo (Macaco), más pop electrónico (Fangoria y su grupo consorte, Nancys Rubias) y pop flamenquito (El Arrebato), con lo que, ciertamente, se confirma el destierro de ese rock que justo una semana más tarde estará sonando en Kobetamendi dentro del festival En Vivo. El resto de las actuaciones de Abandoibarra pueden englobarse en lo que llamaríamos vertiente 'adulta' del programa: la BOS con el pianista cubano Gonzalo Rubalcaba, el baile flamenco de Los Vivancos, la Banda Municipal y, como única estrella para el público más veterano, Ana Belén. En esa misma línea se sitúa la Plaza Nueva, con el surtido habitual de jazz, folk, reggae, música cubana y más flamenco.

¿Son tan malos los conciertos de Aste Nagusia como apunta ese 95%? Cuando superamos la reacción despechada del "todo me parece una mierda", tan repetida hoy en las redes sociales, habrá que decir que no: hay propuestas interesantes y, por supuesto, los seguidores del flamenco, de lo mestizo o del 'dance' no tendrían por qué quejarse. Pero, a la vez, la oferta parece claramente descompensada, sobre todo en una ciudad que aún anda chuleándose del poder de convocatoria de su festival de rock y en la que la mayor parte de la oferta privada anual se centra en ese género. Al rock le queda la muestra de bandas locales, bendita sea, donde estarán desde Brand New Sinclairs hasta Conflict Noise, pasando por Radio Crimen, Peligro Martínez, MaderaCore, Airless, Undécimo Mandamiento o esos Estampida a los que el dossier oficial rebautiza como Estampita. A nadie le puede extrañar que la afición rockera, tan abundante y tan pendiente de estos asuntos, ande hoy echando pestes de la programación en todos los foros a su alcance. Seguro que, de hecho, muchos llevan cuatro párrafos pensando que mucho mejor lo de Alicante.

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