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Imagen antigua de dos mujeres pidiendo el voto
Sacar partido al feminismo
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Sacar partido al feminismo

Una parte del feminismo cree que entrar en política es clave para trabajar por la igualdad. A otra corriente le basta que haya mujeres comprometidas en el seno de los partidos

ITSASO ÁLVAREZ

Martes, 4 de junio 2013, 21:20

El 13 de junio de 1999 un grupo formado por 64 mujeres españolas y un millar de voluntarias, entre ellas varias vascas, presentó la primera candidatura feminista al Parlamento Europeo. Era la única lista electoral para la Eurocámara compuesta íntegramente por féminas, una experiencia pionera auspiciada por la Confederación de Organizaciones Feministas Cofem-Femek. La abogada Lidia Falcón encabezaba la plancha electoral. Además, conformaban la lista la directora de cine Cecilia Bartolomé, la locutora de radio Juana Ginzo, la escritora Juana Castro, y la pedagoga, ya fallecida, María José Urruzola, entre otras. La iniciativa, largamente acariciada por el Partido Feminista de España, había tomado cuerpo tres años atrás después de que el colectivo vasco Lanbroa animara a constituir una candidatura que apostara "de forma decidida" por los derechos de las ciudadanas europeas.

"Esa Unión de las naciones, de los pueblos, de los mercaderes o de los gobiernos, ¿ha tenido alguna vez en cuenta a las mujeres?", se preguntaban las impulsoras de la candidatura en la introducción de su programa, en el que se recordaba que España disponía de nueve millones de amas de casa que no percibían ningún tipo de salario y que, además, era el país de la UE "con el menor número de mujeres con un trabajo remunerado". En los comicios para la Eurocámara, España cuenta como una única circunscripción y esto incrementaba las posibilidades de lograr representación. Por ello Cofem-Femek optaba por presentarse a las europeas y no a las municipales. La candidatura obtuvo algo más de 28.901 votos, pero para sacar una eurodiputada hubieran necesitado obtener el respaldo de 300.000 votantes. De aquí a un año, el 25 de mayo de 2014, el colectivo español Iniciativa Feminista, que nació en 2006 a partir de su homónimo en Suecia, quiere volver a intentar "pintar de lila varios escaños de Estrasburgo" junto con otras candidaturas feministas.

¿Pero cuál es el sentido de los partidos feministas? Una corriente del feminismo cree que cualquier contacto con el poder político puede provocar una fatal contaminación que empieza por obligar a hacer concesiones y acaba neutralizando las aspiraciones y reivindicaciones de cualquier movimiento que busque el cambio social, y que por ello la estrategia debe ser buscarse otro espacio propio de actuación al margen de las instituciones para poder seguir denunciando discriminaciones de todo signo. Otra parte, en cambio, opina que entrar en política es imprescindible para que la lucha por la igualdad de sexos sea algo más que una mera declaración de intenciones electoralistas y defiende la necesidad de que las mujeres accedan a la esfera del poder político y tomen parte en las instituciones públicas, si es necesario, conformando un partido propio.

En su artículo 'Ciudadanía y participación política desde la perspectiva de género', la profesora de Ciencia Política de la Universidad del País Vasco Arantza Elizondo esgrime los principales argumentos utilizados en defensa de esta postura. En primer lugar, "la presencia de mujeres en la vida política fomenta la igualdad". Asimismo, "su incorporación aumentaría la reserva de candidatas y candidatos elegibles". Otro motivo es que "es necesario que se tengan en cuenta los intereses y prioridades específicas de la población femenina". Y por último, se argumenta que "debido a factores biológicos y sociales, las mujeres desarrollan una cultura política diferente, más consensual, dialogante y pacífica".

Pero por parte del movimiento feminista parece existir una necesidad de reconocimiento para lo que hace. "La igualdad entre hombres y mujeres, aunque no lo parezca, no es una prioridad política para ninguno de los partidos que conforman el abanico parlamentario", denuncia Rosario Carracero, integrante de Iniciativa Feminista. "Si queremos una transformación real de la sociedad y acabar con la desigualdad, debemos participar en la política y en la toma de decisiones", apoya Lidia Falcón, líder del movimiento feminista en España desde los años sesenta. "Es una pena añade- que algunas de las feministas más válidas acaben en partidos políticos dirigidos por hombres, creyendo que así van a tener más poder". Beatriz Gimeno, integrante en su día de Cofem-Femek, da una vuelta a estos argumentos y sostiene que "ser feministas dentro de un partido sigue siendo insoportable". "A las feministas que lo somos y lo demostramos nos tratan en los partidos como si fuéramos niñas pequeñas y pesadas. Tú protestas airada pero razonadamente y ellos te miran sonrientes, te dan la razón, te citan en reuniones inútiles que saben que son inútiles pero que tú te crees las dos primeras veces. No osan enfrentarse políticamente a ti y hablarte con autoridad, no, como hacen cuando se discute algo político de calado". Y concluye: "Te dicen que no te desanimes, que es que todavía queda mucho machismo".

Fue precisamente la lucha contra el machismo de sus compañeros de partido lo que llevó a la sueca Gudrun Schyman a dejar el Partido de la Izquierda y cofundar Iniciativa Feminista, que parece algo más que una grupúsculo o una moda pasajera. De entrada, no está en guerra contra los hombres, hay algunos en sus listas electorales, y su manifiesto es más concreto que el de algunos partidos convencionales. "100% del salario, 50% de los permisos de paternidad y 0% de violencia", es su lema. Un partido feminista en uno de los países, Suecia, más feministas, apoyado en persona por la actriz Jane Fonda. Por libre Schyman pudo defender un programa en el que el primer punto era la equiparación salarial entre ambos sexos, si bien su objetivo era hacerlo algún día en el Parlamento hasta lograr que una ley obligara a cumplirla. Lo cierto es que no anda tan lejos. Schyman logró el 2,2% de los votos en las últimas elecciones europeas. Y en su país, en las elecciones de septiembre de 2010, los titulares se los llevaron la extrema derecha y su escaño, pero en la ciudad de Simrishamn, a orillas del Báltico, Iniciativa Feminista se convirtió en la tercera fuerza política con un 8,9% de los votos y cuatro escaños en los consejos municipales. La primera vez en la historia que un partido feminista conquistaba representación en una asamblea parlamentaria.

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