
EUROPA PRESS
Jueves, 10 de marzo 2011, 17:58
La ex teniente de alcalde de Portugalete ha declarado hoy en la Audiencia Nacional, protegida por una mampara que le impedía ver a los acusados de atentar en su contra, que la acción terrorista cometida en su contra en febrero de 2002 por un comando de legales de ETA le cambió la vida. "Ahora vivo permanentemente con miedo", ha agregado. La antigua edil, que se encuentra en la actualidad de baja a consecuencia del estrés post-traumático sufrido por la acción terrorista, rememoró ante el tribunal que juzga por el atentado a los miembros de la banda Asier Arzalluz Goñi e Idoia Mendizabal, cómo sucedieron los hechos.
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Cabezudo ha explicado que ella y el escolta que la acompañaba, consiguieron evitar el impacto directo de la explosión del carrito-bomba colocado por ETA en una de las calles principales de Portugalete porque casi todos los días cambiaban de trayecto en su camino hacia el Ayuntamiento. "El día del atentado coincidió que no íbamos por la acera por la que íbamos siempre", ha recordado.
La socialista ha indicado que la deflagración de la bomba la derribó y arrojó a su escolta por encima de ella por efecto de la onda expansiva. A pesar de la caída, el escolta se abalanzó inmediatamente sobre ella para protegerla. "Pensaba que iban a rematarme o algo así", ha dicho Cabezudo.
El atentado ha dejado secuelas a la ex primera teniente que tiene dañados los dos oídos y más de una veintena de fragmentos de metralla alojados en el cuerpo. "Fue un trauma terrible. A los pocos meses era incapaz de bajar a trabajar al Ayuntamiento. Tuve que dejarlo, me dieron una incapacidad por estrés postraumático que me surgió", ha recordado. "Mi vida cambió muchísimo, no puedo ser la misma persona, vivo permanentemente con miedo, ahora tengo dos escoltas que me siguen a todas partes y me llevan a todos los sitios, soy incapaz de salir a la calle sola", ha explicado.
Declaración del escolta
En el juicio ha prestado también declaración el escolta de la socialista, Ignacio Torres, que ha descrito los efectos que para él tuvo el atentado. "A raíz de esto pasé de ser un ciudadano que trabajaba a diario a encontrarme con 30 años con perdida de visión, de oído y un estrés psíquico. He tenido que cambiar de vivienda y hace año y medio tuve que someterme a una nueva operación", ha dicho. La explosión provocó heridas a una veintena de personas que se encontraban en la zona en el momento en que se produjo la explosión.
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Los dos acusados, que se enfrentan a una petición fiscal de 377 años de prisión por 20 delitos de intento de asesinato terrorista y uno de estragos se negaron a declarar ante el tribunal y a contestar preguntas. Arzalluz se limitó a indicar: "soy militante de ETA y no tengo nada que decir". Por su parte, su compañera de comando, Idoia Mendizabal, también reconoció ser integrante de la banda terrorista y añadió: "no le reconozco a la Sala ninguna legitimidad".
Ambos siguieron el juicio sentados juntos ante el tribunal, presidido por la juez Manuela Fernández Prado. Permanecieron en silencio durante la declaración de Cabezudo y Torres aunque después de estos testimonios comenzaron a hablar entre ellos y se rieron en varias ocasiones.
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'Txeroki'
El Ministerio Público acusa también de éste atentado al ex jefe militar de ETA Garikoitz Aspiazu Rubina, alias 'Txeroki', que se encuentra en Francia tras ser detenido en la localidad de Cauterets el 17 de noviembre de 2008 como resultado de una operación contra la cúpula de la banda terrorista y acumula en la Audiencia Nacional más de 20 causas por la actividad desarrollada en ETA entre los años 2000 y 2008.
Entre el público que asistió al juicio se encontraban los diputados socialistas Eduardo Madina y Txiqui Benegas. Ambos asistieron a la declaración de su compañera de partido y abandonaron la Sala antes de que finalizara la vista oral. El comando de legales que integraban los acusados fue responsable también del atentado contra el número dos de los socialistas en el Congreso de los Diputados.
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La fiscal Carmen Montfort, ha elevado a definitivo su escrito de conclusiones provisionales y ha explicado al tribunal que el artefacto explosivo, colocado en una calle céntrica del municipio, tenía la potencia suficiente cómo para matar "a cualquiera que pasara por allí". "Cómo pasa siempre con ETA, al comando no le importaba", ha agregado. Por su parte, la defensa --ejercida por el abogado Aiert Larralde-- pidió la libre absolución de los dos acusados.
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