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Varias personas hacen cola para subir en uno de los autobuses de Tuvisa durante la mañana de ayer en la calle La Paz, donde coinciden buena parte de las líneas del transporte urbano. / I. ONANDIA
Los urbanos, como un reloj
ÁLAVA

Los urbanos, como un reloj

EL CORREO analiza la puntualidad de cinco líneas de autobús y comprueba que la espera media en la parada es de 9 minutos , uno menos de lo previsto

IOSU CUETO

Jueves, 26 de noviembre 2009, 19:49

Los urbanos de Vitoria superan la prueba del cronómetro. O lo que es lo mismo, Tuvisa está en el buen camino para librarse de su principal 'maldición': las reiteradas críticas de los viajeros por la impuntualidad del servicio. Mañana se cumplen cuatro semanas desde la puesta en marcha de la reorganización de líneas propuesta por el Plan de Movilidad Sostenible, y EL CORREO ha salido a la calle para saber si los autobuses cumplen los tiempos prometidos. Dos redactores, cronómetro en mano, anotaron la llegada de 36 autocares de cinco líneas diferentes y el tiempo medio de espera en la marquesina fue de 9 minutos. Es decir, uno menos de los 10 minutos -antes rondaban los 15- que el Ayuntamiento se marcó como objetivo para que cada vez más ciudadanos se sintieran atraídos por el transporte público.

Los datos cantan. En las cinco líneas elegidas -L1, L4, L6, L7 y L8- Tuvisa indica que los urbanos deben aparecer cada diez minutos. A pie de acera, las frecuencias medias anotadas por los periodistas oscilaron entre los 6,8 minutos de la L4 -Lakua Mariturri- y los 10,3 de la L-7 -Sansomendi-Errekaleor-. En total se contabilizaron los horarios de llegada de 36 vehículos.

La experiencia sirvió para comprobar que los conductores tienen leves retrasos en momentos de más intensidad de tráfico, como por ejemplo a mediodía, cuando un urbano de la L-6 llegó al cuarto de hora a su marquesina de la Catedral. Por lo demás, los chóferes mejoraron los tiempos anunciados una y otra vez y el resultado fue doble: el vaivén de los autobuses era continuo y en las paradas se concentraba menos gente que miraba el reloj.

Todo indica que el Ayuntamiento ha pulsado la tecla correcta que los vitorianos dejen de echar pestes en las paradas. Y este objetivo, dicho sea de paso, no era tan complicado porque hasta el 30 de octubre las frecuencias iban de los 15 a los 20 minutos. Por eso mismo los usuarios de Tuvisa han aplaudido durante años la calidad de los autobuses, pero han lamentado su escasa puntualidad.

El Plan de Movilidad impulsado por el Consistorio ha intentado corregir esta situación. El ambicioso proyecto ha reducido los diecisiete itinerarios de Tuvisa en nueve grandes trayectos, y ha impulsado la construcción de carriles bus y la instalación de plataformas para evitar que los autobuses tengan que hacer maniobra para recoger a los viajeros. Y como las nuevas líneas ya no dan tantos rodeos, 144 de las 256 paradas han cambiado de sitio, de modo que los usuarios deben andar más para encontrar un cobertizo de Tuvisa. Este cambio tan radical no convence, ni mucho menos, a todo el mundo. De hecho, numerosos ciudadanos critican abiertamente la reorganización de Tuvisa porque la zona en la que viven se ha quedado «aislada» o tardan más en llegar a su destino.

«Tardo más»

Este periódico pudo comprobar ayer que buena parte de los pasajeros aplauden que el autobús tarde menos en aparecer, aunque consideran que esta mejora no les compensa. ¿La razón? Que con las nuevas líneas al final «se tarda más» en realizar el trayecto. «A mí ahora ya no me deja en Txagorritxu, sino en el Seminario, el servicio es peor», se quejaba Pilar Pérez, usuaria de la L-5. «El Ayuntamiento dice que hay que acostumbrarse a los transbordos, pero yo tardo 30 minutos más que antes», clamaba Jaione Ullate en la parada de La Paz. Asun Ramos, usuaria de la L-1, agregaba desde la Catedral que «aunque el servicio sea más puntual da mucha más vuelta».

De momento, los empleados de Tuvisa prefieren centrarse en los logros de la reorganización de las líneas. Miguel Aransay, miembro del comité, celebró ayer las frecuencias de paso conseguidas. «Me lo esperaba. Estamos volcados en cumplir el objetivo de llegar cada 10 minutos o antes». i.cueto@diario-elcorreo.com

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