EL CORREO
Viernes, 17 de abril 2009, 04:34
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La Asamblea de Madrid vivió ayer su particular guerra del agua. El pleno de la Cámara regional arrancó con una bronca de quince minutos entre los diputados y la presidenta, Elvira Rodríguez, por la decisión de ésta de prohibirles que tengan botellas de agua en sus escaños. ¿La razón? Evitar que se derrame y bloquee el sistema de votación electrónica, cuestión que ya ha ocurrido en numerosas ocasiones.
En la discusión, la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, se puso de parte de los que pedían agua. Incluso. salió del hemiciclo a por una botella, que introdujo en la sala, contraviniendo las indicaciones de Elvira Rodríguez. Ésta explicó posteriormente que, en la anterior Junta de Portavoces, se acordó que los diputados sólo tuvieran agua durante los plenos en la tribuna de oradores y que el resto, si quería beber, tendría botellas a su disposición fuera del hemiciclo, «exactamente igual que en el Congreso de los Diputados».
Nada de eso importó. «¡Queremos agua!», gritaron desde sus escaños algunos parlamentarios del PSOE, a los que Esperanza Aguirre replicó con su botella en la mano: «¡Y yo no la puedo beber hasta que no autoricen a sus señorías!». «Si todos los portavoces están de acuerdo en tener agua, deberían tenerla», insistió la presidenta madrileña, empeñada en animar la discusión.
«Lo lamento, pero el agua estropea el sistema de megafonía y el otro día nos abortó una votación», respondió Elvira Rodríguez, también muy firme en sus posiciones. De hecho, la responsable de la Cámara indicó a Esperanza Aguirre que entre sus funciones figura la de garantizar el derecho a voto de los diputados «y eso no se logra repitiendo las votaciones» cuando a alguien se le cae el agua y fríe los sistemas.
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Finalmente, ante las protestas de los parlamentarios, Rodríguez accedió a que tuvieran botellines; eso sí, bajo la advertencia de que no iba a repetirse ninguna votación si el circuito electrónico se estropeaba. Un accidente de este tipo ocurrió en el pleno del pasado 18 de marzo, cuando se votó el dictamen que exculpaba a la Comunidad del supuesto espionaje a políticos del PP.
La socialista Maru Menéndez expresó su queja «por el espectáculo lamentable», consideró que es una «medida absurda dejar sin agua a los diputados» y denunció que «las decisiones las toma Esperanza Aguirre por imposición». Por cierto, la presidenta pudo finalmente beber su botella.
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