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SONSOLES ZUBELDIA
Domingo, 10 de agosto 2008, 05:04
El Ayuntamiento de Castro Urdiales rehabilitará el edificio de la antigua estación del ferrocarril minero de Castro-Traslaviña, situado en la pedanía de Otañes, para transformarlo en un albergue con seis habitaciones. El inmueble se levanta en una de las cinco rutas verdes del municipio, por lo que es lugar de paso para muchos excursionistas. El proyecto también contempla recuperar los andenes para acondicionarlos como área de descanso para los senderistas, dotada de mesas, sillas y un bar que sirva comidas. Las obras arrancarán en noviembre y está previsto que el establecimiento abra sus puertas a finales de 2009.
El semisótano del inmueble, que en total ocupa 300 metros cuadrados, albergará un servicio de alquiler de bicicletas, la cocina, vestuarios, un almacén, la sala de calderas y el cuarto de máquinas del ascensor. Por su parte, la planta baja será un espacio multiusos como bar, comedor, sala de estar y espacio para colocar los paneles informativos sobre la senda natural de Castro-Traslaviña. Las seis habitaciones estarán distribuidas entre el primer piso y el bajo cubierta. Así, se habilitarán dos dormitorios dobles con baño -uno con servicio adaptado-, otra estancia con varias camas plegables y espacio para un matrimonio con hijos y tres cuartos más dotados de camas-litera.
Escuela-taller
Los trabajos de recuperación del edificio serán ejecutados por una docena de alumnos de la escuela-taller municipal con formación en albañilería y carpintería. El proyecto fue diseñado por el arquitecto Ángel Apezteguia Hernández y la subvención concedida por el Gobierno de Cantabria para materializarlo asciende a casi 380.000 euros.
Éste no es el único albergue que hay en Castro. Existe otro junto a la plaza de toros para peregrinos del Camino de Santiago. Este hospedaje dispone de espacio para 16 personas y cuenta con comedor, duchas y un lugar cerrado donde guardar las bicicletas.
Otras doce personas han trabajado durante el último año en el taller de rutas verdes de la localidad para adecentar los cinco 'caminos del hierro' que discurren por las pedanías del municipio. En este tiempo, los alumnos han rehabilitado estos senderos de incalculable valor paisajístico y cultural mediante el desbroce de maleza y matorrales, la estabilización de taludes y revegetación de algunas áreas, e incluso han colocado barandillas y señalizaciones.
Esta 'red natural' está compuesta por la ruta que desemboca en el límite con Vizcaya -túnel de Herreros-, conocida como Castro-Traslaviña, que discurre por las juntas vecinales de Santullán y Otañes. Otra de estas vías es la de 'El Piquillo' -entre Ontón y la playa de La Arena-. Castro-Alén, la senda de Dícido, en Mioño, y la de Setares, en Otañes, completan la oferta. En total suman 45 kilómetros.
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