Se buscan defensas

Fue la defensa la que dio consistencia al Athletic durante la pasada temporada. Llegó Joaquín Caparrós y suturó la herida por la que se le iba la vida a un equipo incapaz de sujetar las delanteras rivales. El club tiró de la chequera -se gastaron más de 13 millones de euros en fichajes- y firmó a Ocio e Iraizoz, logró la cesión de Asier del Horno y, además, el técnico sevillano se sacó a Koikili de la chistera. Armó una línea de contención sólida y bien arropada por los centrocampistas y, tras dos campañas inefables, frenó la sangría de goles en contra. La línea de los cuatro de atrás apenas admitía variaciones y sólo mutaba en casos de lesión o sanción. Ahora, sin embargo, la zaga se encuentra escasa de efectivos.

Basta con echar un vistazo a la plantilla rojiblanca para constatar que la defensa ha adelgazado en kilos y nombres. Al terminar la temporada, el club decidió no ejecutar la cláusula de recompra de Asier del Horno -costaba tres millones de euros- y el lateral regresó al Valencia. Luego le tocó el turno a Luis Prieto, un clásico en el vestuario rojiblanco, transparente para el entrenador andaluz. Caparrós le comunicó que no contaba con él -una obviedad verbalizada vistos los números del central- y el de Dima aceptó la oferta del Valladolid para ponerse a las órdenes de José Luis Mendilibar. Unai Expósito, por su parte, terminó su contrato sin opciones de negociar una renovación con el Athletic. Su despedida en Lezama fue amarga. Habló de «falta de respeto» y de que, hiciera lo que hiciera, sabía que «no iba a jugar».

En una brecha temporal muy corta -apenas dos meses-, el Athletic ha prescindido de dos laterales y un central sin firmar a nadie para cubrir estas demarcaciones; es decir, el equipo cuenta en estos momentos con sólo seis defensas específicos, Javi Casas incluido, para afrontar una campaña que el propio Caparrós ha catalogado de «durísima». La fuga de zagueros aún no se ha completado ya que tanto el club como el representante de Iban Zubiaurre buscan una salida para el futbolista de Mendaro, que sondea el mercado de Segunda A en demanda de minutos. El goteo continúa.

Reconversión

Aunque el club sigue insistiendo en que la plantilla «está cerrada», tras el fichaje de Iñigo Vélez de Mendizabal, todavía no hay que descartar la incorporación de un lateral izquierdo. Mientras tanto, Caparrós ha iniciado el proceso de reconversión para paliar la marcha de los jugadores defensivos. En los entrenamientos se ha podido ver que Ander Murillo actuará como lateral, recambio de Iraola, una permuta posicional para tapar el flanco derecho en el caso de lesión o sanción del defensa de Usurbil. El guipuzcoano apenas participó en seis partidos de la pasada campaña -uno como titular- para un total de 131 minutos. Quizás en su nuevo rol de 'comodín' le vaya mejor.

Caparrós tiene una fe ciega en la línea Iraola, Ocio, Amorebieta, Koikili, pero los relevos escasean. Está Ustaritz para dar consistencia al eje de la defensa y Murillo, ya desplazado del centro del campo, atenderá las necesidades del lateral derecho. En el flanco izquierdo, por su parte, no bastará con el coraje del de Otxandio para atravesar toda la Liga, por lo que habrá que activar la opción Javi Casas -el técnico de Utrera avanzó que tendrá ficha- si no llegan los refuerzos. Pensar en la 'huerta', en los canteranos como Agüeros y Ramalho -incluidos ayer en la convocatoria contra el San Roque-- es prematuro, razón más que suficiente para que el club apure sus posibilidades de contratación.

De lo que no hay duda es de que la línea defensiva rojiblanca repetirá las mismas caras de la temporada anterior. Se trata de procurar sustitutos de garantías en situaciones de necesidad. Las estadísticas son contundentes: Iraola participó en 36 partidos -35 como titular-; Ocio jugó un total de 27, todos desde el inicio; también Amorebieta, con 34 concursos; y Koikili, con 27 encuentros y 25 titularidades. Luego estaban las opciones de Ustaritz y Del Horno, utilizados con frecuencia, mientras que el resto apenas entró en los planes del técnico.